MADRE SOLO HAY UNA
Y OPORTUNIDADES TAMBIÉN
Y OPORTUNIDADES TAMBIÉN
Todavía recuerdo que mi elección por la radio en 1980, no acaparó los mejores comentarios de un sector de la familia. Claro está que, en aquella época, en que los militares iban dejando el poder en el Perú luego de doce años, habían muchas otras cosas que podían aparecer como más sugestivas. Pero como la mula que una vez describió Tom Waits, a más crítica, más pasión. Y, desde ese día en que me eligieron entre los ganadores del concurso de "nuevas voces", decidí quedarme hasta que yo mismo decidiera mi propio futuro.
Ayer, cuando publicamos una nota sobre Randy Rhoads, como recordando su fecha de nacimiento, incluímos una frase en la que el guitarrista declara abiertamente el apoyo de su madre en su entonces incipiente carrera, la que comenzó prácticamente de niño.
Hace poco menos de dos semanas, recibí un correo de Luis Guadalupe, el amigo peruano que recientemente estuvo en Santiago con motivo de la presentación de Queen + Paul Rodgers en Chile. Con firmeza, Lucho decía que finalmente se había realizado su sueño. En realidad, el título fue Crónica: El logro de un sueño. En la emotiva nota escribió: "He vivido la experiencia más espectacular de toda mi vida".
Cuando en septiembre de 1984 apareció el primer cable de la empresa brasileña Artplan Promoçoes anunciando un festival de rock en enero, quedé en estado de shock, como la canción de los Jacksons que era éxito en esos momentos (co-escrita con Freddie Mercury y en la que canta Mick Jagger). El cable llegó mientras hacía labores para Radio Panamericana. El evento se iba a denominar Rock in Rio y participaría un apetitoso elenco de actos angloamericanos, la mayoría, que jamás habían pisado América del Sur. Gobernaba el arquitecto Belaunde Terry y, las cosas en el Perú, andaban como siempre. O sea mediocremente. Pero como quiera que habíamos crecido así, la situación parecía normal. Después de todo, lo que se venía con García Pérez, sería mucho peor. Lo que ganaba en la radio me servía para mis vicios de aquellos días, la novia de aquellos días, y alguna que otra cosa más. Pero, a los 23, aún no había aprendido de ahorros.
No estoy en condición de decir cuál fue la experiencia más espectacular de mi vida pero, de que hubo muchas, no tengo la menor duda. Aquella mañana de septiembre en que literalmente arranqué la noticia de la máquina de teletipo (y la guardé para siempre), me hice la firme promesa de ir al evento. Recuerdo que compartí la buena nueva con tres personas de la radio, quienes gustaban del rock, las garotas y todo lo que ello trae. Pensé en Radio Panamericana, la que podría enviarme pero, surgía un problema... Yo era uno de los más nuevos del elenco y, por respeto a la antigüedad, tenía a varios, en especial a dos elementos, que podían fácilmente dejarme de lado.
Cuando llegué a casa, emocionado pero tranquilo, demostrando la suficiente madurez como para que mamá me hiciera caso, le solté todo el rollo. Por supuesto que, mamá, del rollo supongo que solo leía mis ojos. Le prometí que ese evento signficaría un paso muy importante para mi carrera, y que hasta haría cambiar mi vida, la que ya había empezado a descarrilarse un poquito... Esos años ochenta, pues.
No tengo el documento en la mano para nombrar a los artistas que se anunciaba, pero es muy posible que Michael Jackson y Van Halen estuvieran entre ellos. No todos rockeros pero grandes estrellas. Además se nombraba a los B-52's, Men At Work y the Go-Go's, tan de moda por esos días. También a James Taylor, George Benson y Al Jarreau, y a un bolondrón de pesados, entre los que estaban, Scorpions, Def Leppard, Ozzy Osbourne, Iron Maiden y AC/DC. Y como estrellas máximas del festival de diez días, a Rod Stewart, el grupo Yes y, los favoritos de Luis Guadalupe, Queen.
La movida tenía que ser rápida, antes de levantar las emociones y fanatismo de mis compañeros de radio. Tras mis súplicas por una manito para el pasaje, que resultó siendo mucho más que eso, mamá me dijo: "Te voy a dar para el viaje pero no lo comentes". Con nuestra mirada, sellamos el trato. Ese día comenzó mi viaje a Rio. Era septiembre. El siguiente paso era hablar con la gerencia de la radio para el permiso respectivo y, luego, arreglar los planes del mismo, como la fecha del viaje, el alojamiento, la credencial de prensa y eso.
Johnny López, mi compañero de algunas batallas, que más adelante serían muchísimas más, fue el primero en autoanunciarse como el enviado especial. Johnny tenía, amén de popularidad, los contactos suficientes para cubrir el evento para casi cualquier medio (si en caso "la Radio Más" no estuviera interesada). Y, con eso, supongo que el suficiente dinero que le producía su exitoso paso por la televisión. Y con Johnny, tenía que ser la alianza. Y con Johnny, ingresé a la gerencia. Y con Johnny nos dimos la mirada del faenón, apenas la gerencia nos dio el visto bueno.
En Radio Panamericana tuve a la mejor aliada de mi carrera. Se llamaba Elvira Gálvez, la secretaria de gerencia, quien también compartía nuestros éxitos. Elvira, como siempre, puso todo su esfuerzo para que el viaje se hiciera fácil. Fue ella quien tipeó todos los documentos que Johnny y yo necesitamos para el festival. Los internos y lo que se fueron hasta Brasil. Todos, firmados por la señora Raquel, la directora y gerente de la emisora. Por nuestra parte, cada uno hizo las reservaciones en su respectivo hotel, con su respectiva agencia de viajes. La mía fue una que encontré en Ave Rok, aquella revista que dirigía Franklin Jáuregui, en la que trabajaba Alfredo Rossell, quien fue mi primer contacto para la aventura carioca. A Alfredo lo empezaría a ver más seguido cuando Miki González empezó a ser popular, y él anduvo de representante.
De la historia recuerdo a Lucho Argüelles, colega y conductor de Fresas con Crema, y una de las tres personas con quienes compartí la buena nueva apenas supe del festival. Lucho, por su experiencia y sus años en la empresa, pudo haberme ganado el cupo. Pero también recuerdo muy bien, cuando me dijo que él creía que yo era el que debía viajar y que haría todo lo que estuviera a su alcance para apoyar mi candidatura, cosa que hizo en algún momento. Iván Márquez, mi maestro, quien siempre estuvo a mi lado. Y, Sammy Sadovnik, mi hermano de una y mil actividades, quien prefirió dejar pasar el evento, para, un par de meses más tarde, viajar a Europa. Para quien suscribe, éste era el primer trabajo internacional.
En enero del siguiente año, tomaba el avión a Rio donde me esperaba una tromba de agua. En medio del aguacero -la chuva como le llaman allá-, tomé el taxi que me condujo al hotel. En el trayecto hacia Copacabana, el chofer solo me habló de Cubillas, mientras yo pensaba en su majestad el rock and roll, y en mamá que me hizo posible esta historia.
Javier Lishner
Santa Clara, California
7 de diciembre de 2008
Ayer, cuando publicamos una nota sobre Randy Rhoads, como recordando su fecha de nacimiento, incluímos una frase en la que el guitarrista declara abiertamente el apoyo de su madre en su entonces incipiente carrera, la que comenzó prácticamente de niño.
Hace poco menos de dos semanas, recibí un correo de Luis Guadalupe, el amigo peruano que recientemente estuvo en Santiago con motivo de la presentación de Queen + Paul Rodgers en Chile. Con firmeza, Lucho decía que finalmente se había realizado su sueño. En realidad, el título fue Crónica: El logro de un sueño. En la emotiva nota escribió: "He vivido la experiencia más espectacular de toda mi vida".
Cuando en septiembre de 1984 apareció el primer cable de la empresa brasileña Artplan Promoçoes anunciando un festival de rock en enero, quedé en estado de shock, como la canción de los Jacksons que era éxito en esos momentos (co-escrita con Freddie Mercury y en la que canta Mick Jagger). El cable llegó mientras hacía labores para Radio Panamericana. El evento se iba a denominar Rock in Rio y participaría un apetitoso elenco de actos angloamericanos, la mayoría, que jamás habían pisado América del Sur. Gobernaba el arquitecto Belaunde Terry y, las cosas en el Perú, andaban como siempre. O sea mediocremente. Pero como quiera que habíamos crecido así, la situación parecía normal. Después de todo, lo que se venía con García Pérez, sería mucho peor. Lo que ganaba en la radio me servía para mis vicios de aquellos días, la novia de aquellos días, y alguna que otra cosa más. Pero, a los 23, aún no había aprendido de ahorros.
No estoy en condición de decir cuál fue la experiencia más espectacular de mi vida pero, de que hubo muchas, no tengo la menor duda. Aquella mañana de septiembre en que literalmente arranqué la noticia de la máquina de teletipo (y la guardé para siempre), me hice la firme promesa de ir al evento. Recuerdo que compartí la buena nueva con tres personas de la radio, quienes gustaban del rock, las garotas y todo lo que ello trae. Pensé en Radio Panamericana, la que podría enviarme pero, surgía un problema... Yo era uno de los más nuevos del elenco y, por respeto a la antigüedad, tenía a varios, en especial a dos elementos, que podían fácilmente dejarme de lado.
Cuando llegué a casa, emocionado pero tranquilo, demostrando la suficiente madurez como para que mamá me hiciera caso, le solté todo el rollo. Por supuesto que, mamá, del rollo supongo que solo leía mis ojos. Le prometí que ese evento signficaría un paso muy importante para mi carrera, y que hasta haría cambiar mi vida, la que ya había empezado a descarrilarse un poquito... Esos años ochenta, pues.
No tengo el documento en la mano para nombrar a los artistas que se anunciaba, pero es muy posible que Michael Jackson y Van Halen estuvieran entre ellos. No todos rockeros pero grandes estrellas. Además se nombraba a los B-52's, Men At Work y the Go-Go's, tan de moda por esos días. También a James Taylor, George Benson y Al Jarreau, y a un bolondrón de pesados, entre los que estaban, Scorpions, Def Leppard, Ozzy Osbourne, Iron Maiden y AC/DC. Y como estrellas máximas del festival de diez días, a Rod Stewart, el grupo Yes y, los favoritos de Luis Guadalupe, Queen.
La movida tenía que ser rápida, antes de levantar las emociones y fanatismo de mis compañeros de radio. Tras mis súplicas por una manito para el pasaje, que resultó siendo mucho más que eso, mamá me dijo: "Te voy a dar para el viaje pero no lo comentes". Con nuestra mirada, sellamos el trato. Ese día comenzó mi viaje a Rio. Era septiembre. El siguiente paso era hablar con la gerencia de la radio para el permiso respectivo y, luego, arreglar los planes del mismo, como la fecha del viaje, el alojamiento, la credencial de prensa y eso.
Johnny López, mi compañero de algunas batallas, que más adelante serían muchísimas más, fue el primero en autoanunciarse como el enviado especial. Johnny tenía, amén de popularidad, los contactos suficientes para cubrir el evento para casi cualquier medio (si en caso "la Radio Más" no estuviera interesada). Y, con eso, supongo que el suficiente dinero que le producía su exitoso paso por la televisión. Y con Johnny, tenía que ser la alianza. Y con Johnny, ingresé a la gerencia. Y con Johnny nos dimos la mirada del faenón, apenas la gerencia nos dio el visto bueno.
En Radio Panamericana tuve a la mejor aliada de mi carrera. Se llamaba Elvira Gálvez, la secretaria de gerencia, quien también compartía nuestros éxitos. Elvira, como siempre, puso todo su esfuerzo para que el viaje se hiciera fácil. Fue ella quien tipeó todos los documentos que Johnny y yo necesitamos para el festival. Los internos y lo que se fueron hasta Brasil. Todos, firmados por la señora Raquel, la directora y gerente de la emisora. Por nuestra parte, cada uno hizo las reservaciones en su respectivo hotel, con su respectiva agencia de viajes. La mía fue una que encontré en Ave Rok, aquella revista que dirigía Franklin Jáuregui, en la que trabajaba Alfredo Rossell, quien fue mi primer contacto para la aventura carioca. A Alfredo lo empezaría a ver más seguido cuando Miki González empezó a ser popular, y él anduvo de representante.
De la historia recuerdo a Lucho Argüelles, colega y conductor de Fresas con Crema, y una de las tres personas con quienes compartí la buena nueva apenas supe del festival. Lucho, por su experiencia y sus años en la empresa, pudo haberme ganado el cupo. Pero también recuerdo muy bien, cuando me dijo que él creía que yo era el que debía viajar y que haría todo lo que estuviera a su alcance para apoyar mi candidatura, cosa que hizo en algún momento. Iván Márquez, mi maestro, quien siempre estuvo a mi lado. Y, Sammy Sadovnik, mi hermano de una y mil actividades, quien prefirió dejar pasar el evento, para, un par de meses más tarde, viajar a Europa. Para quien suscribe, éste era el primer trabajo internacional.
En enero del siguiente año, tomaba el avión a Rio donde me esperaba una tromba de agua. En medio del aguacero -la chuva como le llaman allá-, tomé el taxi que me condujo al hotel. En el trayecto hacia Copacabana, el chofer solo me habló de Cubillas, mientras yo pensaba en su majestad el rock and roll, y en mamá que me hizo posible esta historia.
Javier Lishner
Santa Clara, California
7 de diciembre de 2008
6 comments:
Ese concierto fua alucinante, se pudo ver algo por la tele, como cuando el cantante de Iron Maiden se cortó la ceja con la guitarra, que suerte tuviste con el apoyo de tu mamá. Aparte de la experiencia del todo el festival, que imagino debe haber alucinante y difícil de explicar, Brasil es alucinante, he hecho pocos viajes fuera del país, pero el primer país que pisé fue Brasil , estuve una semana en Sao Paulo.
DE ESA EPOCA , RECUERDO QUE CON UNOS AMIGOS DECIDIMOS IR HASTA EL CONCIERTO, PERO COMO NO QUISIERON APOYARNOS, DECIDIMOS QUEDARNOS CON EL DINERO PARA PAGAR LA UNIVERSIDAD ESE CICLO, LA AVENTURA ERA LLEGAR POR CARRETERA, ASI QUE NO FUIMOS HASTA PUNO CRUZAMOS A BOLIVA DE AHI DEBERIAS IR DESDE SANTA CRUZ EN TREN HASTA BRAZIL
BUENO NUNCA LLEGAMOS NOS GASTAMOS EL DINERO Y DEMAS COSAS QUE PASARON.
SUPUESTAMENTE NINA HAGEN TOCARIA EN LIMA Y LA REVISTA AVEROK TRAERIA A ALGUNAS BANDAS DESPUES DEL CONCIRETO A LOCAL QUE ABRIERON EN LA VIEJA CSANO MARSANO EN LA AV, AREQUIPA NO RECUERDO COMO LE PUSIERON A ESE LOCAL, SUPUESTAMENTE SERIA EL SUPER LOCAL DE ESPECTACULOS.
MEN AT WORK CREO QUE TOCARON TAMBIEN, LOS PARALAMAS TAMBIEN TOCARON, DEFINITIVAMENTE EL PRIMER ROCK EN RIO FUE EL MEJOR, ESA FUE UNA EXPERIENCIA VERLOS EN SU MEJOR EPOCA, ESTUVISTE EN LUGAR Y LA HORA ACERTADA, ESE CONCIERTO ERA PARA TI, CREO QUE AHORA SE PODRIA HACRE ALGUN FESTIVAL ASI EN PERU, YA QUE EL PERU ESTA DE "MODA"
Así es, mi estimado Jorge. Brasil es maravilloso. Aunque uno solo haya conocido un par de ciudades, como es mi caso. Del festival de diez días, hay mucho de qué conversar. Ya habrá oportunidad con una chelita en el centro... jaja.
Saludos,
JL
Hola Canalla:
No puedo creer que se quedaron a medio camino. Yo conocí gente que la hizo por tierra desde el Perú. En cuanto a Nina Hagen, claro que recuerdo que se le anunció para una presentación en la Casa Marsano que se le denominó el Palacio de Verano. Estando aquí me enteré que, finalmente, la destruyeron. Pero yo sí recuerdo haber ido allí a ver algún concierto en esa época.
En cuanto a Paralamas do Sucesso, se convirtieron en la revelación local del evento. Tuve oportunidad de estar con ellos en la EMI de Rio. Men At Work no llegó a ir y, Whitesnake, reemplazó a última hora a Def Leppard, cuyo baterista, a tan solo once días del inicio del festival, perdió un brazo en un accidente.
Como dicen, unas son de cal y otras son de arena.
Un abrazo,
JL
Mi estimado Javier, muchas gracias por la mención en tu muy interesante nota.
Pues sí, han pasado ya 3 semanas del memorable concierto de QUEEN + PAUL RODGERS en Chile y me sigo reafirmando que esta ha sido la experiencia más espectacular de toda mi vida y de hecho, que marca un antes y un después en lo que se refiere a los conciertos a los que he tenido oportunidad de ir.
Me alegra que te haya gustado la crónica. Lo maravilloso es que el contacto con mis amigos chilenos a quienes conocí, se ha mantenido y se ha incrementado el aprecio y cariño.
Bien por tí que lograste estar presente en ese Festival Rock In Rio en el 85 que fue el marcó la pauta para los que vinieron.
Un gran abrazo para tí.
Tu amigo de siempre.
LUCHO GUADALUPE
Caray Lucho, interesante momento que te ha tocado de relacionarte con los amigos chilenos. Claro, yo sé que la música trasciende el nivel de los políticos y la política, tan llena de intereses.
Un abrazo,
JL
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