Saturday, May 31, 2008

FRANKENSTEIN: Venga a nosotros tu Reino

Del área de Beaumont–Port Arthur, en Texas, no solo emergió
Janis Joplin. También hubo un par de hermanos, albinos los dos, que, haciendo blues, salieron a la palestra uno antes que el otro. Se apellidaban Winter y si bien, Johnny, el mayor, se dedicó a la guitarra; Edgar, el otro, se convirtió en multi instrumentalista y excelente compositor. Sin duda que 1973 fue su año. Con "Frankenstein" y, más tarde, con "Free Ride", escribió su propio episodio en la historia del rock.

"Frankenstein" por The Edgar Winter Group.

Edgar Winter nació en 1946. Desde pequeño tuvo afición por la música. Bueno, eso se dice de todos y no dice tanto. Habemos demasiados que de pequeños tuvimos afición por la música y no pasó mucho.

Winter lanzó su primer disco solista en 1970. Incluyó "Tobacco Road". Después de esa experiencia formó su propia banda a la que denominó White Trash. Con ellos publicó únicamente dos discos. Pero, fue en 1972, con la elección de Dan Hartman, Ronnie Montrose y Chuck Ruff, con los que haría historia. Se llamaron The Edgar Winter Group.

Aún recuerdo el impacto que me causó "Frankenstein", para comenzar, por el nombre. Y, luego, por su instrumentación. Era fines de 1972 e ingresaba por la puerta grande a la programación de la limeña Radio Atalaya, en los 1300 del dial. De inmediato se encaramaría en la relación de las veinte de la semana para luego ocupar el primer lugar de la lista que cada sábado en la mañana presentaba Roly Cadillo.

Por esos días, la imagen del rubio músico texano se hizo muy popular. No solo aparecía en sendos artículos sino en las carátulas de algunas de las más prestigiosas revistas de la época. Circus y Creem, entre ellas. Su disco They Only Come Out at Night de 1973 llegó hasta las primeras ubicaciones. Es muy posible que haya sido este Winter uno de los primeros músicos que puso al sintetizador como instrumento principal de una canción. Sucedió en "Frankenstein", en donde además se le ve simpatizar con los timbales y el saxo.

Al año siguiente, el guitarrista Montrose se fue a formar su propia banda (con un cantante de nombre Sammy Hagar). Lo reemplazó Rick Derringer, otro capacitado músico quien había producido el exitoso disco de the Edgar Winter Group. A "Frankenstein" le siguió "
Free Ride". De ese álbum hubo más exquisitos temas, entre ellos, "Alta Mira". Con Derringer grabó el siguiente titulado Shock Treatment. En él, Dan Hartman se lució como compositor. Y, si bien es cierto, el disco no obtuvo los lauros de su antecesor, tuvo buena acogida en las listas norteamericanas. Hartman es el mismo guitarrista que en 1984 popularizó "I Can Dream About You".

The Edgar Winter Band en 2000: Melvin Brannon, Mitch Perry, Winter y Rick Latham. (FOTO: Marko Shark).

No fue sino hasta el año 2000, cuando en una tarde de verano me tocó reconocer al mismo personaje que tantas veces había visto en publicaciones. Al poco rato me tocó ver su show casi en primera fila. Los que por ahí andaban, sabían muy bien de quién se trataba. Además, la carrera del albino artista no había acabado en los setenta. Siguió grabando y participando en un sinnúmero de películas, aunque, posiblemente, nunca sea mejor recordado que por "Frankenstein". Aquella tarde, en San Jose, California, pude finalmente apreciar todo su talento en la interpretación de esa especial melodía. Estaba con la Edgar Winter Band.

Viendo tan de cerca al menor de los Winter, se me vino a la mente aquellos días en que escuchaba la radio en un pequeño aparato a transistores y todavía soñaba con el momento en que me dejaran ingresar al cinema a ver películas para mayores de 14 años. Por esa razón, mientras "Frankenstein" hacía furor, no pude ver La Aventura del Poseidón, cuyo tema principal, "
The Morning After" -grabado por Maureen McGovern-, ya teníamos en casa. De pronto, Winter bajó del escenario y lo vi tan frágil, tan humano, tan real, que para siempre se me fue la idea de relacionarlo con el Prometeo moderno.

Javier Lishner
Santa Clara, California
31 de mayo de 2008

Thursday, May 29, 2008

IRON MAIDEN: Santificado sea tu nombre

Bruce Dickinson podrá no tener el cabello tan largo como lo usaba hace veinticinco años pero, por lo visto anoche en el coliseo de Concord, California, podría asegurar que sigue tan atlético, por lo menos, como cuando llegó al escenario de Rio en enero de 1985, y aún eran quinteto. Seríamos injustos comparándolo en escena con Mick Jagger, por los quince años menos que tiene, y ni si quiera con David Lee Roth, y sus otrora saltitos, quien le lleva cuatro años de ventaja. Pero la energía, la actividad que realiza, y la fuerza en la interpretación, a sus casi cincuenta, seguramente, muchos quisiéramos tener al llegar a esa edad.


El Concord Pavilion fue construido en 1975 en la ciudad de Concord, a 33 millas (53 kilómetros) al Este de San Francisco, y diseñado por Frank Gehry, el mismo arquitecto que tiene en su haber titánicas obras como el Museo de Guggenheim en Bilbao o el Experience Music Project en Seattle, Washington. El coliseo cambió de nombre a the Chronicle Pavilion y, luego, aunque suene gracioso, a una compañía de colchones. Se llama the Sleep Train Pavilion. Pero sigue siendo el mismo local para unas 13 mil personas. En el Concord Pavi... perdón, en el Sleep Train Pavilion han actuado muchos nombres famosos como Bob Dylan, Diana Ross, Eric Clapton, Fleetwood Mac, KISS y Stevie Ray Vaughan. También Prince, 'N Sync, Destiny's Child y Avril Lavigne. Bing Crosby, por ejemplo, hizo allí su último concierto americano.

Como hubiera dicho Roberto Livi, la de anoche fue una fiesta inolvidable; o, como se hubiera referido el maestro Iván Márquez, "la noche de anoche fue más que espectacular". Cual fiera, Iron Maiden salió a matar o morir. Esa fue mi impresión cuando sus ahora seis integrantes se aparecieron luego de la introducción con las palabras de Churchill durante la guerra (el 4 de junio de 1940), y se lanzaron sin compasión a interpretar "Aces High", escrita por Steve Harris -su bajista fundador-, y que fue parte del álbum Powerslave, de 1984. Acto seguido, "2 Minutes to Midnight", del mismo clásico disco, continuó con la introducción al programa. Los primeros minutos del show presagiaban lo mejor.


El setlist que habíamos abrigado fue reformado aunque la base siguió siendo la misma. Como dicen, el orden de los factores no altera el producto. Terminada la primera hora de show habían cumplido con unas siete u ocho canciones, entre ellas, "Revelations" y "The Trooper". Por el ala izquierda, derecha para el público, Janick Gers, "el polaco" nacido en Hartlepool, Inglaterra, hace lo que quiere con la guitarra. No lo habíamos visto pero sí sabíamos, por palabras de su compañero, el guitarrista Dave Murray, que es capaz de tocar desde una hermosa y suave melodía hasta el más feroz riff de guitarra. Como añadió Murray, Gers es de por sí un espectáculo.

De los otros músicos en escena, el que permanece más tiempo al lado de Gers, diría que es Steve Harris, el músico guerrero que fundó la banda a mediados de los setenta. Y es que Harris le sigue a Dickinson en movimientos sobre la tarima. El bajista alienta al público por donde quiera que pase. En la otra punta, comparten el estelar entre Murray y Adrian Smith, el guitarrista que dejó la banda en 1990 para volver nueve años después. Y Maiden decidió que su reemplazo, Janick Gers, se quedara para siempre. Ahora, con Murray, son tres los guitarristas. Atrás, en la retaguardia, aunque muy escondido con semejante escenario, se encuentra Nicko McBrain, el baterista que ya cumplió veinte años con la Maidenmanía.


Para la segunda parte dejaron temas como "Can I Play With Madness?, "Heaven Can Wait", "Powerslave", "Run To The Hills", "Fear Of The Dark" y "Iron Maiden". Y, así, se despidieron no sin antes haber podido percibir a Eddie, la inmensa mascota que por tanto tiempo los acompaña, quien hizo su aparición durante "Iron Maiden".

Lo dijo la gente:

- "I was right there in the front. Right at the barrier! It was phenomenal! Iron Maiden is God! Up the Irons!!!"

- "This show rocked! Best concert ever! IRON MAIDEN!"

- "These guys are like fine wine, better the older they get!!!"

- "Fucking loved being there... I had lawn seats with two friends of mine. Probably the best live performance I have ever seen."

- "This show was so epic, especially the gigantic 12 foot robot Eddy walking around. and the demons, and Bruce, and everything else, this show kicked ass."


Como se presagiaba, el público no se movió. En realidad, el local, que se vio repleto, solo esperó la reaparición de los músicos que minutos después volvieron para rematar con "Moonchild", "The Clairvoyant" y el célebre "Hallowed Be Thy Name", con el que dijeron adiós a su paso por la Bahía de San Francisco. El olor, como que alguien hubiera estado quemando hierba, seguía siendo el mismo.

La gira Somewhere Back In Time, continuaba su curso bajo la guía del capitán Dickinson, vocalista de noche y piloto (de día) de la aeronave del grupo cuya tripulación llegó hoy a Irvine, en el sur de California. Ahí harán dos funciones. Nosotros, en tanto, prometemos no esperar otros 23 años para verlos de nuevo. Los 30 dólares de gasolina verdaderamente que sí valieron la pena.

Javier Lishner
Santa Clara, California
29 de mayo de 2008

NOTAS RELACIONADAS:
- EN LATINOAMÉRICA: IRON MAIDEN Y LA PRENSA
- En el nombre del Padre y del Hijo: ENTRE CRUCES Y OTROS AMULETOS

Tuesday, May 27, 2008

AYACUCHO

Para quienes fuimos creciendo en los años ochenta, que fuimos bastantes, la sola mención de Ayacucho, seguramente, nos recuerda demasiado. La década trágica para el Perú en donde la insanía, por un lado, y la brutalidad, por el otro, hicieron que todo un país viviera pendiente de un hilo; hilo que se quebraba a cada momento y casi en cualquier lugar. De eso, se ha hablado y escrito muchísimo, aunque las heridas queden siempre en lo más profundo de nuestras ánimas.


El hombre subió y habló:
Disculpen un momento, perdón
Yo no soy cantor pero canto
y esta es mi forma de pedir amor...

- "Ayacucho" - Jorge Mora

Ayacucho es uno de los veinticuatro departamentos en los que geográficamente está dividido el Perú y, a la vez, capital de la provincia de Huamanga. Su historia, su arte y su cultura, son parte de un rico legado. Sino que lo digan los Huari, quienes establecieron un imperio y levantaron numerosos centros urbanos para garantizar la producción y el control de sus recursos. Ahí, por ejemplo, el 9 de diciembre de 1824, se selló la independencia del Perú. Ayacucho está situada en Los Andes a 2,750 metros sobre el nivel del mar (unos 9,000 pies de altura).

Estando en la radio, no fuimos ajenos a la realidad que vivía el país. En 1985, siguiendo la notoriedad que iba alcanzando USA for Africa; en Lima, organizamos una cruzada para los niños huérfanos de la insanía terrorista en ese lugar del Perú. Una Asociación, un disco, y el trabajo de muchos, hizo que la campaña alcanzara la meta esperada. Se llamó Unidos y los fondos fueron a dar a casas-hogares en Tambo, Huanta y Huancapi. El nombre creo que lo sugirió Mache, la canción la escribió José Escajadillo, los arreglos recayeron en "Coco" Salazar, y la producción ejecutiva en Sammy Sadovnik y quien suscribe. Participaron artistas de diversos géneros y la obra fue encaminada por la Asociación Emergencia Ayacucho.

Cuando tiempo después un ex-compañero de colegio regresó de la zona, me visitó en la radio. Me comentó que en algunas tiendas aún quedaban los afiches que en 1986 habíamos impreso para promover la venta del disco. Lo escuché casi entre lágrimas, pues a nosotros el deseo de ir a Ayacucho se nos había sido privado por "razones de seguridad".

Ayer, leyendo el blog de Jorge Mora -el cantante Coco Silva de los ochenta- me topé nuevamente con Ayacucho, esta vez, con su canción que lleva el título de esa histórica ciudad. Cuenta Jorge que un día, estudiando Letras en la Universidad Católica, un menudo hombre subió al autobús que lo llevaba cada mañana al centro de estudios. "Empezó a cantar algo en quechua (el idioma hablado por los antiguos peruanos)". Le llamó la atención su modesta y sencilla vestimanta, "... pero muy pulcra", anota Mora. Mientras algunos pasajeros se alistaban para darle una propina -que es lo que se suele hacer con quienes suben a autobuses a demostrar algún tipo de arte-, el señor dejó de cantar y les contó su historia. Era un campesino de Ayacucho a quien, aparentemente, le iba bien hasta que apareció Sendero Luminoso y, luego, el ejército... Su vida y la de su familia, entonces, se convirtieron en un infierno. Les dijo el campesino que solo quería seguir sembrando y cosechando sus tierras. Pero no pudo. El destino, y las constantes amenazas de uno y otro bando, lo hizo salir de su cuna, de su pueblo, de su procedencia. La historia conmovió al estudiante, futuro psicólogo y -para bien de la música en el Perú- vocalista de Mix ("Blancas Ilusiones"), Espectro y Pax. Al llegar a la universidad, Mora no pudo prestar atención a nada.

Dicen que Ayacucho es uno de los centros turísticos más importantes para quienes aman el arte y la arquitectura colonial. Hay casi una iglesia en cada esquina, comentan. "Ayacucho", el tema compuesto por el propio Jorge puede ser escuchado aquí. Tiene mucha fuerza.

Javier Lishner
Santa Clara, California
27 de mayo de 2008


Monday, May 26, 2008

Entretelones
LAS GIRAS A NIVEL NACIONAL (PARTE II)

Aparte de las giras con La Más Más de Radio Panamericana, y la de Perú Rock con CATS Producciones, hubo otras que se desarrollaron durante nuestra carrera en los medios de comunicación del Perú. Una comenzó en 1989, mientras andábamos en la televisión y, la otra, se inició en 1992, mientras compartíamos la dirección de Talentvs, el centro artístico-educativo creado por Johnny López.

[FANTÁSTICO] No fue la gira más larga ni la más importante. Pero, seguramente, una de las más divertidas. Fantástico fue un programa que apareció en Panamericana Televisión en agosto de 1989, mientras, en Canal 13, yo conducía
Mirando la Radio, un show diario de videos musicales y entrevistas.

Compartían la conducción, Katia Balarín,
Rocky Belmonte y Franco Scavia. Lo que comenzó como una aventura sin cabeza, muy pronto, se convirtió, posiblemente por las cualidades de sus conductores, en el programa más popular de la televisión local. Mi alejamiento de Mirando la Radio, coincidió, casi, con el de Franco Scavia de Fantástico. Fue así que, en enero del siguiente año, recibí la llamada de Fernando Guille, el productor, invitándome a integrar el elenco que perdía a uno de sus miembros originales. En esa oportunidad, y por primera vez, la aventura que asumía, si bien era del espectáculo, no era musical. Debuté en Fantástico al día siguiente de mi cumpleaños número nosecuántos.

Fantástico en pleno. Con Katia, Rocky y Jean, y un hermoso fondo.

Hubo muchos concursos, premios, juegos y participantes pero, sobre todo, sintonía. Y, a diferencia de la televisora en la que había trabajado antes, ésta, llegaba a todos los rincones del país. El elenco artístico contenía presentadores, modelos, y bailarinas. Cada quien tenía su responsabilidad en la producción y, como quiera que las emisiones eran en vivo (o, como se dice ahora, en tiempo real), todos debíamos estar compenetrados con el trabajo de todos. Cristian Andrade, argentino igual que el productor, a quien yo conocía desde mis épocas de Radio Panamericana, hizo un excelente trabajo de coordinación. Su experiencia, merece resaltarse, estaba a la altura de ostentar el cargo de productor. Creo que los que trabajamos con Fernando y Cristian al mismo tiempo, fuimos afortunados.

En una de esas reuniones que hacíamos con frecuencia (me refiero a las de trabajo), Fernando anunció un nuevo paso en el programa. Se refería a la gira que el elenco empezaría a realizar en el interior, con los mismos juegos que mostrábamos diariamente en el set de "la esquina de la televisión", como se le conocía al Canal. Para muchos, fue una agradable noticia. Sobre todo, para quienes, a diferencia de Rocky y quien suscribe, no habían recorrido el país. Rocky, con su carrera de cantante, lo había hecho mientras no vivió en México.

Con Fantástico viajamos al norte, al sur y al oriente. En esa gira, a comparación de las anteriores, tuvimos diferentes experiencias. Como dijimos, no había música, o, por lo menos, la música no era el componente principal. Había, además, mucho elemento joven (y femenino), y, un alto porcentaje del grupo, tenía poca experiencia en viajes. Empero, eso, no fue óbice para pasarla tan bien, como en las anteriores.

El adiós de JL. Despedida con mariachi. Cumplíamos 300 programas.

En Tarapoto, en el departamento de San Martín, como en cada ciudad a la que llegamos, fuimos recibidos por público seguidor del programa que, por momentos, nos hacía sentir como Beatles. Katia, la imagen femenina del grupo, recibió flores en cada aeropuerto al que arribamos. En Tarapoto, todos recibimos flores. Aquella vez, el avión de regreso casi deja a Rocky y a quien suscribe, por haber estado conociendo la ciudad desde la noche anterior. Solo nos faltó meternos en los baños termales de Chazutayacu. Felizmente, todos llegamos a Lima, como se dice, sanos y salvos. Lo que casi no sucede cuando volvíamos de Arequipa.

Esa vez, el tiempo nos jugó una mala pasada y, estando cerca de aterrizar en el aeropuerto internacional Jorge Chávez, luego de unos veinte minutos dando vueltas alrededor del mismo círculo, y de empezar a escuchar suspiros subidos de tono; el piloto, de pronto, decidió regresar al sur para aterrizar de emergencia en la base aérea de Pisco, a 242 kilómetros de la capital. Por ser ese territorio militar, no pudimos descender de la nave. (Ese es el mismo aeropuerto que años después, en 2000, recibiría al desgraciado de Vladimiro Montesinos cuando llegó de Panamá). En ese aeropuerto, no pudimos ni siquiera acercar nuestras narices a través de las ventanas, pues nos hicieron bajar las cortinas como medida de seguridad. Ya estaba oscuro. En Lima, entre tanto, los familiares habían sido notificados de la eventualidad y del inminente retraso de la tripulación. Durante varios minutos, mientras nos encontrábamos dando vueltas encima del mar sin encontrar respuesta, algunos, hasta a los que nos tocó aplacar los ánimos, recordamos, muy bien, lo sucedido tres años antes con el equipo de Alianza Lima.

El aumento de animadores en el elenco (lo que hizo que los minutos de cada uno al aire fueran en sentido contrario), me hizo dejar el programa. En mi última participación, obtuve fotos con bailarinas y modelos, y casi con todos los compañeros con los que había compartido grandes momentos. Fue la noche que Fantástico cumplía trescientas emisiones al aire. Y, sin querer, mi despedida fue con torta y con mariachi. Esa vez, la torta no fue de pecanas.


[TALENTVS]
En 1992, luego de un lapso de vivir seis meses en Ica dirigiendo Radio Efextos, me enfrasqué en una nueva gira. Sería la más larga y, por su carácter educativo, si se quiere, la de mayor responsabilidad.

En la Cámara de Comercio de Pucallpa. Seminario de Talentvs.

Era junio, y me había tocado iniciar una nueva temporada radial, gracias al consejo de Diana García de Palacios. Por tercera vez, había encallado en Radio Miraflores a la que, un tiempo antes, Diana también había vuelto. Esta vez, regresaba para conducir El Gusano Eléctrico.

Johnny López, el popular presentador de la televisión peruana, amén de su trabajo de disc jockey en Radio Studio 92, había fundado una institución artístico-educativa con el publicista Freddy Chirinos Peña. En 1992, Chirinos ya había dejado la barca en manos del reconocido comunicador. Fue así como encontré la invitación de integrarme al equipo de la
Asociación Talentvs, como socio y director ejecutivo, cargo que también desempeñaba López. Como quiera que la escuela quedaba en Miraflores, y tenía cierta experiencia en las aulas, opté por aceptar la propuesta. Además, las clases comenzaban a las seis de la tarde y encajaban perfectamente con el horario de El Gusano Eléctrico, que, a pocas cuadras, terminaba una hora antes.

Una de las primeras ideas que se nos ocurrió fue la de llevar las actividades de Talentvs al interior del país. Ahí, en donde, los amantes de la radio, no tenían muy a la mano cursos prácticos de locución y oratoria. Con el apoyo de la empresa privada, pudimos, si quiera, empezar a soñar con esta nueva actividad. Johnny, quien comenzó desde muy joven en la radio, y, desde el 31 de diciembre de 1980, incursionó con éxito en la televisión, conocía bien el territorio. Quien suscribe, en cambio, con las actividades que venía desarrollando en los últimos años, tenía los contactos necesarios en cada ciudad. Así que, uniendo esfuerzos, experiencias e ideales, nació nuestra gira nacional de "Locución, Animación y Oratoria". La cosa comenzó a rodar en Chancay, ciudad al norte de Lima, en la que tuvimos poca asistencia. Como en la mayoría de actividades, sabíamos que solo el tiempo nos iba a reconocer el trabajo. Y sucedió. Hubo ciudades en las que, muy pronto, tendríamos a más de cien personas asistiendo a un seminario. Y, en alguna otra, más de doscientos en un auditorio. Por lo general, nos presentábamos en salones de los municipios, como el caso de Huacho o Imperial; en alguna aula de universidad, como en la San Luis Gonzaga de Ica; o, como en Chanchamayo, en un restaurante campestre en las riberas del río. Todo local es bueno, cuando de compartir conocimientos se trata...

Un día, paradójicamente, decidimos trasladar los seminarios a la capital. Así, organizamos varios eventos para el público en general que quisiera participar de esa actividad educativa. En Lima, le agregamos un ingrediente: la participación de colegas que, al igual que nosotros, disfrutaban compartiendo sus conocimientos. Entre los muchos comunicadores que pasaron por las aulas de Talentvs estuvieron, Zenaida Solís, Hugo Salazar, Sammy Sadovnik, Gina Parker, Randy Calandra, Reynaldo Aragón Jr., Miguel Humberto Aguirre, Álamo Pérez Luna, Elsa Arana Freire, Oscar Díaz Moscoso, Juan Alberto Mata y
Rulli Rendo.

Compartiendo con Reynaldo Aragón Jr., Randy Calandra y algunos alumnos.

El 1 de junio, una semana antes de partir a California, con auditorio lleno, di mi última clase. Fue en nuestra oficina de Miraflores, en la calle Berlin.

Nada más agradable que compartir, con otros, los conocimientos que alguna vez, otros, compartieron con uno. Y la gira fue un éxito. No obstante, aún sigo sin definir cuál de todas fue la mejor. Cada una tuvo su encanto y fue realizada en diferente momento.

Javier Lishner
San Jose, California
15 de diciembre de 2006

NOTA RELACIONADA:
- LAS GIRAS A NIVEL NACIONAL (PARTE I)


Sunday, May 25, 2008

EL MICRÓFONO Y YO (PARTE II)

El ambiente que se vivía en Radio Miraflores al momento de iniciar mi carrera era admirable, en contra de lo que uno podría pensar. Habiendo tantas figuras, a veces, el celo profesional ronda a los personajes. Cruzarse a cada momento con gente de la televisión con los cuales uno había crecido, como eran Linda Guzmán y Ricardo Fernández; o con profesionales que tenían en ese tiempo un espacio en la pantalla chica, como era Zandrox; o, escuchar en directo a voces como las de Enrique Llamosas o Pedro Roncallo, a quienes nunca les habíamos puesto una cara, nos empezaba a hacer sentir importantes. Pero, ello no era algo negativo. Muy por el contrario, nos alentaba a prepararnos para si quiera intentar estar al nivel de aquellos que, por lo general con buen semblante, subían y bajaban las escaleras del viejo local de Alcanfores 592.


No es que esos famosos nombres nos hubieran impresionado. No. Al menos, a quien suscribe, no. Era más que nada una cuestión de respeto. Poco tiempo antes de ingresar al concurso que me condujo a esta genial carrera, anduve personalmente entregando publicaciones a todos los líderes de los partidos políticos que, ese año, participaban en la carrera a la presidencia de la República, incluido el Jefe de Acción Popular y futuro presidente del país. Ahí conocí las viviendas de algunos candidatos como Alfonso Barrantes Lingán, Genaro Ledesma Izquieta y Luis Bedoya Reyes. Y hasta el estudio de don Luciano Castillo Coloma, presidente y fundador del Partido Socialista del Perú, en el centro de Lima. Además, había vivido en frente de un Presidente de la República a quien constantemente veía desde la otra acera. Y la Primera Dama, su esposa, visitaba la casa con mucha frecuencia. Por eso, la fama y la popularidad no me sorprendían. Después de todo, por unos años, había tenido de vecino al mismísimo Zandrox, el correcto profesor de astrología, quien por esos días conducía su espacio a las nueve de la mañana en los 1240 del dial, la AM de Radio Miraflores.

En ese entonces, la diferencia entre la AM y la FM, en cuanto a programación, era aún notoria. La AM tenía mayor sintonía y, las empresas que tenían la suerte de contar con ambas frecuencias, se preocupaban más de promover (digamos, vender) su estación de AM. En 1980, decían que la AM aún mantenía a la FM. En 1160 estaban, entre otros, Rafael Ortega y Jorge Rivera Basurto, ampliamente conocido como "El Abuelo". Posiblemente también, Pedro Silva. En Inca, seguramente, Coco Valderrama, Lucho Elías y Barry de las Casas. En Radio Panamericana AM destacaban Humberto Velásquez con las Súper Mañanas, Walter Gonzales con Disco Show, el "Chino" Lyon con La Hora Estelar y El Momento del Recuerdo, Kike Chávez con Esta Noche es la Noche, y, el maestro Iván Márquez, dando cátedra con Eva y Yo. En Radiomar sobresalían el popular "Ronco" Gámez y "el Primo Coco" Urbina. En tanto, en Miraflores, a unos pasos de su FM, en el mismo segundo piso, compartían la camiseta, Quique Cano-Alva, Nelly Mendívil Castro, Henry Venegas, Jorge Múñiz, Johnny López, Enrique Llamosas, Jorge Henderson y Perico Durán. Sammy Sadovnik, quien aún iba al colegio, había dejado Roller Disco, su diario programa en las tardes, y empezaba a tener sus audiciones los fines de semana.

Al lado del equipo que daba la cara, o sea, la voz, hubo también algunos nombres que fueron tan populares como los disc jockeys. Y es que, siendo los operadores técnicos las personas que estaban en todo momento al frente de la cabina, sus nombres eran mencionados casi cada vez que los deejays se autoreventaban cohetes. Esa era como una regla que todos aprendimos. Así, el más popular que encontré cuando llegué a la radio en 1980 fue Freddy Acarley. Además, se la creía. Un muchacho buena gente pero con un mood, como diríamos aquí, muy especial. Ese humor o genio que le cambiaba y que hacía que uno nunca supiese si estaba de buenas o no. Freddy se las sabía todas, porque había vivido los años de gloria de la emisora. Su hermano trabajaba en la administración, y su tía era una de las secretarias. Además, otro tío suyo era el asistente de la oficina y persona de confianza de la gerencia general. Se llamaba Willy Acosta, otro nombre que alguna vez oímos nombrar mucho a los disc jockeys de moda en los setentas, cuando Miraflores y Atalaya se peleaban el primer lugar. Con mood y todo, Freddy terminó siendo mi compadre, aunque esa es otra historia.

Para ese entonces, Diana García, luego de su brillante paso por Radio Miraflores con Tú, yo y mis discos, había tomado otros rumbos. Se había ido a la FF de América, que no era más que la refundada frecuencia modulada de la radio de Montero Rosas, con el sobrenombre de Frecuencia Fina. Y Diana -quien ya trabajaba para América Televisión- no se fue sola. Se llevó consigo a Speedy González, puntal de la FM miraflorina, y a dos de los mejores operadores técnicos que tenían en Alcanfores: José "Chepito" Ríos y Raúl "El Chato" Rosales. A ambos, cuyos nombres escuché desde mis primeros días de oyente casi una década antes, pude conocerlos posteriormente en los mismos estudios de Radio América. Recién, la banda de Frecuencia Modulada en Lima comenzaba a tomar impulso. Sin embargo, la selección de discos de la AM y la FM, todavía seguía teniendo sus diferencias. Una canción solista de Jon Anderson, el vocalista de Yes, como "I Hear You Now" (en realidad con Vangelis), por ejemplo, ni loco se podía tocar en la AM, a modo que uno tuviera corona y se llamara Johnny López. Y "Mestizo" de Joe Batan, tampoco en la FM, a modo que alguien fuera directora de programación y se apellidara Sugobono. Con todo esto, cuántas ganas daba de trabajar en la radio. Y nunca lo hubiera cambiado por una labor de saco y corbata, por más prestigiosa que fuera la compañía, como era Seguros El Sol.

Javier Lishner
Santa Clara, California
15 de mayo de 2008

NOTA RELACIONADA:
- LAS GIRAS A NIVEL NACIONAL (PARTE II)

Saturday, May 24, 2008

LA FOTO CON JORGE

En septiembre de 1987, el elenco de la Gira Enhorabuena llegó a los estudios de Radio Miraflores donde, con Sammy Sadovnik, conducíamos dos programas: Instantes, de diez a doce, y Perú Rock -cuyo slogan era "el estelar musical de los artistas nacionales"- de doce a una.


Jorge Henderson Palacios, conductor del popular espacio que se transmitía en América Televisión, arribó con Mache, Isis, Luis Alonso, Daniel, Jenny Higginson, Maryna Tafur, entre otros baladistas peruanos. Enhorabuena andaba promocionando la gira nacional que habían anunciado dos días antes en el Restaurante Don Quijote de Miraflores.

La gráfica con Jorge, en las afueras de la radio, data del 24 de septiembre. Por coincidencia, mientras al mediodía nos reencontrábamos con Jorge a través de la entrevista a su elenco; en horas de la noche, en una discoteca de Chacarilla, nos reencontrábamos con Liliana Sugobono, quien inauguraba el local bailable. Para ese entonces, ni Jorge ni Liliana -a quienes prácticamente les debo mi carrera (Ver EL MICRÓFONO Y YO)- ni quien suscribe, trabajábamos juntos.

Y solo para compartir con ustedes un día de aquellos años (y la manera como nuestra amistad iba muy por encima de la competencia), luego de la entrevista a Jorge y su elenco, quien suscribe se reunió con Walter Gonzales, en ese entonces gerente de programación de Radio Studio 92, y César Abril, su contraparte en Radio Panamericana, en un almuerzo en la Furia Chalaca. Ahí también estuvo Fernando Casas Barrantes, atento ejecutivo fonográfico y promotor de esas actividades. Así como con Liliana y Jorge alguna vez habíamos compartido la camiseta de Radio Miraflores; con César y Walter, habíamos compartido la de Panamericana. Pero el tiempo había movido las piezas. Sin embargo, a pesar de ello, más o menos así pasaban nuestros días con los colegas y amigos... y fuimos creciendo juntos. La competencia se daba en el aire.

Enhorabuena Gira 87 fue un estímulo para la que iniciamos tan solo tres meses después, en diciembre, bajo el nombre de Perú Rock Gira 88. Las giras...

Javier Lishner
Santa Clara, California
24 de mayo de 2008

Thursday, May 22, 2008

Y SE LLAMA PERÚ


Y SE LLAMA PERÚ - Vals
(Augusto Polo Campos)


Cosechando mis mares,
sembrando mis tierras,
quiero más a mi patria.
Mi nación que luchando,
rompió las cadenas,
de la esclavitud.

Es la tierra del Inca,
que el sol ilumina
porque Dios lo manda.
Y es que Dios a la gloria
le cambio de nombre,
y le puso Perú.

Atesoran sus playas
las riquezas pesqueras
de mi mar soberano.
En la sierra bravia,
la nieve perpetua
es bandera de paz.

La montaña en sus penas,
guárdame el petróleo
de nuestro mañana.
Y la tierra serrana,
nos da a manos llenas
el acero y el pan.

Y se llama Perú,
con P de Patria,
la E del Ejemplo,
la R del Rifle,
la U de la Unión.

Yo me llamo Perú,
pues mi raza peruana,
con la sangre y el alma
pinto los colores de mi pabellón.
(bis)

No hace falta que sea julio para profesar nuestro amor a la patria, a pesar de que el martes hayan ido solo cuatro mil personas al Estadio Nacional a ver a Whitesnake, que el miércoles Alianza Lima haya perdido 5 a 0, o, que hoy Laura Bozzo siga siendo una de las mujeres peruanas más populares fuera del país.

Javier Lishner
Santa Clara, California
22 de mayo de 2008

Tuesday, May 20, 2008

EL FÚTBOL Y YO

Nadie cree que ese flaquito, y ahora panzón, alguna vez pudo dominar el balón. Equivocados que están. De no haber sido porque, en aquella época, el fútbol local era tan mal pagado y, a la vez, no muy bien visto por nuestros padres, digo, como para seguirlo como una carrrera, el futuro disc jockey no hubiera conocido ni a Jorge Henderson ni a Liliana Sugobono, ni a ninguno de sus amigos de quienes tanto ha escrito en este blog. Posiblemente, veinte años después, hubiera, finalmente, conocido a Sammy Sadovnik, actual comentarista deportivo de Telemundo.


Pienso que se hubiera podido haber codeado con jugadores de su generación como Eduardo Malásquez o el "Diablo" Jaime Drago, con quien sí tuvo oportunidad de enfrentarse en uno de esos partidos interescolares. O, con los mellizos Vásquez, Christian y Cedric, futuros valores del Club San Agustín, de quienes me acuerdo desde cuando estaban en la primaria (yo con un año menos) y vivían en la calle Barcelona, en San Isidro.

La primera presea que creo haber obtenido por practicar el deporte, aún la poseo pero me da vergüenza decir el año. A pesar de su escueta dimensión, tuvo un significativo valor. Un año más tarde, mi mejor amigo del colegio en ese entonces, quien reside en España, su lugar de nacimiento, le dijo a mi padre: "Ahora Javier está jugando al fútbol...". Mi padre miró al muchacho casi como diciéndole, si eso el lo único que sabe hacer.

Por la influencia del hermano mayor, cuándo no, el fútbol fue desde siempre una pasión. Mi primer recuerdo importante del más popular de los deportes data de agosto de 1969. Era domingo. Nos encontrábamos de fin de semana con la familia en la Hacienda San José de El Carmen, en Chincha, propiedad de los Cillóniz. Éramos un buen grupo, contando con tíos y primos. Se jugaba un tan importante encuentro que el ganador obtendría el pase para el mundial del siguiente año, en México. El empate favorecería al entonces visitante. Jugaban Perú y Argentina.

En la habitación de la inmensa casona donde conectaron el bicolor aparato, en blanco y negro, hubo suficiente gente. Entre ellos, un pequeño que, a esa edad, debía estar pateando el balón afuera o corriendo en la caballeriza. Pero esa tarde, se quedó frente al televisor sin entender mucho de lo que pasaba. Tiempo después recordaría apellidos como Tarabini, Perfumo, Pachamé y Yazalde. Y Cejas, y Marzolini, y Albretch, y Gallo, y Marcos, y Brindisi, y Rulli, y Rendo, quien a tres minutos del final hizo el segundo gol albiceleste. Y sería el último del partido.

Esa tarde la escuadra peruana obtuvo el pase al mundial luego de empatar con su similar argentina en su entonces más renombrado coloso deportivo, la Bombonera de Boca. Ese evento del 2 a 2, con goles del peruano Oswaldo Ramírez, marcó un episodio para el pequeño que no comprendió los gritos ni los abrazos de sus mayores. El Perú, por primera vez, se clasificaba por mérito propio a una justa de esa naturaleza. En 1930, en Uruguay, había acudido como invitado.

Desde 1971 comenzó a llegar semanalmante a la casa la revista El Gráfico, la que, desde luego, fue la primera publicación a la que el muchacho hizo caso, con pasión. Un par de años más tarde, la Pop y la Pelo, le harían competencia desde otro frente completamente distinto: la música. Ese año, también pudo acompañar a su hermano mayor al cinema, para ver la que por mucho tiempo se convirtió en su película favorita: México 70. El filme era la reafirmación de todos los partidos que le había tocado ver por televisión, incluídos los de su país en León y Guadalajara. El Perú hizo una buena campaña y solo fue eliminado en cuartos de final por Brasil, futuro campeón del mundo. Aquella vez, Alberto Gallardo y el "Nene" Cubillas colocaron dos goles en el arco de Félix, el guardameta carioca.

Mientras su sueño era jugar en la cancha como Cubillas, meter goles como "Perico", o joder como Challe; en 1973, tuvo la primera oportunidad de defender una camiseta, y fue la de su colegio. Lo hicieron suplente. Se cree que por orden del Director, a quien sin ninguna razón aparente le caía mal. En el primer encuentro de campeonato cuando le tocó reemplazar al centro delantero -el más brillante del equipo- marcó un gol. Con ello, no solo alegró a sus compañeros sino que le calló la boca al imbécil del Director que, cuando el entrenador decidió incluirlo en el partido, puso sus dos manos en la cara como diciendo ¡qué vas a hacer, Emilio!, ante la muda cruz que le colgaba de su cuellote... Con esa figura en la mente el muchacho ingresó a la cancha. A la postre, su colegio ganó 4 a 1. Dos años después volvió a lucir la renovada camiseta de su centro de estudios y, a pesar de haber iniciado el certamen con un triunfo de 4 a 0, la clasificación les volvió a ser esquiva. Ya era titular y volvía a lucir el número 9 en la espalda.

En 1977, mientras en su mente estaba la idea de seguir administración de empresas, porque sonaba bonito cuando le preguntaban qué carrera iba a seguir; el muchacho comenzó las prácticas con miras al que sería el torneo más importante de su período escolar: la selección de categoría mayores. Cuando repartieron las camisetas, el número 9 automáticamente cayó en sus manos. Y esta vez, era dueño absoluto del puesto. Buena parte de las prácticas las realizaron en Breña, en el antiguo estadio de Universitario de Deportes, al que pertenecía el entrenador, Renato Zubiría, futuro dirigente del Club. Ahí compartieron con los juveniles de la escuadra estudiantil, entre los que sobresalía un jugador de apellido Palacios. El fogueo dio sus resultados.

Escribir de la campaña se hace tedioso. Pero no cuando compartimos el que tal vez fue el momento más memorable de su paso por las aulas y los campos de fútbol. En octubre -mientras los Bee Gees se alistaban para explotar con "Stayin' Alive" y el menor de los hermanos, Andy Gibb, hacía furor con "I Just Want To Be Your Everything"- varios medios escritos de la época, El Comercio y La Prensa entre ellos, publicaron escuetamente que el Maristas de San Isidro -a costa del San Agustín- había vuelto a ser Campeón de la liga de colegios religiosos (Del Torneo Coca Cola, su plantel había sido suspendido para siempre a raíz de una bronca acontecida cuatro años antes). Ahí, en la foto, estaba el flaquito, tomado del balón. Y por coincidencia, parado, el primero de la izquierda, estaba Lucho Torres, disc jockey fundador de Radio Doble 9 y, hoy, destacado arquitecto.

En menos de tres meses, Radio Miraflores elegiría "The Year Of The Cat" de Al Stewart, como la canción del año. Y, en menos de tres años, el flaquito entraría a formar parte del elenco de Radio Miraflores. Por su lado, Radio Panamericana hacía La Más Más por segunda vez consecutiva y, aunque parezca mentira, hasta hoy, nadie recuerda cuál fue el tema ganador. Sino que lo diga el amigo Miguel, quien desde hace buen tiempo viene investigando la situación y que, al igual que quien suscribe, es hincha de Alianza Lima; por coincidencia, el Campeón del Descentralizado del 77. Ese año, el Perú volvió a clasificar para la siguiente justa mundial, en Argentina. Y provocaba ser futbolista, no por dinero sino por pasión.

Javier Lishner
Santa Clara, California
20 de mayo de 2008

Monday, May 19, 2008

Whitesnake en el Perú
SE SOLICITA REPORTERO EN LIMA

Mañana, 20 de mayo, Whitesnake se presentará por primera vez en el Perú, en el Estadio Nacional de la capital. Habemos varios exiliados que, a lo lejos, desearíamos tener un reporte sobre la actuación del grupo liderado por David Coverdale en la tres veces coronada villa.


Mayo de 2008. David en el Credicard Hall de São Paulo.
(FOTO: Alexandre Cardoso).

Agradeceremos que alguno de nuestros lectores o visitantes nos hicieran llegar alguna crónica sobre lo que ahí acontezca. Si es que hubieran elegido ir, por supuesto.

Quien suscribe tuvo oportunidad de ver a la banda hace más de cuatro lustros, cuando el gran Cozy Powell vivía y, con técnica, le daba fortísimo a los tambores. A la izquierda del cantante andaba un rubio guitarrista con quien hablé varias veces por teléfono en mi intento por conversar con el vocalista. Se llamaba John Sykes. Y, con sus solos, por lo menos a quien suscribe y a otro peruano, nos dejó atónitos.

Esta vez, el súper cantante de Saltburn-by-the-Sea (North Yorkshire) aparecerá escoltado por una nueva banda que incluye a los guitarristas Doug Aldrich y Reb Beach, el bajista Uriah Duffy, el teclista Timothy Drury y el baterista Chris Frazier. Todos, a excepción del joven bajista, con una extensa experiencia en metal. Y, Drury, además, al igual que Bryan Adams, es un reconocido fotógrafo.

Por siaca. De hace una semana en Porto Alegre.

A rockear Lima, que por estos lares ya sabemos que no tendremos a Whitesnake por un tiempo. :-(

Javier Lishner
Santa Clara, California
19 de mayo de 2008

NOTA RELACIONADA:
- WHITESNAKE TOCARÁ EN LIMA

Sunday, May 18, 2008

EL AMOR ESTÁ EN EL AIRE

En 1978, "Love Is In The Air", fue un popular tema que lanzó a la fama a un vocalista llamado John Paul Young. Ni emparentado con John Paul Jones, bajista de Led Zeppelin, ni con Paul Young, el cantante inglés que en 1985 impondría "Everytime You Go Away". Ni si quiera con el coautor del tema, George Young, hermano mayor de Malcolm y Angus de AC/DC.

A continuación el tema que fue interpretado por este One Hit Wonder australiano -aunque nacido en Glasgow, Escocia- que debe haber vivido feliz los últimos treinta años con lo que le dio la canción. Como dicen, a quien Dios se la dió, San Pedro se la bendiga.


LOVE IS IN THE AIR
(Harry Vanda, George Young)

Love is in the air
Everywhere I look around
Love is in the air
Every sight and every sound

And I don't know if I'm being foolish
Don't know if I'm being wise
But it's something that I must believe in
And it's there when I look in your eyes

Love is in the air
In the whisper of the trees
Love is in the air
In the thunder of the sea

And I don't know if I'm just dreaming
Don't know if I feel sane
But it's something that I must believe in
And it's there when you call out my name

(Coro)
Love is in the air
Love is in the air
Oh oh oh
Oh oh oh

Love is in the air
In the rising of the sun
Love is in the air
When the day is nearly done

And I don't know if you're an illusion
Don't know if I see it true
But you're something that I must believe in
And you're there when I reach out for you

Love is in the air
Every sight and every sound
And I don't know if I'm being foolish
Don't know if I'm being wise

But it's something that I must believe in
And it's there when I look in your eyes


Javier Lishner
Santa Clara, California
18 de mayo de 2008

Friday, May 16, 2008

EL MICRÓFONO Y YO (PARTE FINAL)

Concluí mi reunión en gerencia y cuidadosamente cerré la puerta. Acababan de decirme que haría bien si me iba de la radio. No hacía mucho que había sido uno de los ganadores de un concurso al que Radio Miraflores denominó Nuevas Voces, y luego de morar mañana, tarde y noche en los predios de la emisora, me decían que "en el negocio de los seguros me iba a ir muy bien". Habían llegado a lo más profundo de mi corazón, a mi orgullo.


Liliana Sugobono, otra de las figuras que pertenecía a ese equipo de 1980, era la directora de programación de la FM. A Liliana, la había escuchado años antes mientras estaba en América y conducía esa lista anual que llamaba Casillero 60. Su inconfundible voz, y su apellido -que era el de un compañero de colegio quien resultó siendo el sobrino-, era inconfundible. Cuando tuve oportunidad de conocerla personalmente, pude apreciar su calidad y don de gentes. Amén de su labor como programadora, Liliana conducía diariamente El Expreso de las seis, el mismo espacio con el que la había escuchado años antes. Era un programa dedicado a la música del alma, el soul.

En frente de la radio, había un discreto establecimiento al que algunos de nosotros íbamos para adquirir desde bebidas gaseosas y emparedados hasta caldos y comida de fondo. Se llamaba Las Gaviotas. Si bien es cierto que no era la única tienda del área, sí era la más informal. Una cortina de plástico era lo único que separaba al comedor de la cocina. Lo que pasaba allá detrás fue siempre un misterio. Pero era como nuestro refugio. Juanito, el dueño, era buena gente y no se metía en nuestras conversaciones. Y ahí me quedé esperando a mi nuevo colega Jorge Muñiz, otro de los ganadores del concurso, quien desde esos días se convirtió en mi compinche. Hoy es como un hermano.

Jorge, quien actualmente reside en Toronto y dedica su vida al cine (acaba de regresar de la India, por ejemplo), era una de esas personas que nunca fallaba cuando se trataba de dar la mano. Pero esa vez, yo no necesitaba una mano sino un par de oídos. Y Jorge escuchó mi rabieta. Cruzamos la pista y regresamos a la radio, en donde algunos de nosotros solíamos quedarnos mirando y aprendiendo de los que más experiencia tenían. Sino que lo diga Gerardo Manuel, con quien pasábamos La Hora Pirata escuchando sus historias y viendo la espontaneidad con la que conducía su programa.

En ese entonces no había emisión nocturna del Noticiero El Momento, y -entre Liliana a las seis y Gerardo a las ocho-, a la siete de la noche iba Jorge Henderson. Su programa se llamaba Mundo Musical Iberoamericano y sería la base de su posterior éxito televisivo: Enhorabuena. El espacio fue muy sintonizado. Jorge era un poco celoso con su producción, sus discos, su operador técnico. Además, estudiaba voz con Margarita Ponce, que ya era bastante. Para tratar de acercarme a él, un día le presté un disco titulado Alto Voltaje, que era una recopilación de temas de grupos y artistas argentinos, entre los que recuerdo a Piero ("Soy un hombre que viene, soy un hombre que va") y Roberto Livi ("La fiesta inolvidable"). Lo recibió con gusto, agradeció, lo guardó en su casillero, y nunca más -ni mi hermano que era el dueño ni yo- lo volvimos a ver. O no fui muy claro cuando se lo presté, o no me comprendió.

Esa tarde, Liliana me vio cabizbajo y, como no era costumbre, me llamó a su cabina. El Expreso de la seis ya había empezado. Liliana era una persona muy comprometida con su quehacer cotidiano. Yo admiraba su convicción y la pasión con la que conducía cada minuto de su Expreso. Mientras iba de la cabina de locución a la del operador técnico llevando los discos que iba transmitiendo (por lo general, de su propiedad), me preguntó qué pasaba. Le comenté que era mi último día en la radio. Que había decidido irme porque algunos creían que iba a tener más éxito en la industria de los seguros. Me miró y, con esa voz que solo da la experiencia, me recomendó que me quedara. Compartió conmigo algunos pasajes de su carrera y me sembró nuevamente la duda. Pero de que me iba a trabajar a Seguros El Sol, no había duda. Ya me habían entrevistado, aceptado, y me esperaban, digamos, el lunes siguiente. Y en casa, solo de pensar que me iban a ver con saco y corbata, andaban felices. Liliana era la programadora y, como tal, me ofreció hablar con Buby, el gerente, al que le cerré cuidadosamente la puerta.

Terminado el programa llegó Jorge Henderson. Me vio ofuscado. Yo andaba con el 666 en la cabeza (o la "J" en la espalda, que es aún peor) y era muy fácil de darse cuenta. A Jorge no le gustaba mucho que hubiera gente mientras salía al aire. Para realizar un buen programa debía existir compenetración entre el disc jockey y el operador técnico, solía decir. Yo pensaba igual. Pero esa noche, Jorge me llamó a la cabina. Volví a encerrame entre viejos casilleros de madera de color plomo y un par de enclenques sillas, desde donde en las mañanas Pedrito, Enrique y Rómulo (Flores) leían las noticias. "Javier, esta carrera no es fácil", me dijo haciendo un gesto, mientras con la otra mano se acomodaba los bigotes. "Si ahora te vas, nadie te va a llamar. Nadie te conoce. Espera un tiempo, hazte de un nombre y recién has lo que quieras", me dijo casi literalmente. Jorge, por lo general, no andaba en bromas. Era una persona muy ocupada y, a la vez, uno de los engreídos de la programación por el éxito de su espacio musical y el de su estelar de los sábados, La Revista del Momento. En aquel programa de dos horas entrevistaba (conversaba debería decir) con importantes artistas, alcaldes, políticos y ministros de Estado. Me ofreció hablar con Buby, el gerente, al que le cerré cuidadosmente la puerta.

Nunca, hasta hoy, supe quién abogó literalmente por mí. Nunca supe cómo lo hicieron ni qué dijeron. Solo sé que al día siguiente se me dio un nuevo espacio en la FM, esta vez nocturno, para seguir conduciendo Reunión Acústica con la misma cortina musical de Rick Wakeman y la misma convicción de hacerme un nombre entre los Henderson y Sugobono. Al año siguiente, el que le cerré cuidadosamente la puerta, me haría programador de ambas frecuencias. Casi inmediatamente, junto a Juan Alberto Mata, habilitaríamos una oficina al lado de la de Pedrito Roncallo. Los que recuerdan deben saber que para ingresar a ese despacho, que también se convirtió en la discoteca de FM (porque la de AM siguió en la oficina de Pedro), había que pasar por un armatoste negro que pesaba una tonelada y cuyo sistema de transmisión, en tiempo (casi) real, nos traía la información alrededor del mundo. Teletipo, le llamaban. Era como el Yahoo! News de la época.

Jorge Henderson es aquel quien años más tarde, encontrándose en un hotel de Nueva York, mientras tomaba desayuno, vio en la otra mesa a un rubio y se dijo: "A este lo he visto en la carátula de algún disco". Era Rod Stewart. Liliana Sugobono es aquella que una vez, encontrándose en la cabina de Radio América, mientras contaba el dinero de su quincena que acababa de cobrar, mirando la luz roja encendida dijo al aire: "Esta es la hora en nuestro programa, son las seis de la tarde y quince centavos". A los dos les debo el que no hubiera pateado el tablero ni que hubiera habido jaque mate.

Javier Lishner
Santa Clara, California
16 de mayo de 2008

NOTAS RELACIONADAS:
- EL MICRÓFONO Y YO (PARTE I)
- EL MICRÓFONO Y YO (PARTE II)

Thursday, May 15, 2008

EL MICRÓFONO Y YO (PARTE II)

El ambiente que se vivía en Radio Miraflores al momento de iniciar mi carrera era admirable, en contra de lo que uno podría pensar. Habiendo tantas figuras, a veces, el celo profesional ronda a los personajes. Cruzarse a cada momento con gente de la televisión con los cuales uno había crecido, como eran Linda Guzmán y Ricardo Fernández; o con profesionales que tenían en ese tiempo un espacio en la pantalla chica, como era Zandrox; o, escuchar en directo a voces como las de Enrique Llamosas o Pedro Roncallo, a quienes nunca les habíamos puesto una cara, nos empezaba a hacer sentir importantes. Pero, ello no era algo negativo. Muy por el contrario, nos alentaba a prepararnos para si quiera intentar estar al nivel de aquellos que, por lo general con buen semblante, subían y bajaban las escaleras del viejo local de Alcanfores 592.


No es que esos famosos nombres nos hubieran impresionado. No. Al menos, a quien suscribe, no. Era más que nada una cuestión de respeto. Poco tiempo antes de ingresar al concurso que me condujo a esta genial carrera, anduve personalmente entregando publicaciones a todos los líderes de los partidos políticos que, ese año, participaban en la carrera a la presidencia de la República, incluido el Jefe de Acción Popular y futuro presidente del país. Ahí conocí las viviendas de algunos candidatos como Alfonso Barrantes Lingán, Genaro Ledesma Izquieta y Luis Bedoya Reyes. Y hasta el estudio de don Luciano Castillo Coloma, presidente y fundador del Partido Socialista del Perú, en el centro de Lima. Además, hasta hacía unas semanas (en que dejó el cargo), había vivido en frente del Presidente de la República a quien constantemente veía desde la otra acera. Y la Primera Dama, visitaba la casa con mucha frecuencia. Por eso, la fama y la popularidad no me sorprendían. Después de todo, por unos años, había tenido de vecino al mismísimo Zandrox, el correcto profesor de astrología, quien en los 1250 del dial conducía su espacio a las nueve de la mañana.

En ese entonces, la diferencia entre la AM y la FM, en cuanto a programación, era aún notoria. La AM tenía mayor sintonía y, las empresas que tenían la suerte de contar con ambas frecuencias, se preocupaban más de promover (digamos, vender) su estación de AM. En 1980, la AM aún mantenía a la FM. En 1160 estaban, entre otros, Rafael Ortega y Jorge Rivera Basurto, ampliamente conocido como "El Abuelo". Posiblemente también, Pedro Silva. En Inca, seguramente, Coco Valderrama, Lucho Elías y Barry de las Casas. En Radio Panamericana AM destacaban Humberto Velásquez con las Súper Mañanas, Walter Gonzales con Disco Show, el "Chino" Lyon con La Hora Estelar y El Momento del Recuerdo, Kike Chávez con Esta Noche es la Noche, y, el maestro Iván Márquez, dando cátedra con Eva y Yo. En Radiomar sobresalían el popular "Ronco" Gámez y "el Primo Coco" Urbina. En tanto, en Miraflores, a unos pasos de su FM, en el mismo segundo piso, compartían la camiseta, Quique Cano-Alva, Nelly Mendívil Castro, Henry Venegas, Jorge Múñiz, Johnny López, Enrique Llamosas, Jorge Henderson y Perico Durán. Sammy Sadovnik, quien aún iba al colegio, había dejado Roller Disco, su diario programa en las tardes, y empezaba a tener sus audiciones los fines de semana.

Al lado del equipo que daba la cara, o sea, la voz, hubo también algunos nombres que fueron tan populares como los disc jockeys. Y es que, siendo los operadores técnicos las personas que estaban en todo momento al frente de la cabina, sus nombres eran mencionados casi cada vez que los deejays se autoreventaban cohetes. Esa era como una regla que todos aprendimos. Así, el más popular que encontré cuando llegué a la radio en 1980 fue Freddy Acarley. Además, se la creía. Un muchacho buena gente pero con un mood, como diríamos aquí, muy especial. Ese humor o genio que le cambiaba y que hacía que uno nunca supiese si estaba de buenas o no. Freddy se las sabía todas, porque había vivido los años de gloria de la emisora. Su hermano trabajaba en la administración, y su tía era una de las secretarias. Además, otro tío suyo era el asistente de la oficina y persona de confianza de la gerencia general. Se llamaba Willy Acosta, otro nombre que alguna vez oímos nombrar mucho a los disc jockeys de moda en los setentas, cuando Miraflores y Atalaya se peleaban el primer lugar. Con mood y todo, Freddy terminó siendo mi compadre, aunque esa es otra historia.

Diana García, luego de su brillante paso por Radio Miraflores con Tú, yo y mis discos, para ese entonces, había tomado otros rumbos. Se había ido a la FF de América, que no era más que la refundada frecuencia modulada de la radio de Montero Rosas, con el sobrenombre de Frecuencia Fina. Y Diana -quien ya trabajaba para América Televisión- no se fue sola. Se llevó consigo a Speedy González, puntal de la FM miraflorina, y a dos de los mejores operadores técnicos que tenían en Alcanfores: José "Chepito" Ríos y Raúl "El Chato" Rosales. A ambos, cuyos nombres escuché desde mis primeros días de oyente casi una década antes, pude conocerlos tiempo después en los mismos estudios de Radio América. La banda de Frecuencia Modulada en Lima, comenzaba a tomar impulso. Sin embargo, la selección de discos de la AM y la FM, todavía seguía teniendo sus diferencias. Una canción solista de Jon Anderson, el vocalista de Yes, como "I Hear You Now" (en realidad con Vangelis), por ejemplo, ni loco se podía tocar en la AM, a modo que uno tuviera corona y se llamara Johnny López. Y "Mestizo" de Joe Batan, tampoco en la FM, a modo que alguien fuera directora de programación y se apellidara Sugobono. Con todo esto, cuántas ganas daba de trabajar en la radio. Y nunca lo hubiera cambiado por una labor de saco y corbata, por más prestigiosa que fuera la compañía, como era Seguros El Sol.

Javier Lishner
Santa Clara, California
15 de mayo de 2008

NOTAS RELACIONADAS:
- EL MICRÓFONO Y YO (PARTE I)
- EL MICRÓFONO Y YO (PARTE FINAL)


Wednesday, May 14, 2008

EL MICRÓFONO Y YO (PARTE I)

Entre 1992 y 1994, junto a Johnny López, sempiterna figura peruana de la radiodifusión, realizamos una gira educativa de dos años por diversos lugares del territorio peruano. La principal razón fue la de llevar nuestras experiencias por algunos rincones del Perú profundo donde, al igual que en la capital, los jóvenes, ávidos de interés por el micrófono, se esmeraban por aprender.


Durante esos años de imaginación y creatividad, como le llamo al tiempo que trabajé en la radio, pude a la vez aprender de otros; algunas veces, desde las cabinas, y, en otras, a través de instituciones educativas. Por ejemplo, con Juan Alberto Mata, ahora apostado en Costa Rica, asistimos a un curso de Producción de Televisión Educativa de 120 horas dirigido por Óscar Mavila, en el Centro de Teleducación de la Universidad Católica del Perú. Años más tarde, con Sammy Sadovnik, actualmente en Telemundo, acudimos a seminarios de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Lima que, por esos años, tenía como Decana a la españolísima Rafaela García. En el verano del 87, con músicos como Juan Carlos Caipo y los hermanos Óscar y Coco Bravo, concluimos un curso de Producción de Radio y Televisión en el Instituto Toulouse Lautrec de Lima. O sea, mientras trabajábamos y avanzábamos en la carrera, también nos íbamos cultivando.

En las cabinas, hubo algunos nombres que nunca podría olvidar. De ellos, existen dos que si bien es cierto no me descubrieron, sí les debo la razón de haber continuado en la profesión. La primera, una dama. El segundo, un caballero.

En 1980, con apenas unos meses en los micrófonos, quien suscribe era un vil desconocido. Claro, con algunos pergaminos personales bajo el brazo pero nada importante en lo que a medios de comunicación se refiere. Lo cierto es que en casa me habían conseguido un trabajo "serio" en la Compañía de Seguros El Sol. Y, seguramente, iría a ganar más soles, la moneda peruana por excelencia, que los que me pagaban en la radio por conducir Reunión Acústica, un programa diario de tres horas que comenzaba a las diez de la mañana.

La programación de Radio Miraflores FM por aquellos días era algo así: Noticiero El Momento de 6 a 9 a.m.; Miraflores a las Nueve, con Ricardo Fernández; Reunión Acústica, de 10 a.m. a 1 p.m.; música continuada de 1 a 2 p.m. hasta que llegó Juan José Vizcarra con un espacio demasiado loco para la época y las primeras llamadas al aire en la historia de la FM peruana; Jorge Cox a partir de las 2 p.m. con El Juke Box International (La Hora del Juke Box), y Hugo Salazar de 3 a 6 p.m. con La Música está aquí. Liliana Sugobono seguía con El Expreso de la seis y, una hora después, aparecía Jorge Henderson en la versión con sonido dolby de Mundo Musical Iberoamericano -el embrión de Enhorabuena-, que en la AM iba a las 10 de la noche. Le seguía Gerardo Manuel con La Hora Pirata. A las diez, Martha Mifflin dedicaba una hora a la música clásica. La salsa no existía en la frecuencia modulada aunque, paradójicamente, sería en Radio Miraflores, muy poco tiempo después, en donde se escucharía por primera vez bajo la conducción de Luis Delgado-Aparicio Porta.

Para tomar el puesto en Seguros El Sol, que nunca quise, hube de haber dejado el matutino programa que desde hacía pocos meses -con la cortina musical tomada de Viaje al Centro de la Tierra de Rick Wakeman-, animaba en la emisora de Alcanfores. Al llegar a gerencia con la noticia, se me invitó a que me fuera. "Tú puedes tener éxito en seguros", me dijo Buby, el director-gerente, quitándome casi el último apoyo que me quedaba. No tenía ni veinte años y el mundo se me derrumbaba. Salí de la oficina y si no tiré la puerta fue porque en casa nos habían enseñado que eso no era de gente educada. Preferí mantener la educación aunque quise mandar a la mierda a la radio y buscar un futuro diferente. Por primera vez se me hacía un nudo en la garganta. Pero fue ahí cuando aparecieron un par de personas, y la historia viró con el viento a mi favor. Reunión Acústica, a pesar del trabajo de saco y corbata en Seguros El Sol, no desapareció.

La dama y el caballero, no solo hicieron que me quedara sino que se convirtieron en verdaderos ejemplos para lo que vino después. Él por perfeccionista, ella por apasionada.

Javier Lishner
Santa Clara, California
14 de mayo de 2008

NOTAS RELACIONADAS:
- EL MICRÓFONO Y YO (PARTE II)
- EL MICRÓFONO Y YO (PARTE FINAL)

Tuesday, May 13, 2008

HAPPY BIRTHDAY, STEVIE!

Coincidiendo con su próxima presentación en el área el 5 de julio y con la venta de las entradas que se inició ayer, amén del hallazgo de una pieza que data de varios lustros, aprovechamos hoy para celebrar el cumpleaños de Stevie Wonder, una de las maravillas de la música contemporánea.

Love is the key, miembro desde 1981.

Si su tocayo, Steve Winwood, quien ayer cumplió años, comenzó su carrera profesional a los 15, y Rick Wakeman y Jimmy McCulloch también muy jóvenes; Wonder lo hizo a los 11. Desde entonces, van 46 años dedicados a la música y el arte.

Arribará a la Bahía de San Francisco este verano norteamericano y los boletos para su presentación en el Shoreline de Mountain View ya están a la venta. Aquellos, fluctúan entre $65.50 y $141.00, para butacas reservadas; en tanto, la entrada general para verlo desde el césped es de $35.50. Esta vez, Wonder compartirá música de su disco A Time To Love.

Nacido en 1950 como Steveland Judkins, en Saginaw, Michigan, el multifacético artista anda en su quinta década sobre escenarios y estudios de grabación. Wonder ha cosechado veinticinco premios Grammy y conseguido once números uno. Sus composiciones son interminables y nuestras felicitaciones también.

Javier Lishner
Santa Clara, California
13 de mayo de 2008

Monday, May 12, 2008

Stone the Crows
¿QUIÉN FUE MAGGIE BELL?

El mismo año del Summer of Love, 1967, mientras Janis Joplin y Grace Slick se convertían en símbolos femeninos de una generación que creía profundamente, entre otras cosas, en el amor y la paz; al otro lado del Atlántico, otra dama comenzaba su carrera como respuesta europea a la cantantetexana. Se llamaba Maggie Bell.


Al igual que Janis, Maggie Bell había nacido en enero, aunque dos años después. Y al igual que Janis, Maggie también escribía. Pero, a diferencia de Janis, participó de su primer disco, el año que Janis se iba.

A principios de los sesenta, cuando aún era quinceañera, Maggie Bell había iniciado su carrera cantando en lugares públicos. Cuentan que una tarde hizo un dúo con Alex Harvey -futuro líder de la Sensational Alex Harvey Band- y a través de él conoció a Leslie, su hermano. Leslie tocaba guitarra en una banda llamada Kinning Park Ramblers. Leslie invitó a Maggie al grupo. Y los Stone the Crows estaban en camino.

Peter Grant, el futuro hombre de Led Zeppelin, por esos días, manejaba a otro súper grupo llamado the Yardbirds. Ahí estaba un músico de nombre Jimmy Page que sería el eslabón para la formación de Zeppelin. Grant, viajando por Alemania, vio a un grupo llamado Power. La voz de la cantante le impresionó. Se llamaba Maggie Bell. A su lado, en Power, estaba Les Harvey, el guitarrista. Grant propuso trabajar con ellos y, de paso, sugirió un nuevo nombre: Stone the Crows. Completaron el conjunto, James Dewar en bajo, John McGinnis en teclados, y Colin Allen en batería.


La carrera del grupo iba en ascenso cuando el 3 de mayo de 1972, Les Harvey, tan escocés como ella, tocó el cable de un micrófono y quedó electrocutado. Tenía las manos húmedas. Sucedió en el Top Rank Ballroom de Swansea, en Gales. Y la historia del grupo obtuvo fecha de defunción.

Con Stone The Crows, Maggie Bell grabó cuatro álbumes: el autotitulado, y Ode To John Law, en 1970; Teenage Licks, en 1971; y Ontinuous Performance, en 1972. Peter Green, el guitarrista fundador de Fleetwood Mac se puso a las órdenes de los Crows como un posible reemplazo. Anduvo con ellos preparándose para un festival, pero no duró mucho. Steve Howe, el prodigioso guitarrista de Yes, les dio una mano. Finalmente, Jimmy McCulloch, cuyo nombre está íntimamente relacionado a los Wings de Paul y Linda McCartney y quien andaba en los Thunderclap Newman, también participó del proyecto. McCulloch fue quien culminó el inconcluso disco dejado por Harvey. Pero la magia de Les, no la volvieron a hallar. El conjunto desapareció a mediados de 1973.

Bell, quien había grabado en el Every Picture Tells a Story de Rod Stewart, hizo dos discos solistas: Queen Of The Night, en 1974, y, Suicide Sal, un año después. Ambos, producidos por Jeff Wexler. Dice Joe Viglione que la versión de Bell de "After Midnight", escrita por J.J. Cale, cautiva más que la de Eric Clapton. Por su parte, Grant decidió mantenerla dentro de su lista de protegidos. Pero la historia de quien, según el influyente Melody Maker, había sido la mejor voz de 1971, nunca más volvería a ser la misma.

En 1974, cuando Grant funda la Swan Song Records, incluye a Bell, al lado de nombres como Bad Company y the Pretty Things. Además de Led Zeppelin, claro está. Por esa razón es que Jimmy Page apoya musicalmente el primer disco solista de Maggie. En 1977 se lanza Great Rock Sensation, con relativo éxito. "Hazell" escala posiciones en el Reino Unido. Sin embargo, cuatro años más tarde, en 1981, haciendo dúo con B.A. Robertson, logra, con "Hold Me", su mejor ubicación en las listas inglesas.


En 2006, luego de vivir durante dos décadas en la holandesa ciudad de Rotterdam, la cantante regresó al Reino Unido para integrar The British Blues Quintet, al lado del legendario pianista (y a veces actor) Zoot Money, el guitarrista Miller Anderson, el bajista Colin Hodgkinson, y de su antiguo batero en Stone the Crows, Colin Allen, cada uno, entonces, con un envidiable currículo.

Javier Lishner
Santa Clara, California
12 de mayo de 2008

Saturday, May 10, 2008

EN GOOGLE: UN BLOG CON APELLIDO PROPIO

Para nadie es novedad que hace mucho tiempo el buscador de Google se llevó de encuentro a su contraparte de Yahoo. Aún recuerdo las primeras búsquedas a través de Altavista (el Google de su tiempo), Infoseek y Lycos, entre otros servidores que recién daban sus primeros pasos. Era mediados de los noventa, Yahoo se acababa de fundar, y, Google, no existía. Posiblemente, sus dos genios, Larry y Sergey, aún andaban planificando su futuro negocio desde un garage vecino, en Menlo Park, a veinte minutos de aquí.


Hoy, me está pasando lo que ni a Robert Plant le ocurre en la Internet. Que en el buscador de Google, entre las miles de personas que en el mundo nos apellidamos Lishner, Rock Around the Blog, es el primer resultado que aparece. O sea, quien quiera buscar a un Lishner y coloque solamente el apellido en Google, se topará con el suscrito como primera opción. Pensé que ese era un privilegio de los Dylan, McCartney o Beckham, pero veo que no.

Rock Around the Blog, a este punto, ha dado muchas alegrías a quien suscribe, siendo la mayor satisfacción, sin duda, la del reencuentro con tantos amigos con quienes había perdido el rastro. A ello se suma la apertura a nuevas amistades con quienes, sin conocer personalmente, existe una fluida y sincera comunicación. Es la magia de la Internet.

Creo que ahora podría estar vendiendo tamales en el blog y, seguramente, haciendo un poquito de dinero. Pero creo mucho más en el trabajo diario, a conciencia, en lo que uno sabe... Sin presiones, y con entera libertad, lo que, muchas veces, el comercio, impide. Creo en el aprendizaje permanente, creo en el karma. Y este blog, afortunadamente, tiene un poco de todo eso. Buena vibra, diría mi amigo Renzo. Y la vibra la ponemos todos. Así como comenzó, sin aspavientos, sin banderolas ni avisos publicitarios; hoy, sigue igual, con la única excepción de este mensaje cuya intención es agradecerles por sus permanentes visitas y comentarios. Ahora bien, si hubiera algún auspiciador interesado en anunciarse en este espacio, será bienvenido... jeje.

Qué podrían estar pensando los demás Lishner, los de aquí y los del otro lado del Atlántico, cuando ven que un blog sobre Judas Priest, Megadeth, los OVNIS o hasta Laura Bozzo, y escrito en castellano, aparece antes que sus post grados en psicología, sus libros sobre medicina, o sus actuaciones en innumerables películas... no sé.

Javier Lishner
Santa Clara, California
10 de mayo de 2008