Nuestra intensa luna de miel comenzó poco antes de que fuera elegido presidente del Perú, en 1985. Y no fue precisamente en París. Hubo una vez, en la oficina de programación de Radio Panamericana, en la que yo trabajaba, una discusión un poco subida de tono entre dos conocidos locutores y quien suscribe. Ambos, de familias norteñas, apostaban que Alan García era una excelente opción para el país. Quien suscribe, también con sangre norteña, en cambio, no creía en el populismo y la oratoria del candidato del APRA. Con poca experiencia en política, tenía, simplemente, olfato. Pasó por ahí la directora-gerente de la empresa radiodifusora y, la distinguida dama, se sumó al intercambio de opiniones. Para asombro de quien suscribe, se puso del lado de los dos experimentados disc jockeys.
Había alguien más por ahí, seguidor convicto y confeso de la doctrina de Víctor Raúl Haya de la Torre. Quien suscribe, que se caracterizó desde muy joven a saber defender sus ideas, no se amilanó ante la mayoría que tenía en frente. El suscrito era uno de aquellos que sabía muy bien el paradigma entre lo cualitativo y cuantitativo. Y aquella vez no estaba dispuesto a dejarse sorprender. Así que siguió defendiendo lo que hasta ese momento era un pálpito. Hasta que la propietaria de la empresa, tras dejarnos su parecer, siguió su camino. El intercambio de opiniones terminó al rato. Y seguimos siendo muy buenos amigos. Al poquísimo tiempo, Alan García, con la ayuda de estos cuatro, salía electo Presidente de la República y, en julio, poniendo una mano en la Biblia, como manda la Constitución del Perú, por Dios y por la Patria, juramentaba en el cargo.
El comienzo fue feliz, a no ser del terrorismo que comenzaba a tomar fuerza mientras el país andaba bajo el mando del nuevo gobierno. Hasta que un día comenzaron a hacerse habituales los "balconazos". Se veía a leguas que lo que emanaba del balcón era puro populismo. Puedo asegurar que no era envidia a los aplausos que obtenía García, porque, por esos días, aunque en menor cantidad, quien suscribe también los recibía. Claro, no desde el balcón de Palacio, pero sí en grandes escenarios como los de la Plaza de Acho, el Auditorio Amauta o el Campo de Marte, cuando no en algún coliseo del interior del país.
Recién ungido Presidente de la República, el joven mandatario convocó a algunos de los más representativos artistas peruanos a una reunión en su imponente residencia del damero de Pizarro, la que le fue prestada por solo cinco años (antes del 28 de julio, vivió en un discreto departamento en Miraflores y no en la mansión que más tarde se hizo en Chacarilla del Estanque, antes de comprarse un lujoso departamento en una de las zonas más caras de París). La temática original de esa reunión en Palacio, que para variar nunca se cumplió, fue el apoyo al elemento nacional; el que, según él, había estado siempre olvidado. ¡Oh, novedad! Entre otros, Luis Abanto Morales, Óscar Avilés, Pastorita Huaracina y el Zambo Cavero, participaron con mucha ilusión del festín (Una suerte de Ricky Martin en la Casa Blanca). También asistieron, Ricardo Blume, quien dirigió un discurso en nombre de los artistas, el cual, aparentemente -de acuerdo a uno de los invitados-, no fue muy bien comprendido por el gremio; y, Rulli Rendo, quien, al igual que Blume, gozaba del éxito obtenido en el exterior. Al músico chiclayano de los popurries, esperanzado en su patria, le tocó sentarse al lado de Pilar Nores, esposa del mandatario. Yo, sentado en el escritorio de mi casa, seguía creyendo lo mismo que poco tiempo antes había dicho en la oficina de programación de la emisora de Mariano Carranza. Finalmente creo que lo único que sucedió después de esa convocatoria de artistas, fue la muerte de Alejandro Ascoy, uno de los más queridos músicos criollos, quien, esa tarde, también aplaudió al Presidente. El legendario ejecutante falleció después del almuerzo. Era septiembre. Debido a la lamentable noticia, la prensa, a pesar de la pena, medio en broma y medio en serio, se preguntó qué menú les habrían dado. Cuatro décadas antes, Ascoy había participado de otra velada presidencial (aquella vez con su hermana Rosa, "La Limeñita"), cuando en 1944, Manuel Prado Ugarteche, también con disfraz de criollo, instauró en el Perú, el 31 de octubre, "el Día de la Canción Criolla".
Pasado el medio año del 85, luego del lanzamiento del proyecto Unidos para beneficiar a los niños huérfanos del terrorismo en Ayacucho, gestión que, junto a Sammy Sadovni habíamos iniciado con once artistas en Radio Panamericana, buscamos refuerzo para la función administrativa de la obra (la parte artística parecía que iba en buen cauce). Una persona de la Universidad de Lima con quien, dicho sea de paso, andábamos trabajando algunos proyectos musicales paralelos para el citado centro de estudios, nos sugirió acercarnos al doctor Alberto Valencia Cárdenas, diputado por Ayacucho. La recomendación de la señora Serpa, nos pareció coherente y, sin ni siquiera pensar en la filiación del experimentado político, aceptamos la sugerencia. Fuimos entonces a visitarlo a sus oficinas ubicadas en el centro de Lima. Allí, en horas de la tarde, nos esperaba su secretaria. El abogado nos invitó a pasar a su despacho y, recostado en su sillón, escuchó nuestro proyecto, el cual, con cierta inocencia, le fuimos contando. "No creo que pueda hacer nada por ustedes, muchachos. Ando muy ocupado en la Cámara", nos dijo sin mayor contemplación. Nos entregó su tarjeta personal y, muy educadamente, estiró su brazo derecho. Nosotros estiramos el nuestro, y nos fuimos. Ni siquiera la ayuda a los niños huérfanos del departamento al que él representaba, pudieron hacer mella en aquel Padre de la Patria. Mi indignación ante una respuesta tan estúpida, aunque fuera sincera, me la llevé a casa. Antes de abrir la puerta rompí su tarjeta personal en tantos pedazos como cabello tenía el diputado. El chofer de mi vecino de enfrente, un ex Presidente de la República, me vio tan ofuscado que, por primera vez, optó por no saludarme. Por esas paradojas de la vida, el diputado era aprista.
La siguiente idea de Silvia Serpa fue contactarnos con la señora Nytha Pérez de García, madre del Presidente de la República. Y, nuevamente, accedimos a su sugerencia. Fue así que, una noche, con el proyecto bajo el brazo, pero un poco más curtidos, llegamos al local miraflorino del partido aprista en Paseo de la República. Y esta fue, verdaderamente, otra nueva experiencia. Nunca me había visto observado de tal manera, de arriba a abajo, por tanta gente, y al mismo tiempo. Entendía que no portábamos la estrella zurcida en la manga, como sí la tenían los compañeros, pero tampoco era para tanto. Llegó carne fresca al partido, pensarían. Tras realizar las preguntas de rigor, para ubicar a la dama, logramos nuestro objetivo (bueno, el objetivo de Silvia). Al igual que con el diputado Valencia, a la señora Nytha le explicamos el proyecto desde su origen. Ella, simpática, aunque un poco seria para mi gusto, tampoco se comprometió. Como el vals de Juan Mosto, "Un fracaso más, no importa". Bajamos las escaleras y regresamos a casa.
Mientras nuestra asesora de la de Lima pensaba en una tercera alternativa, ojalá no ligada al partido de gobierno, un sacerdote amigo, tuvo una diferente propuesta. La acogimos y de esa forma terminaríamos el proyecto. Era la esposa del embajador de los Estados Unidos en el Perú, quien, coincidentemente, iniciaba una organización para ayudar a los niños huérfanos de la misma región andina. Se llamaba Asociación Emergencia Ayacucho, y reunía a un buen número de señoras con las que fue muy fácil y agradable trabajar los siguientes meses.
Antes de fin de año, mientras nos disponíamos a anunciar la siguiente etapa de la obra, tuvimos que esperar para darle total atención al advenimiento de La Fundación por los Niños del Perú, presidida por la señora Pilar Nores de García, flamante esposa del presidente. Dicha actividad, incluso, nos hizo cancelar, el mismo día, una conferencia de prensa de nuestra actividad. Todo sea por los niños, pensé en aquel momento. Aunque la prensa no pensó igual.
Nuestro primer contacto (in)directo con la nueva Fundación aconteció el último día de noviembre. Fue cuando fuimos elegidos para presentar Rock en Grande en la Universidad de Lima. Esa tarde, en el campo deportivo, actuaron los argentinos G.I.T. y Nito Mestre, y el nacional Miki González. El evento, que apoyaba a "los niños del Perú", fue transmitido en vivo por Canal 7 y, consecuentemente, el enlace televisivo, a un costado del escenario, lo hizo Gerardo Manuel, quien al momento conducía un programa en la televisora estatal. Aquella vez, entre los temas que interpretó el cantautor argentino, ex compañero de Charly García en Sui Generis, estuvo "Fabricante de mentiras". En realidad, con ese número despidió su presentación. Yo, a un costado del escenario, pensaba nada más; mientras fumaba un cigarrillo de marca Hamilton antes de invitar a escena a Guyot, Iturri y Toth, ídolos de la época.
En febrero de 1986, el periodista Paco Igartua, director de la Revista Oiga, escribió una Editorial sobre la demagogia y en la misma edición, Fernando Flores Aráoz, uno de sus colaboradores, tituló un artículo "No se gobierna con balconazos". Esa fue la vez que, quien suscribe, hizo público su desacuerdo con el gobierno de turno con una simple misiva que fue publicada en la recordada revista.
En abril del mismo año, se anunció el CICLA, Consejo de Integración Cultural Latinoamericana. Por más que como todo, absolutamente todo lo que salía de la boca del Presidente, sonaba brillante, mi olfato me volvía a decir que era otro manotazo populista en busca de mantener al pueblo ocupado con diversión gratuita, acaso con dinero del erario nacional. Con el CICLA, los artistas fueron felices... sólo por quince minutos. En mayo participé del Concierto Rock-Salsa en Barranco, organizado por el Ministerio de Justicia en beneficio de los hijos de los reclusos de los penales limeños. Casi de inmediato, mientras la gente estaba a la expectativa de lo que pasaba en México, con el Mundial de fútbol -de cuya eliminatoria fuimos descartados por el futuro campeón, Argentina-, yo volvía al Estadio Nacional, no para jugar fútbol (por esos días, mi otra pasión) sino para participar gratuitamente en la inauguración de lo que se denominó Juventud por la Paz. Allí estuve con varios de mis colegas de radio.
"(Un Canto) para el amor dormido", interpretado por 41 cantantes y musicalizado por seis instrumentistas -bajo la dirección de Víctor "Coco" Salazar-, finalmente, vio la luz en la Alameda de los Descalzos. Unidos, se hizo realidad en julio del 86. En octubre, otra vez a beneficio, me tocó participar en la animación del Primer Concierto de Rock en San Isidro, realizado en el Centro Comercial Camino Real, pro fondos por los Niños del Perú. Estuvieron durante dos noches, entre otros, Rio, Chachi Luján y Dr. No, Frágil, Carlos Guerrero y Duwetto, Julio Caipo & Mix, y Feiser.
La inflación comenzaba a golpear fuertemente a los peruanos, mientras nosotros tratábamos de vender las treinta mil copias que habíamos producido del disco. Esa era la cantidad que, según su casa discográfica, el popular grupo Rio había vendido -hasta esa fecha- de su disco simple "La Universidad (Cosa de locos)". Debido a que el tema de los artistas Unidos, escrito por José Escajadillo, no era muy "comercial", no obtuvo la difusión esperada. Aquello hizo nuestro trabajo un poco más complicado. Oficinas, parroquias, colegios, amistades y contactos en empresas privadas, se convirtieron, entonces, en nuestros mejores aliados. Y sólo así, a pesar de la inflación, pudimos cumplir con el primer paso: vender el disco a 15 intis, la moneda de aquel entonces, creada por los genios que rodeaban a García. La Asociación, bajo la atenta mirada de la ejemplar señora Jordan, después de más de dos décadas, continúa trabajando para bien de los niños de esa región andina.
En marzo del 87, el Consejo de Promoción de Juventudes de la Presidencia de la República, nos envió una carta de felicitación "por la gran iniciativa de sindicalizar a los cantantes nacionales de rock, como parte de reemplazar el rock en inglés por el rock en castellano, y así, difundir sus intereses". Nos manifestaron que el Consejo estaba llano a coordinar y apoyar en todo lo que estaba a su alcance. Por más amable que fue la misiva, en referencia a nuestro "Segundo Encuentro del Rock realizado en el Perú" (acontecido el 27 de febrero de ese año), nunca supimos el alcance del Consejo, nunca tuvimos su apoyo, nunca fue nuestra iniciativa la de sindicalizar a los cantantes nacionales de rock y nunca fue nuestro objetivo reemplazar el rock en inglés por el rock en castellano.
En agosto, el músico Julio Caipo me presentó a CATS Producciones, un grupo de exitosos profesionales egresados de la Universidad Católica, con quienes terminamos organizando otro de nuestros proyectos: Perú Rock Gira 88. Aunque sabíamos que el terreno no era el más fértil para una gira de rock con artistas exclusivamente locales, nunca nos imaginamos que un "paquetazo" económico, como el decretado por el gobierno de García Pérez en septiembre del siguiente año, nos iba a hacer dejar inconcluso el proyecto justamente cuando recién comenzaba a tomar cuerpo. Aunque no tan inconcluso como el gobierno dejó su anunciado tren eléctrico, al que el grupo Feiser le puso música colocando sus cimientos en la portada de su álbum Momento de Acción. El disco fue publicado en abril de 1988. La idea del tren eléctrico, un año antes de la aparición del disco de Feiser, hizo llegar al actual Primer Ministro peruano a la Alcaldía de Lima. Pero de eso no pienso escribir porque no vale la pena perder el tiempo hablando de más corrupción, mala reputación, caos, delincuencia y desorden. Todo aquello que caracterizó su tiempo a cargo del Municipio limeño. Es suficiente con recordar lo que pasó con quien estaba en el sillón de Pizarro, el Presidente de la República.
2006. Vuelta triunfal a la presidencia. El pueblo espera y confía.
En agosto de 1988, había aceptado un contrato en Radio Nacional, la emisora del Estado, a la que García Pérez, en una de sus geniales ideas, después de cuchucientos años de existencia, le cambió el nombre a Radio Pachacutec. Mi afán era llegar a todo el Perú, promoviendo a los grupos y solistas nacionales, cosa que, desde Radio Miraflores -donde paralelamente conducía Perú Rock-, no era posible (por ser una emisora de cobertura local). Los Caminos del Rock, como se llamó el programa en la emisora estatal, fue mi única relación pecuniaria con el gobierno del APRA y concluyó en 1989, un día después del día de los enamorados. Para ese entonces, aparte de ver inconcluso el tren eléctrico, muchos músicos ya habían emigrado en busca del "futuro diferente", que, por supuesto, en contra de lo que había ofrecido años atrás el candidato García, nunca llegó. Por lo menos, en la forma nos había prometido en la campaña, mientras yo discutía con Lucho Argüelles y Johnny López.
Micky Denegri de La Banda Azul, Armando Vidalón de Clip, Annie La Serna, Juan Carlos Caipo de S.O.S., el representante Ayo Rivasplata, los guitarristas Carlos Páucar y Carlos Kakutani, la recordada Danai, Mark Caipo de VTR, y los bateristas Juan Manuel Caipo, Paul Carrión y Koki Pérez-Albela, son algunos de los nombres que recuerdo de los que se fueron. Con la excepción de Kakutani, que viajó a España, y de Carrión que lo hizo a Argentina, todos los demás volaron a los Estados Unidos. Mientras que Danai volvió a su patria, Chile. El resultado de ese quinquenio está escrito por todos lados y, como se podrá percibir, a pesar del tiempo, no he podido olvidar.
Eso sí, hoy, al comienzo de un nuevo año, y desde lejos, le deseo al señor Presidente lo mejor en este nuevo noviazgo que inició con el pueblo en julio del año pasado.
Javier Lishner
San Jose, California
1 de enero de 2007
6 comments:
Hola Javier:
Te Saluda Micky Ramirez ( ex Dj Panamericana), que gusto el encontrar tu blog, felicidades por los articulos, mi email es mediapromotionsm@aim.com
Estimado Micky:
Un abrazo a la distancia, esperando que todo te este yendo bien. Gracias por visitar el blog.
El deseo que el 2007 sea bueno para ti y los tuyos.
Un abrazo,
JL
Por eso hoy, cantaremos unidos... para aliviar tus horas de dolor. Ese Alan del 85-90 era mas, mucho mas pendejo que este del 2006. Este viejo como que ha madurado y no creo que se preste para cojudeces como las que hizo. Ya no
Hmmmmm. Creo que eso es lo que esperan todos los peruanos, mi estimado Javier.
Aunque me parece que no se trata de madurez, sino de capacidad.
Un abrazo,
JL
MIGUEL REATEGUI
Algo tarde me encontré con este blog pero en fin, efectivamente parece k García está haciendo las cosas bastante mejor (peor era imposible) que nostalgia ver nombres de tantos músicos que tuvieron k dejar el país buscando un cambio, hubo cambios, el país parece estar mejor económicamente, otro cambio fue k Perú se volvió chichero y reggaetonero, los que hacen rock o pop (mi caso) vemos difícil regresar a no ser k sea para visitar a la familia y amigos y comer.
mreategui@hotmail.com
Buenos Aires
Hola Miguel:
No sé si eres el Miguel Reátegui que yo conocí pero, de una u otra manera, espero que estés pasándola bien en Baires.
De García y sus gobiernos, hay tanto para comentar. Me imagino que al finalizar el presente período, éste tendrá que haber sido mejor que el desastre que fue el del 85 al 90. Robos, asesinatos, terrorismo, inflación, corrupción por todos los lados. Una verdadera mierda.
Un abrazo,
JL
Post a Comment