El año se va, como los tantos que en diciembre nos han dicho adiós. En música, el 2007 fue productivo en
discos tanto como en giras alrededor del mundo. En Latinoamérica hubo una -la que acaba de terminar en la capital argentina-, que se convirtió en la más popular. Fue la de
Soda Stereo, que llegó a Santiago, Quito, Ciudad de México, Los Angeles, Bogotá, Panamá, Caracas y Lima. En su propio país, el trío bonaerense formado en 1982, lo hizo en el mundialista estadio Chateau Carreras de Córdoba y, seis veces, en el Monumental de River. Este último fue un récord que superó incluso al de los
Rolling Stones, quienes, en 1995 y 1998, lo habían hecho en cinco ocasiones, en el mismo coloso deportivo con capacidad para 70 mil personas.
Van Halen desea Felices Fiestas en su website.
Sin desmerecer a los locales, es bueno resaltar lo que nadie dice. El grupo británico lo hizo cinco noches ininterrumpidas cada vez. La primera, entre el 9 y 16 de febrero y, la siguiente, entre el 29 de marzo y 5 de abril; en tanto, a Soda Stereo, le tocó hacerlo en tres partes. Tres presentaciones en octubre al inicio del evento; dos en noviembre, un par de semanas después, luego de viajar a Chile y Ecuador; y, una más, en diciembre, para cerrar la gira. Si a algunos les gustó o no, es un sentimiento personal. Si lo que hace Soda Stereo es pop y no rock, es otro tema. Si su música es copia de The Cure o whoever, es una respetable opinión, pero, el hecho es que Me Verás Volver, como se denominó a la gira, fue un éxito que lo definió el público. Yo, no hubiera ido.
[LAS GIRAS] En Estados Unidos e Inglaterra, el mundo de la música rondó sobre las reuniones de viejas bandas que se reagruparon para hacer un poquito de dinero y, de paso, hacer felices a millones de seguidores. Y, entre ellos, estuvieron desde los Sex Pistols hasta las Spice Girls. Genesis, The Police y Van Halen estuvieron entre los más existosos nombres, aunque el único que completó a sus originales miembros fue el trío de Sting, Summers y Copeland. A Genesis le faltó su original vocalista, Peter Gabriel (y, para los más profundos seguidores, incluso, Steve Hackett). Van Halen, por su lado, si bien es cierto que sí recuperó a su cantante original, se presentó con el cupo del bajista Michael Anthony, suplido por Wolfgang Van Halen, hijo único de Eddie, el guitarrista.
Led Zeppelin: El acontecimiento del año.
Pero nada marcó la envergadura de lo que ocasionó la reunión de Led Zeppelin. Lo que durante tantos años pareció un imposible, se hizo realidad con la reagrupación de la banda para el tributo a Ahmet Ertegun, fundador de la Atlantic Records. Robert Plant, Jimmy Page y John Paul Jones, llegaron a un acuerdo para presentarse en el O2 Arena de Londres en lo que fue el espectáculo más solicitado del año. Más de un millón de personas a través de la Internet se inscribieron para tener la oportunidad de adquirir una entrada; y, de esa forma, llegar a la capital inglesa desde cualquier del mundo. Solo veinte mil fueron los favorecidos.
[LOS QUE SE FUERON] Como cada año, las buenas noticias se intersectan con las que nos llegan anunciándonos la partida de algunos. El primero que yo recuerdo fue Michael Brecker, el saxofonista norteamericano de jazz quien murió de leucemia a los 57 años. Al mes siguiente, febrero, le siguió Pedro Knight, el músico cubano-americano, viudo de Celia Cruz. En marzo el rock fue impactado con la noticia de la muerte de Brad Delp, vocalista de Boston, por aparente suicidio.
En julio, la pelona se llevó a Don Arden, destacado manager de rock y suegro de Ozzy Osbourne; y, en agosto, hace lo propio con Lee Hazlewood, legendario cantante de música country. Días después, el 16, la tristeza vuelve a los predios del jazz con la partida de Max Roach, baterista norteamericano. Finalizando el mes, el 28, Hilly Kristal, dueño del más importante hueco de la música punk norteamericana -el Club CBGB de Nueva York-, muere de cáncer al hígado.
Pavarotti se va el 6 de septiembre y, a los pocos días de don Luciano, otra vez el jazz se pone de luto. Muere Joe Zawinul, el teclista y compositor austríaco, fundador de Weather Report. El 11 de octubre (un día después de la muerte de Anne Christopher, la persona más longeva del mundo, con 113 años a cuestas), se va Sri Chimoy, el filósofo y gurú indio que influyó en la música de algunos de nuestros ídolos. Tan solo tres días después, por una falla cardíaca, el rap también perdió a Big Moe. El 20, Paul Raven, bajista de Ministry (y cinco días mayor que yo), no despertó por causa de un ataque al corazón en la frontera suizo-francesa. Hubo otro Paul Raven de quien también escribimos, que no murió pero que anda en la cárcel por inmoderado: Gary Glitter.
Sentida desaparición de Kevin DuBrow en Las Vegas.
En noviembre el rock volvió a ser impactado con la muerte de Kevin DuBrow, vocalista de Quiet Riot, a la edad de 52 años. El cantante de temas como "Cum On Feel the Noize" y "Mama Weer All Crazee Now", murió por sobredosis de cocaína en su residencia de Las Vegas. La noticia dice que, "accidentalmente", por sobredosis de cocaína. DuBrow fue encontrado muerto el 26 de noviembre pero se presume que murió seis días antes.
A los 36 años, Ashley Titus, el rapero sudafricano conocido en la televisión como Mr. Fat murió por complicaciones cardíacas debido al sobrepeso. La más triste de todas, posiblemente, fue la desaparición de Patrick Mason, el bajista de Arsonists Get All the Girls, una nueva banda de Santa Cruz, California, quien, al día siguiente de su cumpleaños número 21, en casa de unos amigos, no volvió a despertar. Hasta ahora no hay información oficial de lo que causó el deceso del joven músico.
Diciembre, como casi cada año, fue el que nos puso de negro con más frecuencia. El día 4, otro rapero, Chad Butler, de sobrenombre Pimp C -y conocido como el Mick Jagga del rap- fue encontrado muerto en el Mondrian Hotel de West Hollywood. Tenía 33 años. El 12 se fue Ike Turner, músico, compositor, y productor, ex esposo de Tina Turner. El 16 le tocó al cantautor Dan Fogelberg, y, al día siguiente, a Joel Dorn, codiciado productor norteamericano y ganador de muchos galardones, quien durante su larga carrera en la industria de la música grabó con Charles Mingus, Robertha Flack, Keith Jarret, Bette Midler, Lou Rawls, the Allman Brothers Band, entre muchos más. Y, cerró tristemente el año, la partida de Oscar Peterson, el viejo y vibrante pianista de jazz quien nos dejó el 24.
Joe Zawinul de Weather Report en su último viaje.
[MIS CONCIERTOS] El año lo comenzamos con una fiesta en Santa Clara con Y&T, el grupo de heavy metal que celebró con nosotros el arribo del 2007. En la misma velada estuvo Eric Martin, el otrora vocalista de Mr. Big.
Uno de los espectáculos que más recuerdo, es el de Bob Seger & the Silver Bullet Band, quienes volvieron al ruedo después de diez largos años. En él, sobresalieron Don Brewer, el baterista, y, Alto Reed, el más aliado miembro de su grupo. Los solos de saxo de Reed, en disco, son memorables. En vivo, son excepcionales.
Otro imponente fue el que brindó Heaven and Hell. La nueva versión de Black Sabbath -que es la misma de hace veinte años, con Dio en la voz y el menor de los Appice en batería- hizo vibrar el mayor coliseo de San Jose, California. Lo precedió esa noche, Megadeth, al que ya habíamos visto el año anterior durante su Gigantour, con bandas como Opeth y Lamb of God.
Entre los que decidieron venir para actuar en plazas y playas, estuvieron, entre otros, the English Beat, The Tubes y Eddie Money, los tres ochenteros. En Santa Cruz, el balneario a 30 minutos al sur, también vimos a Mary Wilson, le sexagenaria vocalista de the Supremes quien no solo cantó soul sino que nos dio una clase de rock and roll.
Deep Purple de gira llegó a San Francisco.
De los clásicos, con el perdón de Steve Miller y los Doobie Brothers, nadie rockeó mejor que Deep Purple. La legendaria banda británica llegó a San Francisco la noche del terremoto en Perú. Sin saber lo que ocurría en la patria, disfrutamos de la batería de (Ian) Paice y los teclados de (Don) Airey en el 982 de la calle Market. Glover, Gillan y Morse, en la delantera, completaron la fuerza del legendario quinteto formado en 1968.
Y si de rock se trata, nadie lo hizo más fuerte que Michael Schenker. El presumido guitarrista alemán, cuyo hermano mayor es miembro de Scorpions, sobresalió en su única parada en el área de la Bahía. Sucedió en junio.
Rush se lució solito. Un espectáculo contínuo de casi tres horas superó las expectativas de aquella presentación. En agosto, el trío canadiense llegó a Mountain View con el disco Snakes & Arrows bajo el brazo. A diferencia de otros, Rush no se limitó a tocar temas de su vasto repertorio sino que lo compartió con canciones de su reciente lanzamiento. El consabido solo de (Neil) Peart, dejó a mi vecino, un periodista de Louisiana, con la boca abierta.
De los latinos, vi a uno: el grupo Malo, otrora popular banda de Jorge Santana, hermano de Carlos, quien también estuvo de invitado. Hoy la dirige Arcelio García, otro de los fundadores. Pasada la hora (al igual que la noche de septiembre del 95 mientras tocaba Carlos Santana), emprendí mi retirada a la mitad del show. Ergo, no pude disfrutar de "Suavecito", la canción que pusieron en el Top 10 hace ya varias décadas.
La celebración del año en el área fue el Cuadragésimo Aniversario del Summer of Love. El evento, para los que pasamos los treinta, no era para perdérselo. Remembranzas de los años sesenta, música de los últimos cuarenta, y compañeros que pasaban los cincuenta, nos reunimos desde temprano en el Golden Gate Park de San Francisco, hasta llegar a las cerca de cien mil personas. Por ahí pasó el hijo del rey comiendo maní, y legendarias bandas como the Jefferson Starship, the Charlatans, Canned Heat y New Riders of the Purple Sage. Entre los solistas, Taj Mahal y Country Joe McDonald, el radical cantautor de Woodstock. El reencuentro de aquella tarde fue el de Moby Grape, acaso, el más destacado grupo local durante los años de la generación del amor. Lamentablemente, de corta duración. Al igual que Led Zeppelin en Londres (con Jason Bonham), los Grape tuvieron a Omar, reemplazando en guitarra a Skip Spence, su desaparecido padre. Por coincidencia, Moby Grape, es uno de los favoritos de Robert Plant, integrante de Led Zeppelin. Plant, incluso, participó del disco tributo a Spence, lanzado luego de la muerte de éste, en 1999, en Santa Cruz, California.
Se va el 2007, un año más lleno de recuerdos.
La reunión de Van Halen en 2007, no ha sido la que más dinero recaudó pero, quizá, la de mayor éxito. Mientras The Police -según los más recientes estudios- se llevó el primer lugar en oro; Van Halen, por su parte, se llevó el mismo galardón en simpatía. Este nuevo proyecto del grupo resultó un triunfo que nos sorprendió hasta a los más excépticos. En enero, David Lee Roth y compañía continuarán su tour, el que pasó por San Jose hace menos de dos semanas. Alas y buen viento para Diamond Dave y los tres Van Halen del grupo. Aún nos quedan cuatro días.
Javier Lishner
Santa Clara, California
26 de diciembre de 2007