De Pedro tengo en la memoria unos cuantos recuerdos. El más importante posiblemente sea el de junio de 1994, cuando, mientras realizaba uno de mis programas de despedida, repentinamente llegó a la radio con su guitarra y, en directo, dedicó un par de sus canciones. Ese detalle es algo que nunca podría olvidar. Y fue la última vez que nos vimos. Antes, habíamos sido testigos de su éxito con Arena Hash, la presentación de sus dos discos, entrevistas para la radio y la prensa, y de algún viaje al interior del Perú (con un breve tramo de Arequipa a Moquegua) para uno de esos Festivales de la Cerveza que se solían hacer en el sur.
El primer paso para el reencuentro del sábado fue con Abel Salcedo, el dedicado guitarrista, amigo de tantos años. Con Abel, mientras conversábamos en el bar del Crowne Plaza, en Palo Alto, recordamos la época en que pudo trabajar como sonidista del popular cuarteto del que Pedro fue guitarrista, cantante y principal compositor. Abel, quien por quince años es el encargado del puesto, se luce en la viola. En algunas de las canciones, se da el tiempo de hacer personalísimos solos. Nosotros, apostados a un lado del escenario, gozamos además con sus gestos.
Poco antes de aparecer en escena, nos topamos con otra grata sorpresa. Es el encuentro con Pepe Criado, bajista del combo, y otro amigo desde las memorables épocas de Hielo. Con Pepe y Abel, tenemos tiempo de hablar de espectáculos, de farra y de otras cosas más, que fueron parte de nuestro pasado. Por allí se mencionan los nombres de Raúl Pereira, los hermanos Saúl y Manuel Cornejo, Carlos Guerrero, Félix Varvarande y otros amigos más. Entonces, tras bambalinas, la empresa organizadora pasa la primera ronda de productos llegados directamente del bar.
Marcos Villaverde es el baterista. Joven músico que, desde atrás, también apoya en las voces. Lo habíamos conocido previamente en el hotel donde el grupo quedó hospedado, pero pudimos recién conocer su arte y sus condiciones cuando, a medianoche, en el Illusion's de la California Avenue, anduvo llevando el ritmo de temas como "No llores más morena", "Cuéntame", "Como las mariposas" y "Tren sexual".
El trabajo de los tres músicos que acompañan a Pedro sonó compacto. Interpretaron al menos una veintena de temas. Desde los más movidos como "Mi auto es una rana", hasta melódicos como "No pensé que era amor".
Robelo Calderón, manager desde los días del segundo disco de Arena Hash, anda atento al espectáculo pero se da tiempo para conversar con nosotros sobre el largo trayecto que los trajo hasta la Bahía de San Francisco. La noche anterior habían tocado en Seattle y al día siguiente debían estar en Maryland. "Al concluir nuestro show en Maryland, habrán sido 13 las ciudades donde habremos actuado. Todo un récord para un artista peruano", nos dice Robelo con la sencillez de siempre. "El trabajo es arduo para cualquier artista peruano... Todavía no formamos parte de esa internacionalización que tienen países como México, Argentina, Venezuela y Chile. O, Colombia, con Carlos Vives, Shakira o Juanes", agrega. Anteriormente, Pedro ya anduvo por varias ciudades de Europa y Japón. Y tiene en su haber, varias giras a los Estados Unidos.
En el escenario, Pedro ya ha interpretado "Bailar", "Me resfrié en Brasil", "Rapta la mona", "Pasear en bicicleta" y "Cuando la cama...". Y va dejando otras de las más populares para la recta final. Entre canción y canción, el cantautor se dirige al respetable que aplaude y aprovecha cada instante para fotografiarlo. Especialmente las damas, quienes están congregadas en primera fila. Y también en la segunda. Suenan "Me estoy enamorando" y "Me elevé", ambas del disco Anécdotas que Sony Music publicó en 2003. Ha pasado más de hora y media de show, y el cuarteto no parece tener intenciones de despedirse.
En las perillas, el gran Freddy Flores, con largos años de experiencia bajo sus espaldas, trabaja desde el sonido. Mientras Cristian Reyes, de la nueva generación, se encarga del escenario. Llegan "No pensé que era un amor" y "Vino o cerveza". Al momento, mientras una de las organizadoras, Mercedes, nos ofrece algo de tomar, le pedimos una botella de agua. Esa fue solo una de las atenciones del grupo de producción, la familia Barrenechea, cuyo trabajo, desde nuestra posición, fue impecable. Papá y mamá dando el ejemplo, y los cuatro hermanos en la coordinación de todo el evento. No es el primero que hacen ni la primera vez que trabajan a Pedro.
De pronto, mientras la banda anda interpretando "Cuando pienses en volver", Martín, uno de los hermanos, da la orden de que no hay tiempo para más. Y Pedro y sus secuaces se lanzan con "Globos del cielo". Bordeando las dos de la mañana, el espectáculo ha llegado a su fin. Otro triunfo para Solver Productions Group, la empresa de Robelo, y para la familia peruana instalada en California. Hoy, el elenco está de regreso a Perú. Buen viaje muchachos. Fue lindo volver a verlos.
Javier Lishner
Santa Clara, California
31 de mayo de 2010
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