Tuesday, November 07, 2006

IT'S ONLY ROLLING STONES... but I like it


Todo lo había previsto para no asistir a la presentación de the Rolling Stones en el McAfee Coliseum de Oakland. La gira A Bigger Bang, ya había tocado el área de la Bahía el año anterior y, por primera vez, desde hace casi dos décadas, habíamos prometido dejarlos en paz, por más cerca que estuvieran.


Mick es una persona que durante las semanas previas al inicio de la gira, durante esa etapa en que los músicos conviven mientras ensayan, está mayormente clavado a su computadora, la cual lleva colgada del hombro, prácticamente, adonde quiera que va.

Una imprevista llamada de Javier Moreno-Pollarolo, el popular
CacaoRock de la Internet, peruano, seguidor del rock, columnista del San Francisco Tribune, me hizo cambiar de planes. Casi, con las mismas, partí hacia el estadio de los A's, en donde, además, en septiembre último, había dejado mi huella cuando se presentó el Gigantour con Megadeth, Lamb of God, Opeth y otros ruidosos grupos. Aunque aquella vez, la experiencia sucedió en frente, en el McAfee Arena, su coliseo cerrado. En el estadio, donde estuvimos ayer, los había acompañado en sus excursiones de 1994, the Voodoo Lounge Tour, y 1997, Bridges to Babylon Tour.



Mientras Mick suele cargar con su computadora en un pequeño bolso, que más parece una cartera, Keith, en etapa de ensayos, suele cargar siempre su Jack Daniels. Pero no toma mucho. Además, fuma. Y cuando fuma delante de Mick, el cantante lo increpa haciéndole saber que ya son muchos años que le ha dicho cuánto le jode el humo en su cara. Keith, oliendo a cigarro, lo abraza y se disculpa. Al rato, Keith regresa con un cigarrillo en la boca, y se pone delante de Mick. Vuelve el humo, y vuelve a ser increpado por el vocalista. Keith lo abraza y se disculpa de nuevo. Y el mundo sigue dando vueltas.

En esta oportunidad, la fiesta era con los Rolling Stones. Ahí, nos esperaban dos boletos para estar, por octava vez (en seis diferentes giras), frente a Mick & the Boys. Detrás de ellos, la construcción del más grande escenario que hayan presentado desde su primera gira en 1964. Es el mismo que llegó hace un año al SBC Park de San Francisco (hoy AT&T Park), y que ya recorrió buena parte del mundo.

Ron, es un artista completo. Al lado de sus guitarras, en el estudio de ensayo, tiene pinceles y lienzos. Y cuando no hay música de por medio, dedica su tiempo a usarlos. Tiene muy buenas obras, las cuales se muestran en diferentes partes del mundo. Javier me contaba que Woody tiene una oficina en San Francisco. Por lo menos, en Union Square, su arte está al lado de originales de Picasso, Dalí y Rembrandt. Y, en la Internet, hay muchos lugares que venden sus obras. Gallery 319, es uno de ellos. En privado, su relación con Keith, es idéntica a la cual nos tienen acostumbrados a través de los medios. Juntos son como dinamita.




Hubo casi lo mismo de siempre. Y, eso es lo que más sorprende. Porque conforme pasan los años, a pesar de las arrugas, no dan su brazo a torcer. Claro, no hubo muñecas inflables como en 1989, pero, en su reemplazo, estuvo el inmenso logotipo de la lengua tan inflado que, durante "Honky Tonk Woman", parecía carnoso. Keith Richards no cantó "Happy", que es casi una costumbre, pero, como siempre, hizo dos; esta vez, "You Got The Silver" y "Connection". Keith cada día canta peor, y eso que nunca lo hizo bien.

Charlie, como se sabe, desde que Wyman se fue, es el más tranquilo del grupo. Pasa su vida en medio de su discreta batería. Habla poco, mira, sonríe de vez en cuando, y sigue trabajando. Ah! y siempre tiene a sus pies, un cajón peruano, el cual nunca utiliza.

Escuchamos las clásicas de siempre, columna vertebral en su lista de canciones: "Jumpin' Jack Flash" (precisa para el inicio del show a cargo de Richards), "Under My Thumb", "Sympathy For The Devil", "Paint It Black" y "Brown Sugar", por mencionar solo cinco. Interpretaron "Streets Of Love", del más reciente disco, A Bigger Bang, e hicieron una magistral versión de "Midnight Rambler", original del Let It Bleed. Y otras como "Bitch" del Sticky Fingers, "Tumblin' dice" del Exile On Main Street y "It's Only Rock and Roll", que, en 1974, marcó la despedida de "la era Taylor" (El guitarrista Mick Taylor anunció su separación del grupo a fines de ese año).


Jagger es amable y educado, lo que se hace notorio en cada una de sus presentaciones. Anoche, por ejemplo, mientras el telonero Van Morrison, el irlandés de "Brown-Eyed Girl" (que hizo a los 21) y "Moondance" (que hizo tres años después, en 1970), no dijo ni hola ni adiós, ni gracias, el vocalista de los Rolling Stones, a los 63, amén de cantar, tocar la guitarra y la armónica, y correr durante dos horas, se dio tiempo, primero, para disculparse por haber tenido que posponer un día su presentación en el área de la Bahía y, luego, para agradecer la presencia del respetable en esta parte de California. Mick, es siempre consciente que vive en un mundo civilizado. "We are civilized, here", le dijo en varias oportunidades a Jorge Muñiz, mi amigo con quien comencé en la radio hace varios lustros, y quien actualmente hace cine en Toronto. Jorge tuvo oportunidad de compartir con ellos los días previos a The Bigger Bang Tour.

Lo único que extrañé anoche, fueron los aperitivos a los que nuestra credencial nos daba derecho. Cuando nos dimos cuenta, Van Morrison había comenzado su presentación (en un pedacito del escenario), y la sala con antojos para la prensa ya estaba cerrada.

Javier Lishner
San Jose, California
7 de noviembre de 2006

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