Sunday, February 09, 2014

LA PAYOLA

Si hay una sola cosa de la que sí podría estar orgulloso de los años que trabajé en la radio, es la de no haber recibido nunca un solo centavo por transmitir alguna canción.

Alan Freed, el disc jockey a quienes muchos le atribuyen ser el creador del término Rock and Roll; o, por lo menos, de haberlo popularizado, nunca aceptó haber recibido los $2,500.00 a cambio de algún favor. Únicamente dijo haber aceptado ese dinero como unas simples "gracias", sin mayor influencia. Freed fue acusado el 9 de mayo de 1960. Sin embargo, aunque tuvo que pagar una pequeña multa, el escándalo de "la payola" se lo tiró abajo, le arruinó la carrera y, en poco tiempo, cinco años después, moriría en Palm Springs, California, según dicen, prácticamente en la indigencia. Tenía 43 años. La payola es in the American music industry, the illegal practice of payment or other inducement by record companies for the broadcast of recordings on music radio, in which the song is presented as being part of the normal day's broadcast. Payola proviene de los vocablos ingleses "pay" y "Victrola", una forma en que se llamaba a los tempranos aparatos receptores de marca RCA Victor. Payola has come to mean the payment of a bribe in commerce and in law to say or do a certain thing against the rules of law, but more specifically a commercial bribe.

Como resultado del escándalo de Freed, el Congreso americano, ese mismo año, pasó una ley en contra de la payola. En concreto, la estación radial que hubiere recibido dinero secreto por transmitir una canción, era encontrada culpable. La pena podía llegar hasta $10,000.00 y un año de cárcel.

Detrás de todo esto estuvo ASCAP, la American Society of Composers, Authors and Publishers (la APDAYC estadounidense), quienes siempre creyeron que había chanchuyo entre las empresas fonográficas y las estaciones radiales. Creían casi ciegamente que las canciones que se convertían en éxito era solo por la payola.

Cuentan que un comité decidió investigar a los disc jockeys que recibían regalos de las compañías de discos a cambio de tocarles sus temas en los programas. Debido al temor de la investigación, algunas compañías decidieron ayudar con ella y aceptaron haber dado billetico a disc jockeys específicos. Ta ta ta tan! Pronto, veinticinco disc jockeys y directores de programación fueron atrapados en el escándalo. Entre los más populares estuvieron, Joe Niagara de la WIBG de Philadelphia, Tom Clay de la WJBK de Detroit, Murray "The K" Kaufman de la WINS de Nueva York y Stan Richards de la WILD de Boston. Y, acto seguido, la investigación puso sus ojos sobre los dos disc jockeys más populares de la Unión, Dick Clark y Alan Freed. Cuando investigaron a Freed y le pidieron que firmara una declaración negando estar envuelto en el escándalo, el disc jockey se negó. Como resultado fue echado de la emisora en la que trabajaba.

Cuando le tocó el turno a Clark, inmediatamente dejó todo interés en la música, tal como se lo pidió la ABC. Cuando le tocó testificar, el disc jockey llevó consigo a Bernard Goldsmith, un profesional, quien le dijo al comité que Clark tenía el 27% de intereses de los discos tocados durante los anteriores 28 meses y que esos discos tenían un 23% de popularidad. El comité se quedó lelo.

Clark's testimony began with telling the committee he had given up all outside interests connected with the recording industry. He also said the only reason he had gotten involved with those businesses were for the tax advantages. Clark admitted a $125 investment in Jamie Records returned a profit of $11,900 and of the 163 songs he had rights to143 were given to him. When questioned about Jamie records it was discovered that Jamie paid out $15,000 in payola, but Clark denied ever accepting any. The committee clearly didn't believe Clark, but he received just a slap on the wrist. In fact, committee chairman Oren Harris called Clark "a fine young man."

Ahora, por la manera en que las emisoras han tratado a través de los años a artistas como Iggy Pop, The Ramones, Lou Reed o Motörhead, no creo que jamás ellos, o alguien, hubiera puesto un centavo por su música.

Javier Lishner
Santa Clara, California
13 de noviembre de 2009