This could be the last time
Maybe the last time
I don't know. Oh no. Oh no.
Hace pocos días, los Rolling Stones anunciaron la manga europea de su gira A Bigger Bang. El tour ya pasó por nuestra área en 2005, y regresó en 2006. La pregunta que nos hacemos es, ¿volverán con lo mismo por tercera vez? Aquí estaremos siempre llanos a recibirlos. Además, sería otro récord. Tres años seguidos con la misma gira. De los Stones, a pesar de su involuntaria edad, cualquier cosa se puede esperar. Sobre todo, cuando sus promotores dicen que "they are coming back in 2007 fitter than ever".
STEEL WHEELS, 1989
El 81 fue el año que pude extenderle la mano a Mick Jagger y, de no haber sido por la falta de experiencia, el apretón de manos pudo haberse extendido a una agradable entrevista. Claro, a ningún artista juerguero le gusta que lo despierten el sábado en la mañana... y menos, para una entrevista. Si David Coverdale me gritó como una fiera por tocarle la puerta al mediodía, Jagger gritó: ¡No quiero!, así (en el idioma de Alan García), por molestarlo a las ocho antes del meridiano. La diferencia fue que el grito de Coverdale lo absorbí solito, en la lejana Rio de Janeiro, y, el de Jagger, lo compartí con Sammy Sadovnik, mi compañero de radio, a solo tres cuadras de mi casa.
LA PRIMERA VEZ
Como quiera que íbamos a Miami, y no a Londres, la campaña rockera se convirtió en pachanga, al agregársele no solo a la juvenil Debbie Gibson sino a Braulio, Yuri, María Conchita, Emmanuel, y hasta Paloma San Basilio y Verónica Castro. Felizmente, esa -que parecía "la promoción naranja" de Faucett, la aerolínea en la que, además, viajamos-, también incluyó a Bob Dilan (como aparece en el arte gráfico). Bueno, y eso es poco. A la salida del show de Dylan, en Sunrise, Sonia y yo, nos encontramos con quien vendía camisetas de Bod Dylan. Eso nos demostró la popularidad que tenía, por esos lugares, el cantautor norteamericano. Y los Stones recién celebraban sus 27 añitos juntos.
El miércoles 15 de noviembre, me imagino que por primera vez en mucho tiempo, Expreso publicó, en su primera plana, un titular sobre las presentaciones de Dylan y la Gibson, escritos por sus corresponsales desde la Meca de la música hispana.
EL ARRIBO
En el Orange Bowl, transmitiendo para Canal 13, la tarde del show.
Sonia y yo, habíamos adquirido dos botellas de pisco (peruano, por supuesto), en el Duty Free del aeropuerto Jorge Chávez de Lima, para obsequiarles, el día de la entrevista. Porque, esa vez, sí, pactamos por adelantado una entrevista. La intervención siempre profesional de Augusto Sarria, Gerente de CBS Discos del Perú, hizo que la organización nos pusiera en la lista, inmediatamente después de la famosa Rede Globo. La ilusión terminó cuando, estando allá, cancelaron todo tipo de contacto con la prensa. Y, nuestra ilusión comenzó cuando abrimos la primera botella de pisco para tomárnosla por despecho. Jagger me la había hecho de nuevo.
Tan solo un par de días antes, habíamos sido testigos de la reunión de dos grandes del cancionero peruano: Óscar Avilés y Arturo "Zambo" Cavero, quienes, al igual que Eddie Van Halen y David Lee Roth, se habían dicho velaverde, prometiendo nunca más volver a actuar juntos. Pero, así es el fútbol. Bien por ellos. Actuaron en un espectáculo llamado Primer Festival de la Canción Peruana, que organizaron los Ferrando: Papá Augusto, Juan Carlos y Rubén. Ahí, cerca a nosotros, también estuvieron Teófilo Cubillas y "el Cabezón" Ramón Mifflin, valores de nuestro balompié setentero.
EL SHOW
Aquella noche nos dijeron que habían asistido 130,000 personas al Orange Bowl. Nosotros, que habíamos estado en la tarde mientras los técnicos terminaban de preparar la parafernalia, no pudimos calcular. Las más de dos horas de show se pasaron tan rápido, que lo recuerdo como un sueño de esos que terminan cuando despiertas en el suelo. Hubo limousinas al por mayor. Escuché que para aquella velada, se contrataron todas las limousinas habidas en la ciudad de Miami. Fue un récord.
Recuerdo de una inolvidble aventura.
Teloneó, Living Colour, quienes recientemente habían impuesto "Cult of Personality" y "Glamour Boy". Los Stones iniciaron con "Start me Up". Interpretaron, "Tumblin' Dice", "Miss You", "Ruby Tuesday", "Jumpin' Jack Flash", y, de las nuevas, "Sad, Sad, Sad", "Rock in a Hard Place" y "Mixed Emotions". También "Midnight Rambler", "You Always Get What You Want", "It's Only Rock and Roll", "Paint it Black" y "Brown Sugar". Para el final dejaron, "Satisfaction". Pero, en realidad no fue el final. Volvieron para "Jumpin' Jack Flash", con la que se despidieron. La pasamos con Branny Zavala Jr., Alejandro Beck, y Mario Jiménez, quienes llegaron acompañando a los cuatro ganadores del concurso que Radio 1160 había promocionado.
Nadie sabía que esa sería la última gira del conjunto con Bill Wyman, su bajista original. Los Stones nunca más serían cinco. Un poquito más allá, se encontraba Christian Meier, el actor, que, en aquel entonces, era teclista del exitoso Arena Hash (donde también andaba el cantante y guitarrista Pedro Suárez-Vértiz, gran fanático del grupo). Con Christian, incluso, habíamos coincidido en una tienda de discos, en donde, mientras él adquiría una camiseta de los Rolling Stones, yo hacía lo propio con una de Guns N' Roses. Me preparaba para verlos poco más de un año después, en Rock in Rio.
El artículo de Expreso se tituló, Miami se rindió ante sus majestades: Los Rolling Stones. Y, pocas semanas después, el nuevo Canal 13 de Televisión, a cargo de Abraham Zavala Falcón, transmitió desde Los Angeles, en exclusiva para el Perú, el broche de oro de la millonaria gira Steel Wheels. Y esa noche tampoco tocaron "Angie".
LA PARADOJA
Lo triste de la gira llegó casi un año después, el 27 de agosto de 1990, cuando, en East Roy, Wisconsin, murió Stevie Ray Vaughan. Y es que la misma noche en que volvíamos a Lima, después de casi dos semanas, Jeff Beck se presentaba en el Miami Arena. Abría su espectáculo, el buen Stevie Ray. Y mientras abordábamos la nave, mi mente estaba en el coliseo, con Beck y con Vaughan. Viajé muy apenado por no poder asistir al show. Un par de días después tocaba Jethro Tull. Con el tiempo pude ver a Tull y a Beck, pero nunca a Vaughan. Y, a los Stones, solo siete veces más.
Javier Lishner
Santa Clara, California
30 de marzo de 2007