Wednesday, January 31, 2007

David Coverdale
DEEP PURPLE, SU CUMPLEAÑOS Y EL GRITO DE LIBERTAD

Una calurosa mañana de enero de 1985, decidí hacer relaciones públicas desde mi hotel, el Luxor Regente, en Rio de Janeiro. A unas cuadras de ahí, en la misma avenida Atlântica, estaba el Copacabana Palace, belleza neoclásica creada por el arquitecto francés Joseph Gire, en donde se encontraban hospedadas algunas de las figuras internacionales que habían llegado a la antigua capital brasileña con motivo del mismo evento al que yo había ido.
Vista aérea del Copacabana Palace, en Rio de Janeiro, que ha albergado a huéspedes que van desde Edith Piaf, Rock Hudson, Marlene Dietrich, Walt Disney, Charles De Gaulle, Eva Perón, la reina Isabel de Inglaterra hasta Angus Young, Bruce Dickinson y David Coverdale.


Recuerdo que entre los que ahí se metieron estaban los integrantes de AC/DC, Iron Maiden, Ozzy Osbourne, Queen y Whitesnake. Era, justamente, este último, a quien habíamos seleccionado, desde nuestra habitación del piso 8, para hacer nuestro trabajo. Y es que el cantante y fundador era David Coverdale, el famoso ex-vocalista de Deep Purple, nuestro grupo favorito.

Coverdale fue aquel que, en 1973, resultó, de la noche a la mañana, en el reemplazante de Ian Gillan. Aún recuerdo la angustia que me causó la noticia de la salida de Gillan y su ex-compañero de Episode Six, Roger Glover, de la banda que completaban el irascible Ritchie Blackmore, el tecladista Jon Lord, y el baterista Ian Paice. Sus discos fueron mágicos. In Rock, Machine Head y Made in Japan, son piedras angulares de la historia de la música popular. Pero, el chupo explotó inmediatamente después del lanzamiento del álbum Who Do We Think We Are? Y, Gillan y Glover, se fueron.

Glenn Hughes era un prestigioso bajista y cantante que había recorrido extensamente Europa y los Estados Unidos, como parte de un trío inglés llamado Trapeze. Fue invitado a Deep Purple para cubrir la plaza dejada por Glover. Sin embargo, el mayor problema era el vacío dejado por Gillan. Reemplazar al cantante ha sido siempre tarea difícil.

Coverdale dirigiendo a Whitesnake en 1985, en Barra da Tijuca, Brasil.

Leí hace muchos años, en la historia de Deep Purple, enciclopedia que me fue obsequiada por Juan Alberto Mata (hoy, Gerente General de Laser Disc Costa Rica), que el grupo no tuvo mejor idea que colocar un anuncio de periódico en busca de un vocalista. Lo hizo en el Melody Maker. Fue así como llegó un desconocido de nombre David Coverdale, quien, a su vez, tampoco sabía de qué grupo se trataba. Todo lo que se conocía de Coverdale era que había formado parte de varias bandas pero no había hecho nada importante, amén de vestirse de pavo para sus presentaciones locales.

Lo cierto es que, con la llegada de Hughes y Coverdale, Deep Purple se embarcó en su siguiente grabación que llevaría por título Burn. Muy pronto, esta nueva versión de Deep Purple, conocida como Mark III, participaría en el California Jam del 6 de abril de 1974, en el Ontario Motor Speedway. ¿Estaba preparado Coverdale para eso?

Festival California Jam, en 1974. Asistieron más de 200,000 personas para ver a Deep Purple, Black Sabbath, The Eagles y otros más.

Junto a Deep Purple, conformaban la cartelera los no menos famosos Black Sabbath, Emerson, Lake & Palmer, Seals & Crofts, Black Oak Arkansas, Rare Earth, Eagles y Earth, Wind & Fire. La particularidad de este festival para Deep Purple era que iba a ser casi la despedida de su Tour estadounidense de 1974, del álbum Burn. Además, cubrir la plaza de Gillan no era cosa fácil para un muchacho inexperto de 23 años. Hughes, por el contrario, andaba suelto de huesos apoyando a su nuevo compañero de escena. Lo malo para él (Hughes), es que sus cualidades vocales pasaron, de momento, a un segundo plano.
Deep Purple anunciado como el número principal del evento californiano en el Ontario Motor Speedway.
Por más que los volantes y avisos en los medios escritos anunciaban a Deep Purple en la parte superior, el estelar terminó siendo Emerson, Lake & Palmer, a quienes les tocó despedir las doce horas de rock. El turno de Blackmore y sus secuaces fue inmediatamente antes de ELP. Y ahí estaba Coverdale, con camiseta blanca ceñida al pecho, pelo largo, y utilizando todos los consejos que le habían dado sus compañeros, sobre todo Jon Lord.

La habilidad y personalidad del guitarrista, una vez más, opacó a su propia tripulación, incluido el nuevo cantante. Sin duda alguna, esa fue la tarde de Ritchie. Coverdale cumplió, y quedó demostrado en el DVD que salió 32 años más tarde, en 2006, titulado Deep Purple - California Jam.

Hughes, el bajista, vestido con saco, pantalones acampanados y zapatos de plataforma muy de la época, hizo lo que pudo por el ala derecha, mientras que Blackmore hizo de todo por el otro costado. Podría pensar que el gran arco iris que sirvió de escenografía para todo el evento, fue el primer halo de luz para el ulterior proyecto de Ritchie llamado, Rainbow, el que iniciaría al año siguiente. Muy a pesar de que la historia oficial diga que el nombre lo sacó de un Bar & Grill de Hollywood, en donde Ritchie pasó tiempo reclutando a los miembros de su próximo grupo que, a la postre, resultaron siendo, todos, integrantes de Elf, la banda neoyorquina en la que cantaba un bajito llamado Ronnie James Dio.

Durante el show, Blackmore –que no estaba de muy buen humor desde antes del mismo- había pedido a los camarógrafos de la estación ABC que no se le acercaran mucho. Y lo había pedido más de una vez. Estos, no le hicieron caso. Pues el siguiente que le acercó la cámara, pagó los platos rotos. Y, fue mucho más que platos. En un momento del show, Blackmore utilizó su Fender como instrumento de defensa y la estampó en la cámara sin pedir permiso. Y lo hizo cuatro veces. La estocada final fue directamente al lente. Quedó registrado. El público que vibraba con las notas de una larguísima versión de "Space Truckin’", tan larga como la original del disco, en la confusión, simplemente, aplaudió al violero. Acto seguido, Blackmore siguió desmoronando guitarras y, de pronto, llegó una explosión de los amplificadores. El escenario se convirtió en un infierno pero el hecho, desde ese preciso instante, se convertía en leyenda.
Todo está consumado. Blackmore es quien manda en el escenario.
California Jam 74.
Con toda esta historia en mi mente, esa mañana, en Rio de Janeiro, pedí el número telefónico del Copacabana Palace. Estaba totalmente decidido a hablar con Coverdale, en cualquier idioma. Llamé varias veces y me comunicaron con su supuesta habitación, digamos, la 502. Y cada vez que llamé preguntando por Mr. Coverdale, me contestó un tal John Sykes. Y cada vez que contestaba el señor Sykes, yo cortaba la comunicación para intentar nueva suerte. Puedo asegurar que Sykes, pacientemente, hizo de recepcionista unas diez o quince veces, hasta que terminé por hartarme.

Ya con la sangre caliente, me levanté de mi cama, tomé mi credencial de prensa y mi grabadora, y salí raudo rumbo a destino. Mientras caminaba, con la arena y el mar a mi diestra, y el Corcovado allá arriba a mi izquierda, iba pensando en las preguntas que, de tenerlo en frente, podría hacerle a Coverdale. Si alguna vez estuve ante Mick Jagger, porqué no frente a éste, pensaba yo. Después de todo, los recepcionistas del hotel me habían confirmado que el cantante de Whitesnake se encontraba en la sua habitaçao. Bueno, al menos hasta hoy, quiero seguir creyendo que los recepcionistas sabían quién era el cantante de Whitesnake o, por lo menos, qué era Whitesnake.
Debut de un desconocido. David Coverdale al frente de Deep Purple en abril de 1974. (FOTO: Robert Ellis).
Con paso firme, que siempre fue una de mis características, costumbre tal vez heredada, mostré mi credencial de prensa y tomé el ascensor hacia el quinto piso. No había ni un alma. Caminé unos pasos hasta encontrar la correspondiente habitación y, cual Aladino sin lámpara, aparecí yo, solito, frente a una puerta que era lo único que nos separaba a David y a mí. ¿Qué sigue?, me pregunté a mí mismo, mientras una vieja canción de Bob Dylan me contestaba: Knock! knock! Knocking on David's door. Y lo hice. Pero, no toqué la puerta como la canción de Dylan sugería, sino que puse mi dedo derecho en el timbre, y apreté. ¡Maldita sea! El ruido del timbre me recordó la campana del colegio cuando llamaba al recreo. Bien fuerte. Muy fuerte. Y, lógicamente, desde adentro, un grito (como el de una fiera) me hizo dar varios y seguros pasos hacia atrás. Era él, el cantante de Whitesnake que podía haber estado descansando hasta que llegó alguien a joder con esa campana que a cualquiera asusta, pensé en esa fracción de segundo. Mientras mi sangre caliente con la que había llegado, se tornaba fría, me imaginaba tirado en el piso vapuleado por quien alguna vez, en mis propios conceptos, había frisado los límites de ídolo. Apuré el paso en busca del ascensor que me había llevado hasta ahí y que, además, había sido mudo testigo de mis locas ilusiones de robarle una entrevista a ese malgeniado.

Cuando llegó el ascensor, mi alma volvió a su cuerpo. Me había salvado de lo que -según yo- pudo haber sido una paliza; terminando yo como culpable, y el supuesto agresor, inmune. Lo había visto actuar y su figura era el doble mío, casi por todos los frentes, incluido el pelo (Hoy, podría asegurar que por lo menos le gano en cintura).

Esos segundos, mientras el ascensor descendía, fueron eternos y colmados de una suerte de rabia y frustración, ira, no sé. No estaba preparado para una eventualidad así, aunque tampoco lo había intentado antes. Empezaba a aprender lo que iría a hacer diez años más tarde, cuando llegué a California: no tocar timbres sin antes anunciar la visita. Pero aquella vez, falto de experiencia y lleno de ilusiones, lo hice.
Coverdale y Whitesnake durante su gira 2006.

Cuando se abrieron las puertas del ascensor, ya en el primer piso, me topé con la grata sorpresa de que los cinco integrantes de Scorpions estaban ahí, esperando. Entonces, sí, saqué mi grabadora desde donde la había dejado la última vez que me gritaron y me acerqué a Klaus Meine, el vocalista. Le pedí muy cordialmente (arriesgando nuevamente mi pellejo con un loco de estos, y aún peor porque eran cinco) que me grabara un saludo para Radio Panamericana de Perú. Grande fue mi impresión cuando escuché al cantante alemán gritar en medio del lobby: I wanna go to Lima to rock you like a hurricaaaaaaaaaaaane!, haciendo mención al popular tema que por esos días el grupo tenía enquistado en las radios rockeras (Antena Um, Bandeirantes, entre las que recuerdo).


A Coverdale lo vi al día siguiente al frente de Whitesnake con el gran Cozy Powell en batería y el buenito de John Sykes, en guitarras. El show fue imponente. Sykes había sido parte de Thin Lizzy y amigo de Phil Lynott, y, luego de las funciones de Rio, empezaría a armar su propio grupo, Blue Murder -con Tony Franklin y Carmine Appice-, el cual difundí cuatro años después mientras estuve en la televisión. De haberlo sabido. Feliz día, David.

Javier Lishner
San Jose, California
22 de septiembre de 2006
NOTA RELACIONADA:
- Whitesnake en el Perú, SE SOLICITA REPORTERO EN LIMA

2 comments:

Anonymous said...

Página de la banda tributo a los Deep
http://www.losparpel.com
son de Madrid y os podéis bajar dos temas de un directo así como ver próximas actuaciones.

Javier Lishner said...

Se agradece la información. Disculpen la tardanza en la respuesta.
Un abrazo,

JL