Monday, October 29, 2007

YA PUES, BENEDICTO


Como miembro de la iglesia católica, nunca entenderé porqué otra persona que no tiene ninguna relación civil con uno, tiene que dirigir nuestras vidas. Sobre todo, si es que ni siquiera la hemos elegido.


Hoy, el Santo Padre apareció para decir que "los farmacéuticos deben estar permitidos de negar la entrega de medicinas que causen el aborto o la eutanasia". Pide a su vez, a los profesionales en salud, que objeten concientemente ("objeción de conciencia", le llama), en contra de esas prácticas.
Pareciera una injerencia en la decisión de la persona humana. Injerencia en la decisión de lo único verdaderamente propio que tenemos en esta vida, la libertad de elección.
Ya sabemos que nuestro Santo Padre, no hace mucho, apoyó la ex-comunión de legisladores pro-aborto en México. Como si él, sentado en el Vaticano, tuviera algo qué ver en lo que los legisladores (electos), en México, pudieran proponer para el mejor desenvolvimiento de su sociedad.
Benedicto XVI pide que se le diga a los pacientes de las "implicancias éticas" del uso de estas medicinas. O sea, ahora, siguiendo con esa premisa, será el farmacéutico el que nos va a decir qué es lo ético y qué no lo es. ¡Qué risa! Con estas declaraciones hay alguien que parece que anda en la Edad Media.
El Santo Padre participó de una charla en el XXV Congreso Internacional de Farmacéuticos Católicos, celebrada en el Vaticano. Creo que por declaraciones como estas es que aparecen los Marilyn Manson y los Zombies a cantar lo que cantan. Ahora me voy a escuchar a John Lennon, quien fervientemente creyó en la paz y la libertad.

Javier Lishner
Santa Clara, California
29 de octubre de 2007

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