JOHNNY WINTER: Blues & Roll
Bert, un señor con lentes a lo John Sebastian y vestido con una camiseta psicodélica (tie dye psychedelic t-shirt, que le llaman), se encontraba en la primera fila esperando la aparición de Johnny Winter. Me contaba que lo había visto muchas veces, y siempre "burning the stage down". Lo recordaba desde sus explosivas actuaciones en el Fillmore West, donde Winter dejó sentado que el blues también era para albinos. Anoche, aún en verano, Winter llegó trayendo su blues y más de cuarenta años de trayectoria.
"El más blanco de los blues". Así publicó la revista argentina Pelo, sobre Johnny Winter en 1974. Nunca lo había escuchado. Eran tiempos en que su hermano Edgar, el menor de la familia, era uno de los más famosos del mundo. Y solamente dos años después, gracias a un compañero de estudios, en el verano peruano de 1976, pude oír por primera vez el blues del guitarrista y cantante tejano (aunque nacido en Mississippi). Durante la siguiente década, trabajando en la radio, pude recién conseguir mi primer y único disco de este afamado músico. Y, por coincidencia, fue el John Dawson Winter III, con el que lo había conocido en la prestigiosa revista argentina.
Anoche, en The Catalyst de Santa Cruz, adonde llegué cruzando sus famosas montañas donde se originaría el sueño del U.S. Festival, Johnny Winter estuvo espléndido. Había leído las declaraciones del sexagenario artista diciendo que no tocaría nada de rock and roll. Pero sí lo hizo. Lo que no hizo fue interpretar el clásico de Rick Derringer, "Rock and Roll, Hoochie Koo", cuya versión le debe haber dado algunos dividendos a su colega, tres años menor que él. El inicio del show fue con un jam de Paul Nelson, su guitarrista y también manager. Allí, completando el elenco, estaban Scott Spray en el bajo y Vito Liuzzi en batería. Terminado el jam hizo recién su ingreso el esperado bluesman. "Hideaway" y "Sugar Coated Love" fueron la bienvenida a esa noche de cabellos largos, botas y mujeres a las que le canta Arjona. De inmediato, "Boogie Real Low", como para mover el ambiente. El licor y el olor a hierba comienzan a ser parte del evento.
Introduce "Miss Anne" de su segundo disco Second Winter, de 1969. Le sigue "Blackjack" con la mención a su autor, el inolvidable Ray Charles, y "All Tore Down" con el baterista asumiendo el papel de cantante. Winter, concentrado en su instrumento, es intenso. Desde su silla, situada en el centro del escenario, mira al público. Pareciera que le molestara la luz, cosas del albinismo, y se le ve físicamente disminuído. Y es que el problema con las drogas lo anduvo consumiendo hasta que se dio cuenta y recapacitó; no obstante, tuvo que soportar una cirugía en la cadera, que es lo que lo tiene limitado. Antes, era característico su permanente cruce en escena.
Llegan "Lone Wolf", "Red House" (en remembranza de Jimi, con quien alguna vez hizo sesiones), "It's All Over Now" de Bobby Womack, y se va para volver con "Mojo Boogie" y una de las más populares "Highway 61" [el video es del trigésimo aniversario de Bob Dylan].
Por allí, casi al final, había interpretado "Bony Moronie", también de su segundo disco, compuesta por Larry Williams. Y entonces recordé cuando Bert, antes del show, me había dicho que en los setentas, durante los días del Fillmore West, Winter "se bajaba" el local con su música. Anoche hizo lo propio con el público del Catalyst que terminó moviendo caderas, como él mismo lo hubiera hecho de no ser por su actual condición física. Qué fuerza. Y fue un rock and roll. El mismo que yo de niño tanto quise y cuyo nombre era "Popotitos". Lo demás, hoy, ya es historia.
Javier Lishner
Santa Clara, California
8 de agosto de 2009
Anoche, en The Catalyst de Santa Cruz, adonde llegué cruzando sus famosas montañas donde se originaría el sueño del U.S. Festival, Johnny Winter estuvo espléndido. Había leído las declaraciones del sexagenario artista diciendo que no tocaría nada de rock and roll. Pero sí lo hizo. Lo que no hizo fue interpretar el clásico de Rick Derringer, "Rock and Roll, Hoochie Koo", cuya versión le debe haber dado algunos dividendos a su colega, tres años menor que él. El inicio del show fue con un jam de Paul Nelson, su guitarrista y también manager. Allí, completando el elenco, estaban Scott Spray en el bajo y Vito Liuzzi en batería. Terminado el jam hizo recién su ingreso el esperado bluesman. "Hideaway" y "Sugar Coated Love" fueron la bienvenida a esa noche de cabellos largos, botas y mujeres a las que le canta Arjona. De inmediato, "Boogie Real Low", como para mover el ambiente. El licor y el olor a hierba comienzan a ser parte del evento.
Introduce "Miss Anne" de su segundo disco Second Winter, de 1969. Le sigue "Blackjack" con la mención a su autor, el inolvidable Ray Charles, y "All Tore Down" con el baterista asumiendo el papel de cantante. Winter, concentrado en su instrumento, es intenso. Desde su silla, situada en el centro del escenario, mira al público. Pareciera que le molestara la luz, cosas del albinismo, y se le ve físicamente disminuído. Y es que el problema con las drogas lo anduvo consumiendo hasta que se dio cuenta y recapacitó; no obstante, tuvo que soportar una cirugía en la cadera, que es lo que lo tiene limitado. Antes, era característico su permanente cruce en escena.
Llegan "Lone Wolf", "Red House" (en remembranza de Jimi, con quien alguna vez hizo sesiones), "It's All Over Now" de Bobby Womack, y se va para volver con "Mojo Boogie" y una de las más populares "Highway 61" [el video es del trigésimo aniversario de Bob Dylan].
Por allí, casi al final, había interpretado "Bony Moronie", también de su segundo disco, compuesta por Larry Williams. Y entonces recordé cuando Bert, antes del show, me había dicho que en los setentas, durante los días del Fillmore West, Winter "se bajaba" el local con su música. Anoche hizo lo propio con el público del Catalyst que terminó moviendo caderas, como él mismo lo hubiera hecho de no ser por su actual condición física. Qué fuerza. Y fue un rock and roll. El mismo que yo de niño tanto quise y cuyo nombre era "Popotitos". Lo demás, hoy, ya es historia.
Javier Lishner
Santa Clara, California
8 de agosto de 2009
2 comments:
Que tal suerte la tuya la de estar en un concierto así, sabes que a mi me gusta mucho el blues,,, muy buena tu nota.
Me avisas con tiempo cuando pienses venir o si hay alguien de tu confianza que venga por acá y te mando una botella de un buen pisco
Un Abrazo
Hola Jorge:
Johnny Winter cuenta que de niño escuchaba los discos de los grandes del blues, entre ellos, Muddy Waters. Cuando creció no solo tuvo oportunidad de tocar con Waters sino hasta de producirle discos. Todo un caso.
En cuanto al pisco, te reitero mi agradecimiento y hasta ya le empecé a hacer promoción entre mis amistades de por aquí. Este ofrecimiento no lo voy a dejar pasar.
Un gran abrazo,
JL
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