Saturday, April 11, 2009

EL DESAYUNO PERUANO: Por aquí pasó

El sábado anterior, pensando en todo menos en calorías, grasa y sodio, nos encontramos en el restaurante peruano al que alguna vez hicimos mención en este espacio, aunque aún no le hayamos dedicado una nota exclusiva. Se llama Jess's Place, está ubicado muy cerca de la Monterey Highway en San Jose, California, y, para una parte de la comunidad peruana del sur de la Bahía de San Francisco, es el punto de encuentro cuando se trata de saborear clásicos potajes de nuestro querido Perú. El sábado pasado fue uno de esos días.


En su carta, el Jess's Place tiene casi cualquier plato de la cocina peruana que a uno se le antoje. Y si no está en la carta, se lo preparan. Es casi cuestión de pedir y allí están para ofrecerlo. Ahora, si se encuentra el dueño, el popular Zenón, con mayor razón. Aquella mañana, nos atendió Dora. Fue ella quien al acercarse a la mesa nos trajo el matutino menú hablado. Recuerdo que mencionó tamales, antes de que la interrumpiera para preguntar si tenía "pan con chicharrón". Nos dijo que sí. Bueno, siempre hay una primera vez. Y esa mañana la hubo.


Para complementar el desayuno pedimos un jugo. La atenta camarera nos ofreció de maracuyá y, aunque hubiéramos preferido el tradicional jugo de naranja (de Huando), nos quedamos con el de aquella fruta tropical sudamericana. Al maracuyá aquí se le conoce como passion fruit y tengo entendido que también crece en los campos californianos.


Para terminar con el desayuno peruano pedimos un café, pasado por supuesto, el que con su respectiva azúcar, me hizo recordar los viajes al interior del país, cuando íbamos en autobús y parábamos en algún lugar de la carretera para calentarnos un poco, cuando no viajábamos con Johnny Walker ni Ron Pomalca.


Mientras tomábamos el jugo, y jugábamos con la taza del café, el emparedado de chicharrón (carne de puerco), conocido entre nosotros como "pan con chicharrón", se había extinguido. Solo quedaron unas rodajitas de cebolla y un trocito de tomate. Y solo porque en casa siempre nos enseñaron a dejar algo en el plato.

Buena la sazón, bueno el tamaño, muchas calorías, mucha grasa y el precio ni me fijé. Pero qué rico que se come cuando uno no piensa en la salud. (FOTOS: Javier Lishner).

Javier Lishner
Santa Clara, California
11 de abril de 2008

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