Cardenal Cipriani
NO CONTROLES... MI FORMA DE PENSAR

Como el título de la canción de Olé Olé -escrita originalmente por Nacho Cano de Mecano-, hay que recordarle al arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, que la sociedad está compuesta por individuos y cada quién tiene sus propias libertades, ese término que tanto le temen y satanizan en sus discursos. Es cierto que para los pastores de la iglesia católica el rebaño es lo que cuenta; o sea, la masa, la cantidad de gente que puedan acumular para satisfacer su ego de números al final del año, y, como hacen algunos, poder estirar su mano -muchas veces sucia- para pedir donaciones y seguir viviendo la vida de zánganos.


Esta vez, el polémico miembro del Opus Dei aprovechó la homilía del domingo de ramos, que debería ser de meditación y serenidad, para lanzar palabrotas a aquellas personas o grupos que están a favor del aborto.

Este pastor, cuyo ejemplo dista mucho del verdadero mensaje de paz que dejó Jesucristo, vuelve a utilizar el púlpito de la Catedral de Lima para lanzar petardos contra aquellos que piensan distinto. "No queremos participar de esa cabalgata de traidores, porque aunque estén llenos de poder en todas partes del mundo son una cabalgata de traidores. No defienden ni la familia, ni la vida, ni la paz, ni la justicia", dijo.

"La Iglesia tiene que conservar como un sagrario el intento de la humanidad de asesinar la vida de los no nacidos y de precipitar la muerte de los ancianos". Cipriani piensa que la eutanasia es precipitar la muerte de los ancianos. No sabe tampoco, que es la iglesia católica la institución que, desde su creación, ha causado más muertes en el mundo. Revise usted la historia. La matanza de los cátaros, la persecusión judía, las muertes por la santa inquisición española, asesinatos en torturas, quemados vivos, persecuciones contra herejes templarios, matanza de indígenas en tierras sudamericanas (con la cruz colgando y la biblia entre manos), apoyo a los gobiernos de Franco, Hitler, Mussolini, y de tantos dictadores en nuestra América del Sur. El genocidio de Ruanda, acaso el país africano con mayor cantidad de católicos, las cruzadas, los niños violados, es poco...

Del mismo Cipriani, no en balde, el ex-diputado por Ayacucho, Alberto Valencia Cárdenas, alguna vez dijo:

"El pueblo ayacuchano estaba enterado de que monseñor Cipriani se reunía y discutía todas las semanas con el jefe político militar las tácticas de la guerra en el departamento. Cipriani conocía hasta en sus últimos detalles todo lo que estaba sucediendo. Conocía de las desapariciones, de las torturas, de las matanzas y de las fosas comunes. Yo sé que la Comisión de la Verdad ha llegado a estas mismas conclusiones pero, hasta ahora, no ha dicho ni dirá una palabra al respecto quizá porque el presidente de la CVR es el rector de la Pontificia Universidad Católica. Pensar que monseñor Cipriani desconocía las matanzas de Ayacucho es como pensar que Fujimori desconociese los latrocinios de Montesinos. Pero aclaremos. Yo no estoy diciendo que el ex arzobispo de Ayacucho haya propiciado la política de tierra arrasada. Estoy afirmando que monseñor Cipriani no podía desconocer las matanzas de Accomarca, Chusqui, Rinconada, Sachabamba, San José de Secce, Lucanamarca y de decenas de pueblos más. El ha escuchado durante diez años, todos los días, a millares de mujeres campesinas clamando por sus seres queridos desaparecidos o muertos. Ellas lloraban infructuosamente en las puertas insensibles del arzobispado. El pueblo ayacuchano las ha visto. Y el pueblo ayacuchano no olvida."

El arzobispo de Lima, mencionó hoy que en los tiempos actuales la iglesia tiene una tarea especialmente importante: conservar la vida humana desde su concepción hasta su muerte. Como que fuera la iglesia católica la encargada de velar por los hijos ajenos. Qué buena concha. A Cipriani nadie lo ha elegido. Cipriani quiere hacer creer, pero no es la voz de la iglesia en el Perú. Cipriani fue puesto allí por el Vaticano, que no tiene ninguna vela en el entierro. La voz de los obispos del Perú es la del presidente de la Conferencia Episcopal Peruana o el pleno de ella.

El prelado también tuvo el desparpajo de pedir a las personas abrir los corazones y tocar la cruz con las manos limpias. Un individuo a quien se le conocen tantas artimañas durante el fujimorismo y que no hizo nada cuando el horror invadió Ayacucho y él era arzobispo de la sede de Huamanga. "No se puede tener manos de violencia, de corrupción, de robo. Deja atrás esas envidias, manipulaciones y mentiras. Si el corazón no quiere limpiarse, la cruz no entra". Claro, deja atrás las manipulaciones... porque ustedes creen ser los únicos que pueden manipular, controlar las mentes y las formas de pensar.

Cipriani, en vez de dar mensajes sobre la familia y hablar de traidores, anda a besar los pies de cuanto gobernante esté en el poder y sigue dejándote besar las manos por ellos. El intercambio a ese nivel, por ahora, te favorece. (En enero pasado recibió la Orden El Sol del Perú en el Grado de Gran Cruz. ¡De polendas! Lo que han debido hacer es dar la Orden en el Perú para que lo cuelguen a pleno Sol en una Cruz Grande). Con respecto a aquello de que "es el momento de llevar a todos al gran sacramento de la reconciliación", como hoy dijiste, es cierto, pero no te lo cree nadie. Con tu postura y tus palabrotas, haces y dices, justamente, todo lo contrario.

No utilices la Basílica Catedral para enviar mensajes cargados de odio y violencia, porque te vas a ir al infierno por provocador. Te quisiera ver crucificado al igual que Jesucristo, para ver cómo reaccionarías. Posiblemente no te saldría ni la primera letra de las siete palabras que tu mesías tuvo el valor de decir. Pero, seguramente, te tendremos de nuevo el próximo domingo proclamando la resurrección del cordero de dios. (FOTO: AP Photo/STR)

Javier Lishner
Santa Clara, California
5 de abril de 2009