Una producción bien balanceada con temas clásicos de Queen, y varias de Bad Company. Y, para el cierre, hasta se animaron a interpretar el viejo "All Right Now", que Rodgers, junto a otros tres monstruos, hizo éxito en 1970 bajo el nombre de Free, sugerencia del maestro Alexis Korner.
El escenario que Queen mostró anoche no necesitó de muchos efectos especiales, más allá de un buen juego de luces y tres pantallas para acercar a los miles de espectadores que se dieron cita a la gira que el grupo inició el año pasado en Europa.
Momento álgido de la noche fue la presencia de Freddie Mercury, en pantalla, interpretando "Bohemian Rapsody", para, luego de varios minutos, darle la posta a Rodgers, quien dejó bien en claro dos cosas: primero, que no llegó a la fiesta para reemplazar al difunto Mercury (quien para la mayoría de fans, es irreemplazable) y, segundo, el porqué es considerado uno de los mejores vocalistas en la historia del rock.
Brian May hizo lo suyo. El lúcido guitarrista puso su experiencia al mando de la banda y su sola presencia llenó parte del escenario. Tal vez, su cercanía a Mercury, es lo que lo sigue haciendo un poco enigmático, por más sencillo que realmente sea. May cantó "Love Of My Life" en la parte delantera de la pasarela donde, en aquel momento, su guitarra, fue su única compañera. El público le respetó el tema hasta el final, cuando irrumpió con una tremenda ovación, en instantes en que ya había aparecido el jovial vocalista de 56 años, para apoyarlo. May demostró calidad con la guitarra, y derrochó destreza, arte, primor y propiedad en más de un solo que produjo.
Roger Taylor, desde el fondo, mantuvo la sección rítmica acompañado por un correcto bajista neoyorquino de origen latino (Danny Miranda), poco conocido a pesar de su trabajo con Blue Öyster Cult. Taylor también se atrevió a cantar, cosa que siempre hizo muy bien. Le encargaron "These Are The Days of Our Lives" y "I'm In Love With My Car", esta última, composición propia, que fue parte del álbum blanco de 1975. El baterista también interpretó "Radio Ga-Ga", otra de su pluma, cediéndole el micrófono a Rodgers, para que continuara con la segunda parte del tema. El baterista Taylor es de por sí un cantante.
Para quienes fueron a escuchar temas clásicos, el show debió haber sido perfecto. "Crazy Little Thing Called Love", "Fat Bottomed Girls", "The Show Must Go On", "Another One Bites the Dust", "We Will Rock You" o "Under Pressure", fueron prueba de ello. Para los que fuimos a ver algo más, también.
Y, después de dos horas y fracción, el apoteósico final llegó con "We Are The Champions". Nos retiramos con la sensación de haber escuchado a una gran banda con un cantante de lujo. Lo que vimos anoche, no sucede frecuentemente. Después de todo, demoramos más de dos décadas para volver a ver en vivo a Su Majestad. Esta vez, con Paul Rodgers. ¡Qué viva Freddie Mercury!
Javier Lishner
San Jose, California
6 de abril de 2006