Led Zeppelin, por coincidencia, también cuarteto, había perdido a su baterista un año antes de ese especial radial. Fue el 25 de septiembre de 1980. Poco más de dos meses después, los restantes miembros del grupo hicieron pública su intención de no volver a actuar juntos, o, por lo menos, bajo el sagrado nombre que, en 1969, junto a John Bonham, habían creado. En principio, aunque con pena, los seguidores comprendimos el mensaje y, a partir de ese momento, nos resignamos a cerrar la colección de discos de Led Zep con el In Through the Out Door, lanzado en agosto del año anterior.
Personalmente le debo a The Who, mucho de mi afición por la música. Podría decir que fue el primer ejemplo que tuve sobre la típica banda de rock. Aquella formada por un bajo, una guitarra y una batería, y, en frente, el prototipo del cantante; enérgico, vibrante, osado, y a la vez carismático. Siempre creí que Robert Plant, el vocalista de Led Zeppelin, quien llegó un poco después a la fiesta, tuvo de quién aprender. Roger Daltrey, el cantante de The Who, es indudablemente un ícono cuando se habla rock. The Who, al igual que Led Zeppelin y Queen, también fue cuarteto. Y, dos años antes de la súbita desaparición de John Bonham, pasó también por la misma experiencia. Su baterista, Keith Moon, voló al cielo en septiembre de 1978.
Antes que todos ellos, hubo otro grupo, por coincidencia cuarteto, que pasó por la amarga experiencia de perder, repentinamente, a uno de sus miembros. A diferencia de los anteriores, éstos, no eran ingleses. Se hacían llamar The Doors, eran de Los Angeles, California, y el 3 de julio de 1971 habían perdido a su vocalista. Se llamaba Jim Morrison. Morrison no solo era la imagen; era, además, compositor, poeta y hasta director de películas. Su muerte dejó un gran vacío. El blues-rock, el hard rock, el acid-rock... perdió a uno de sus más grandes aliados. El rock and roll perdió aquella vez a una de sus mejores voces.
Estos casos, que son solo un puñado de muchos, se asemejan en algo entre sí. Sus integrantes nacieron juntos, triunfaron juntos y sufrieron juntos. Los cuatro anduvieron con sus miembros originales a la hora nona, ese momento en que uno, sin pedir permiso, se les fue para siempre.
Led Zeppelin.
Mas bien, la manera como cada uno reaccionó ante la eventualidad los diferenció un poco. Los Doors, por ejemplo, a la muerte de Morrison, resolvieron seguir adelante. Ray Manzarek, el teclista, asumió el mando del grupo y, con el guitarrista Robby Krieger, decidió compartir las voces. A fines de 1971 lanzaron Other Voices y, un año después, Full Circle. Fue en este último del que salió un disco sencillo titulado "The Mosquito", que comenzaba así: "No me molestes mosquito...". El 45 r.p.m de sello Elektra llegó a casa la Navidad de 1972. A principios del siguiente año, mientras buscaban cantante, el grupo anunció su fin.
El caso de The Who fue un poco similar. Pero, solo un poco. A la muerte de Keith Moon, los otros miembros pensaron que lo que el baterista hubiera querido era que The Who continuara. Y, así, Roger Daltrey, Pete Townshend y John Entwistle, encontraron al que parecía el baterista ideal para completar el combo. Fue Kenney Jones, quien había trabajado en los Faces. Por coincidencia, Moon había estado con Jones la noche anterior a su muerte (ver foto). Pero el tiempo mostró que, musicalmente, Jones no era el complemento perfecto. Al igual que The Doors, el grupo solo duró dos discos más: Face Dances, lanzado el 81 y, It's Hard, un año después. A pesar que ambas placas los ubicó en las listas de éxitos y los expuso en MTV, la cuerda no dio para más. The Who anunció su Farewell Tour, que fue una de las noticias más tristes que me tocó dar ese año... Aunque la separación no les duró mucho.
The Who.
Amén de los Beatles, posiblemente sea Led Zeppelin el grupo más leal, si de cumplir su palabra se trata. Por lo menos, hasta ahora. Su misiva del 4 de diciembre de 1980 anunciando su separación tras la muerte de su baterista, ha sido cumplida, con la excepción de tres ocasiones. Y todas, por una especial condición. La primera, en 1985, para el Live Aid; la segunda, en 1988, por los 40 años de la Atlantic Records; y, la tercera, en 2007, para el homenaje a la memoria de Ahmet Ertegun, el mandamás de Atlantic. La otra vez que se reunieron fue para el matrimonio de Jason, el hijo de John Bonham, pero no lo hicieron bajo el conocido remoquete. Fue en mayo de 1990. En la actualidad, cuando -con la venia y participación del hijo del "Bonzo"-, todo parecía que el zepelín volvía a levantar su esqueleto, Robert Plant, el cantante, dijo no. Y allí tenemos a Jimmy Page y John Paul Jones, buscando a un vocalista para reemplazar al original. Sin embargo, hace tan solo dos horas, Harvey Goldsmith, su antiguo promotor, afirmó que si ellos quieren reunirse para tocar juntos deberían usar cualquier nombre mas no el de Led Zeppelin.
Quienes parecen no haberse hecho mucho problema con esto, fueron dos de los miembros de Queen. El grupo respetó durante casi tres lustros la memoria de su vocalista, y, en 2004, Brian May y Roger Taylor, anunciaron nueva gira. El bajista, John Deacon, no fue de la misma opinión. Queen, sin Deacon, había encontrado cantante y andaba feliz con el nuevo proyecto. El vocalista, ni era nuevo ni iba a formar parte del grupo. Tenía una larga historia, incluso, más larga que la de la propia banda. Cuando Brian May hizo el anuncio de Paul Rodgers, dijo también que Freddy [Mercury] había sido uno de sus admiradores. La cosa se presentó como Queen + Paul Rodgers, dejando bien establecido que no era Queen lo que el público debía esperar. Hoy tenemos a Queen + Paul Rodgers con nuevo disco y otra gira universal... a la que, finalmente, Luis Guadalupe podrá asisitir.
The Doors.
Existe otros casos tales como los de INXS o AC/DC que, en el camino, también se encontraron con más de una sorpresa. A su manera, cada uno supo cómo capear el temporal, para bien de su espíritu, su bolsillo y sus seguidores. En cuanto a las opiniones adversas y los sentimientos encontrados, seguramente que, con vivos o muertos, siempre los habrá. Tanto como las ganas de tocar y mantener el nombre en alto.
Javier Lishner
Santa Clara, California
30 de octubre de 2008