Friday, December 15, 2006

Entretelones
LAS GIRAS A NIVEL NACIONAL

De acuerdo a diferentes diccionarios, incluido el de la Real Academia de la Lengua, gira, es un viaje o excursión por diferentes lugares con vuelta al punto de partida. Esa fue, justamente, una de las actividades que, a varios de nosotros, nos tocó desarrollar en el Perú durante nuestros 15 minutos. A algunos, los quince minutos se les extendió más allá de lo que el mismo Andy Warhol hubiera sospechado, y se les convirtió en una forma de vida. Otros, más bien, decidimos seguir detrás de bambalinas.

De las giras, aún hay dos cosas que honestamente no podría contestar. La primera vez que participé de una, y, cuál de todas fue la mejor. Porque, como varios de mis amigos músicos y colegas comunicadores, trabajando, tuve la oportunidad de ir conociendo el Perú.

[LA MÁS MÁS] El espectáculo fue creado en Radio Panamericana para congregar a sus miles de oyentes al final de cada año. En La Más Más, se presentaba un ranking con las mejores canciones de las últimas 52 semanas. Los oyentes, a su vez, a través de cartas y llamadas telefónicas, participaban directamente en la confección de las mencionadas listas. En mis tiempos, el conteo se hacía en el Centro de Cómputo, cuyo mandamás era Kike Chávez.

Con Susana A., Sammy Sadovnik y Lucho Argüelles en la Plaza de Acho de Lima. Marzo del 85.

El día D, generalmente en diciembre, se efectuaba el espectáculo. Originalmente fue con grupos en vivo; sin embargo, luego, al agregársele "la pantalla gigante y a todo color", el evento empezó a crecer, convirtiéndose, la pantalla, en el centro de atención. La voz de Iván Márquez en la promoción radial del mismo (y los días previos, también en la televisión), le daba el toque de credibilidad a lo que la radio ofrecía. Y esa voz de El Maestro se hacía notar aún más, cuando, la noche anunciada, llegaba con el fondo musical que identificaba al espectáculo. Era una canción del trío español Mecano, de título "Boda en Londres", que sirvió para presentar y despedir cada una de las ediciones del otrora popular acontecimiento peruano.

Lo que en 1976 comenzó siendo una actividad local y anual, pronto, con la aparición de las filiales de Panamericana en el interior del país, de a pocos, el espectáculo se fue descentralizando. Debido al éxito de la lista en audiencia, y, al evento en el aspecto financiero, apareció más tarde La Más Más del Verano. También se aprovecharía la actividad para la celebración de funciones especiales y únicas como: La Más Más de la Década o La Más Más de los 30.

Durante el tiempo que me tocó pertenecer a la radio, entre 1983 y 1985, pude ser partícipe de todas las presentaciones en Lima y, en muchas, digamos, la mayoría, de las del interior. Como quiera que por motivos de logística no todos podíamos viajar al mismo tiempo (algunos tenían que encargarse de la programación de Lima, por ejemplo), cada vez que se confirmaba una plaza, había cierto protagonismo entre los disc jockeys. Los que teníamos un poquito de vara, no participábamos de esa disyuntiva. Menos aún, Kike Chávez, el mismo del Centro de Cómputo, encargado de coordinar los eventos en cada ciudad. Johnny López, por la popularidad que le daba la televisión, era otra ficha segura. Y recuerdo que hasta se daba el lujo de desertar cuando tenía algún compromiso "más importante". El equipo administrativo tampoco pasaba por ese rompecabezas, pues, todos, sobre todo, ellas, tenían asegurado el boleto. Y claro, eran, ellas, las encargadas de adquirirlos.

¿A quién no le gustaba, de vez en cuando, darse una escapada fuera de Lima? Viajábamos gratis, hacíamos lo que nos agradaba, nos presentábamos en inmensos coliseos (la mayoría de las veces, repletos), teníamos el hospedaje pagado, nos alimentábamos bien, nos dábamos tiempo para probar los postres de cada ciudad, y, como premio a nuestra excelencia, recibíamos un extra pecuniario, el cual, cuando no íbamos a ciudades fronterizas, llegaba casi completo al punto de partida. Aquello no sucedía cuando viajábamos a Tumbes o Tacna. En esos casos de frontera (con Ecuador y Chile), más bien, dinero era lo que nos hacía falta para adquirir productos importados cuyos precios eran módicos con respecto a los de Lima. Lo mismo ocurría en Iquitos, puerto libre, en donde, generalmente, nos hospedábamos en el malecón Tarapacá, en las riberas del Amazonas.

Happy Birthday JL. Hotel de Turistas de Ica. Enero de 1984.

Por lo regular, cuando nos encontrábamos en gira, luego de la presentación, rompíamos filas. Los más aventureros, nos íbamos más lejos y volvíamos más tarde, aunque, a veces, muy temprano (en la mañana siguiente). A menudo, incluso, sin hambre como para tomar desayuno.

Me pasó una vez en Cajamarca, que mientras regresaba al hotel, después de haber conocido la ciudad de noche, encontré al elenco en el lobby listo para viajar de regreso (por tierra) a Chiclayo. Los vi como un espejismo, pero, conforme me iba acercando, no desaparecían. Y no desaparecieron. Tuve que hacer un saludo formal, treparme al autobús y hacer mi cama en los cinco asientos posteriores del mismo. En Chiclayo, recién, tomaríamos el avión que nos llevaría a Lima. Esas seis horas en autobús, es algo de lo que podría canjear por casi cualquier cosa para eliminarlas de mi pasado. Nunca había dormido en una cama que se moviera tanto. Si aunque sea Belaunde hubiera hecho algo por esa carretera, la cosa hubiera sido distinta. Pero, claro, seguía pensando en las musarañas y en su Marginal de la Selva, la que había construido casi veinte años antes. La sola reminiscencia del evento me hace doler la cabeza. Aunque, aquella vez, de Cajamarca a Chiclayo, me dolió todo, hasta el bolsillo. Sin embargo, hubo otras, como la de Ica, en enero del 84, que recuerdo con mucho cariño...

Nos encontrábamos hospedados en el Hotel de Turistas, que tenía su famosa discoteca en el primer nivel (y una piscina a la que algún loco del grupo se tiraba desde la ventana de su habitación del segundo piso). Yo miraba, nomás. Era sábado, día del show, y, en horas de la tarde, mientras los rayos del sol caían sobre nuestros hombros, parte del clan apareció con una exquisita torta de pecanas, adquirida en Helenas, en la Plaza de Armas, con motivo de mi onomástico número nosecuántos. El grupo Hielo, que formaba parte del elenco artístico, participó de la celebración. Años después, Tomás, su bajista, me haría padrino de su hija, y Sergio, su cantante, se convertiría en Fiorella. Completaban el grupo, Nory (Takayesu) en guitarra y Víctor (Ríos) en batería. Como invitado solían viajar con Tito Rullo, músico y extraordinario aporte para promover el buen ambiente de la comunidad artística.

Hubo otras giras que requirieron de mayor esfuerzo y, también, refuerzo. Como en Arequipa, donde, una vez, por ayudar a cuidar una de las puertas de acceso, casi me trenzo a golpes con un desadaptado que se quiso pasar de listo. Y, otra, en el Coliseo de Chiclayo, en donde, delante de nuestras narices, una banda de pandilleros se zampó, como Pedro en su casa, por una ventana. En Huancayo, acostumbrábamos aprovechar el viaje para participar de su feria dominical, antes de emprender la retirada a Lima. Una vez, incluso, con Sammy Sadovnik, acompañamos a César Abril al cementerio de la ciudad para visitar a su padre. Caramba, que fue emotivo. Algo serio en medio de tanto barullo. En Arequipa, era habitual visitar el Convento de Santa Catalina. Y, hasta una vez, creo que fue a Piura, viajamos en un avión de la Fuerza Aérea Peruana, sin asientos ni comodidades, y con un ruido permanente durante la media hora de vuelo que, para los claustrofóbicos, fue todo un nuevo experimento. El ingreso y la salida del aparato, como era de suponer, fueron por la rampa trasera, por donde normalmente sube y baja la tropa en acciones militares. Alguien, un poco mayor, descendió quejándose de la columna.

Con música, fue una experiencia sin igual. Pero, lo sin igual, terminó para mí a fines de 1985 cuando un día como hoy, 15 de diciembre, participé de mi última Más Más en el Coliseo Amauta.

[PERÚ ROCK] El 20 de octubre de 1987 fue martes. Ese día, Julio Caipo, el eximio guitarrista, líder de un poderoso trío que formaba con César Noriega y Pepe Vilogrón, organizó una reunión para presentar a José Talavera Espinar.

En la Plaza de Armas de Tarma con Yesabella, Isis, S.O.S. e imponentes guardias de seguridad.

Pepe, como lo llamaban, era socio de CATS Producciones, una joven empresa que poco tiempo antes había asistido al empresario Jorge Bustamante, en la gira Enhorabuena 87, la que tuvo como imagen a Jorge Henderson Palacios, exitoso presentador de la televisión peruana y antiguo compañero de Radio Miraflores. Enhorabuena viajó por el territorio con una pléyade de baladistas nacionales, entre los que figuraron, Mache, Luis Alonso, Jenny Higginson, Beto Danelli, Isis, Maryna Tafur, Daniel, y Daniel Avila (hermano de nuestro antiguo compañero de Panamericana, J.A. Junior). Incluso, alguna vez, el 24 de septiembre, habían participado, con el propio Jorge, en nuestro programa de radio.

Aquel martes al mediodía, con Pepe Talavera en La Caravana, Julio Caipo prácticamente dio el primer paso para lo que muy pronto se iría a anunciar en conferencia de prensa, en el Grand Hotel Miraflores, como Perú Rock Gira 88. Y, esa fue otra historia.

Para comenzar, iniciamos la Gira 88, en diciembre del 87. Esa vez, ya no solo formábamos parte del elenco, como en La Más Más, sino también éramos miembros del lado organizador: CATS Producciones. Con CATS habíamos acordado que, en cada una de nuestras salidas, que sucedían los fines de semana, invitaríamos a diferentes periodistas y disc jockeys para que fueran testigos de nuestro proyecto. Ergo, había que portarse bien.

La gira comenzó por el Norte, en las ciudades de Piura y Chiclayo, y fue tomando cuerpo conforme pasaba el tiempo. Fue por eso que, cuando en septiembre del 88 el gobierno de García Pérez anunció el paquetazo económico, nos jodió toda la inversión, no solo económica sino la que no se compra: el esfuerzo, el tiempo y la dedicación.

Empezamos teniendo como base a Beto Danelli, quien, aunque se identificaba más con la balada, también cantaba a ritmo de rock. Además, lo acompañaba una banda muy identificada con el género que incluía a Ernesto Samamé, su hermano Ricardo, Andrés Landavere y Lucho Guimet. Con Beto, estuvieron Yesabella, S.O.S. y Julio Caipo. Luego vinieron los viajes a Tarma y Chanchamayo, incluido un huaico que casi provoca la suspensión del espectáculo en la ciudad del café y que sí provocó la rapada de cabello de quien suscribe, lo que algunos aún deben recordar. La periodista Patricia Saavedra, por ejemplo. Aposté que, debido al derrumbe que había sucedido durante la noche, bloqueando la carretera, no íbamos a poder trasladarnos de Tarma a Chanchamayo (donde iba a ser el show) y, por consiguiente, íbamos a tener que cancelar la presentación de esa noche. Aunque con demora y dificultades, con la ayuda de los pobladores del área -entre rocas, lodo y un profundo barranco-, cargando los equipajes a nuestras espaldas, pasamos y sí realizamos el show en los predios de la Cooperativa Villa Rica, hasta donde tiempo antes yo había llegado bajo la coordinación del correcto empresario local, Carlos Macarlupú, con grupos como S.O.S. y Fosh (de Tomás Díaz). Feiser, también conocía muy bien ese terreno. Esa noche de Perú Rock Gira 88, el 30 de enero, la sazonamos con unos traguitos de pisco, los que, alguno, acompañó con galletas charada de chocolate. Lo que sucedió después de esa combinación imperfecta es otra historia. Sammy Sadovnik es uno de los que la recuerda muy bien.

Peripecias de un viaje que costó la cabeza de uno de los presentadores.

En junio, arribamos a Chimbote para actuar en el Coliseo Paul Harris. Ahí nos auspició Radio Studio 54, y fue donde conocí a mi hoy amigo Luis Alberto Garibay, mi cuasi vecino en Los Angeles. Al mes siguiente, el de la Patria, llegamos a Huánuco y Huaraz. Rio fue el estelar de esas presentaciones, y completaron el elenco: Danai, Feiser, S.O.S., Punto Negro y Clip. En Huaraz, el éxito de la actividad fue tan grande, que hubo que programar una segunda función inmediatamente terminada la primera (previo permiso in situ otorgado por el Municipio de la ciudad). Julio Andrade y César Bustamante, bajista de Frágil -quienes se encontraban de visita turística- fueron testigos del (doble) acontecimiento. En septiembre, don Armando Villanueva, quien llevaba la banda de Primer Ministro, anunció "el paquetazo" a la Nación y, un mes después, debido a ello, nos vimos obligados a cumplir con la que sería nuestra última intervención en Trujillo. Llegamos a la Capital de la Primavera con Rio, JAS, Feiser y Punto Negro, el eterno telonero, en el buen sentido del término. El carisma de su vocalista y sus canciones de estribillo fácil, eran el mejor ingrediente para iniciar cada una de las presentaciones. Con Punto Negro, hubo una anécdota. Y sucedió en Huánuco, el 9 de julio, en el Coliseo 15 de agosto, a casi 2,000 metros de altura, en el distrito de Amarilis.

Como empezaba a hacerse costumbre, Punto Negro, que formaban Renato Guerra, Dante Tirabanti, y los hermanos, Coco y Oscar Bravo (luego convertido en quinteto con la adición de Toshi Ikeda), se empezó a convertir en el encargado de abrir las presentaciones de Perú Rock. Aquella vez, en un ambiente inmejorable (de la que el disc jockey, y ahora empresario iqueño Gastón Medina puede dar fé), su show fue muy bien recibido por el público que abarrotaba el coloso y que, en ningún momento, dejó de ovacionar a los invitados. Y lo hizo hasta el final con Rio, quienes fueron también los estelares en esa noble ciudad de los Andes. Terminada la presentación de Punto Negro, cientos de fans corrieron sin medida detrás del grupo. Querían una foto, un autógrafo o cualquier cosa de sus integrantes. Tratamos de brindarles resguardo pero, uno, el bajista-fundador, Dante Tirabanti, el mayor del grupo, se quedó detrás. Una adolescente, en su desesperación por tocar a sus ídolos, vio parado a Dante, un poco mayor, subido de peso, con lentes, e incipiente calvicie (contrastando con el nombre de su anterior grupo que se llamó Pelo), y le preguntó: "¡Señor, señor!, dígame rápido por favor, ¿sabe por dónde se fueron los de Punto Negro?". Y el bajista no tuvo mejor idea que señalar para allá... Horas más tarde, ya en el restaurante del hotel, el buen Dante tuvo que conformarse con frescos chifles y un suculento locro de gallina... mientras algunos se chiflaban de la risa. Sin duda, Dante, fue siempre el alma de los eventos en los que participó y, por esas cosas de la vida, siempre anduvo cerca de las anécdotas. (Ver EN HUANCAYO: La Yuca del 87).

En la Laguna de Paca a 3,400 metros de altura, camino a Huánuco. Con Rio, Clip, Feiser y Punto Negro.

Las presentaciones en Ica y Lima, que ya andábamos preparando para finales del 88, tuvieron que ser suspendidas hasta hoy, por culpa de la inflación. Porque lo nuestro iba viento en popa, incluso, con la idea de la internacionalización, para lo cual quien suscribe ya había cruzado una vez la frontera.

[FANTÁSTICO] No fue la gira más larga ni la más importante. Pero, seguramente, una de las más divertidas. Fantástico fue un programa que apareció en Panamericana Televisión en agosto de 1989, mientras, en Canal 13, yo conducía
Mirando la Radio, un show diario de videos musicales y entrevistas.

Compartían la conducción, Katia Balarín,
Rocky Belmonte y Franco Scavia. Lo que comenzó como una aventura sin cabeza, muy pronto, se convirtió, posiblemente por las cualidades de sus conductores, en el programa más popular de la televisión local. Mi alejamiento de Mirando la Radio, coincidió, casi, con el de Franco Scavia de Fantástico. Fue así que, en enero del siguiente año, recibí la llamada de Fernando Guille, el productor, invitándome a integrar el elenco que perdía a uno de sus miembros originales. En esa oportunidad, y por primera vez, la aventura que asumía, si bien era del espectáculo, no era musical. Debuté en Fantástico al día siguiente de mi cumpleaños número nosecuántos.

Fantástico en pleno. Con Katia, Rocky y Jean, y un hermoso fondo.

Hubo muchos concursos, premios, juegos y participantes pero, sobre todo, sintonía. Y, a diferencia de la televisora en la que había trabajado antes, ésta, llegaba a todos los rincones del país. El elenco artístico contenía presentadores, modelos, y bailarinas. Cada quien tenía su responsabilidad en la producción y, como quiera que las emisiones eran en vivo (o, como se dice ahora, en tiempo real), todos debíamos estar compenetrados con el trabajo de todos. Cristian Andrade, argentino igual que el productor, a quien yo conocía desde mis épocas de Radio Panamericana, hizo un excelente trabajo de coordinación. Su experiencia, merece resaltarse, estaba a la altura de ostentar el cargo de productor. Creo que los que trabajamos con Fernando y Cristian al mismo tiempo, fuimos afortunados.

En una de esas reuniones que hacíamos con frecuencia (me refiero a las de trabajo), Fernando anunció un nuevo paso en el programa. Se refería a la gira que el elenco empezaría a realizar en el interior, con los mismos juegos que mostrábamos diariamente en el set de "la esquina de la televisión", como se le conocía al Canal. Para muchos, fue una agradable noticia. Sobre todo, para quienes, a diferencia de Rocky y quien suscribe, no habían recorrido el país. Rocky, con su carrera de cantante, lo había hecho mientras no vivió en México.

Con Fantástico viajamos al norte, al sur y al oriente. En esa gira, a comparación de las anteriores, tuvimos diferentes experiencias. Como dijimos, no había música, o, por lo menos, la música no era el componente principal. Había, además, mucho elemento joven (y femenino), y, un alto porcentaje del grupo, tenía poca experiencia en viajes. Empero, eso, no fue óbice para pasarla tan bien, como en las anteriores.

El adiós de JL. Despedida con mariachi. Cumplíamos 300 programas.

En Tarapoto, en el departamento de San Martín, como en cada ciudad a la que llegamos, fuimos recibidos por público seguidor del programa que, por momentos, nos hacía sentir como Beatles. Katia, la imagen femenina del grupo, recibió flores en cada aeropuerto al que arribamos. En Tarapoto, todos recibimos flores. Aquella vez, el avión de regreso casi deja a Rocky y a quien suscribe, por haber estado conociendo la ciudad desde la noche anterior. Solo nos faltó meternos en los baños termales de Chazutayacu. Felizmente, todos llegamos a Lima, como se dice, sanos y salvos. Lo que casi no sucede cuando volvíamos de Arequipa.

Esa vez, el tiempo nos jugó una mala pasada y, estando cerca de aterrizar en el aeropuerto internacional Jorge Chávez, luego de unos veinte minutos dando vueltas alrededor del mismo círculo, y de empezar a escuchar suspiros subidos de tono; el piloto, de pronto, decidió regresar al sur para aterrizar de emergencia en la base aérea de Pisco, a 242 kilómetros de la capital. Por ser ese territorio militar, no pudimos descender de la nave. (Ese es el mismo aeropuerto que años después, en 2000, recibiría al desgraciado de Vladimiro Montesinos cuando llegó de Panamá). En ese aeropuerto, no pudimos ni siquiera acercar nuestras narices a través de las ventanas, pues nos hicieron bajar las cortinas como medida de seguridad. Ya estaba oscuro. En Lima, entre tanto, los familiares habían sido notificados de la eventualidad y del inminente retraso de la tripulación. Durante varios minutos, mientras nos encontrábamos dando vueltas encima del mar sin encontrar respuesta, algunos, hasta a los que nos tocó aplacar los ánimos, recordamos, muy bien, lo sucedido tres años antes con el equipo de Alianza Lima.

El aumento de animadores en el elenco (lo que hizo que los minutos de cada uno al aire fueran en sentido contrario), me hizo dejar el programa. En mi última participación, obtuve fotos con bailarinas y modelos, y casi con todos los compañeros con los que había compartido grandes momentos. Fue la noche que Fantástico cumplía trescientas emisiones al aire. Y, sin querer, mi despedida fue con torta y con mariachi. Esa vez, la torta no fue de pecanas.


[TALENTVS]
En 1992, luego de un lapso de vivir seis meses en Ica dirigiendo Radio Efextos, me enfrasqué en una nueva gira. Sería la más larga y, por su carácter educativo, si se quiere, la de mayor responsabilidad.

En la Cámara de Comercio de Pucallpa. Seminario de Talentvs.

Era junio, y me había tocado iniciar una nueva temporada radial, gracias al consejo de Diana García de Palacios. Por tercera vez, había encallado en Radio Miraflores a la que, un tiempo antes, Diana también había vuelto. Esta vez, regresaba para conducir El Gusano Eléctrico.

Johnny López, el popular presentador de la televisión peruana, amén de su trabajo de disc jockey en Radio Studio 92, había fundado una institución artístico-educativa con el publicista Freddy Chirinos Peña. En 1992, Chirinos ya había dejado la barca en manos del reconocido comunicador. Fue así como encontré la invitación de integrarme al equipo de la
Asociación Talentvs, como socio y director ejecutivo, cargo que también desempeñaba López. Como quiera que la escuela quedaba en Miraflores, y tenía cierta experiencia en las aulas, opté por aceptar la propuesta. Además, las clases comenzaban a las seis de la tarde y encajaban perfectamente con el horario de El Gusano Eléctrico, que, a pocas cuadras, terminaba una hora antes.

Una de las primeras ideas que se nos ocurrió fue la de llevar las actividades de Talentvs al interior del país. Ahí, en donde, los amantes de la radio, no tenían muy a la mano cursos prácticos de locución y oratoria. Con el apoyo de la empresa privada, pudimos, si quiera, empezar a soñar con esta nueva actividad. Johnny, quien comenzó desde muy joven en la radio, y, desde el 31 de diciembre de 1980, incursionó con éxito en la televisión, conocía bien el territorio. Quien suscribe, en cambio, con las actividades que venía desarrollando en los últimos años, tenía los contactos necesarios en cada ciudad. Así que, uniendo esfuerzos, experiencias e ideales, nació nuestra gira nacional de "Locución, Animación y Oratoria". La cosa comenzó a rodar en Chancay, ciudad al norte de Lima, en la que tuvimos poca asistencia. Como en la mayoría de actividades, sabíamos que solo el tiempo nos iba a reconocer el trabajo. Y sucedió. Hubo ciudades en las que, muy pronto, tendríamos a más de cien personas asistiendo a un seminario. Y, en alguna otra, más de doscientos en un auditorio. Por lo general, nos presentábamos en salones de los municipios, como el caso de Huacho o Imperial; en alguna aula de universidad, como en la San Luis Gonzaga de Ica; o, como en Chanchamayo, en un restaurante campestre en las riberas del río. Todo local es bueno, cuando de compartir conocimientos se trata...

Un día, paradójicamente, decidimos trasladar los seminarios a la capital. Así, organizamos varios eventos para el público en general que quisiera participar de esa actividad educativa. En Lima, le agregamos un ingrediente: la participación de colegas que, al igual que nosotros, disfrutaban compartiendo sus conocimientos. Entre los muchos comunicadores que pasaron por las aulas de Talentvs estuvieron, Zenaida Solís, Hugo Salazar, Sammy Sadovnik, Gina Parker, Randy Calandra, Reynaldo Aragón Jr., Miguel Humberto Aguirre, Álamo Pérez Luna, Elsa Arana Freire, Oscar Díaz Moscoso, Juan Alberto Mata y
Rulli Rendo.

Compartiendo con Reynaldo Aragón Jr., Randy Calandra y algunos alumnos.

El 1 de junio, una semana antes de partir a California, con auditorio lleno, di mi última clase. Fue en nuestra oficina de Miraflores, en la calle Berlin.

Nada más agradable que compartir, con otros, los conocimientos que alguna vez, otros, compartieron con uno. Y la gira fue un éxito. No obstante, aún sigo sin definir cuál de todas fue la mejor. Cada una tuvo su encanto y fue realizada en diferente momento.

Javier Lishner
San Jose, California
15 de diciembre de 2006

7 comments:

Anonymous said...

Tu Memoria es una de las mas increibles que he conocido o leido Lishner, retener tantos detalles, y tantos nombres. Me transporta a los grandes anos que vivimos en Lima y viviamos a travez de la musica. Un abrazo

Javier Lishner said...

Mi muy estimado Mario:
Imagínate que me acuerdo cuando tú -estando en Tercero de Secundaria-, me entregaste una hoja en donde escribías que querías ser aviador cuando salieras del colegio, y ni siquiera tenía idea de que algún día, años más tarde, me encontraría contigo en el mismo camino de la radio. Yo tenía doce clases qué atender. Jajajaja.
Bueno, agradezco el que visites el blog y tu permanente amistad desde el día que nos reencontramos en Radio Miraflores, hace ya unos 25 años.
Recibe un fuerte abrazo,
JL
PD: Bueno, nuestros caminos se volvieron a juntar en Fantástico. Pero, mejor no hablemos de eso. Jajaja.

Anonymous said...

Javier, hola te escribo desde Huancayo, aun recuerdo cuando Uds. llegaron a presentar la Mas Mas del verano 84 en el colegio Claretiano, la actuacion del grupo Hielo sin duda tambien fue extraordinaria, en esa epoca viniste con Cesar Abril y Sammy Sadovnik, la radio donde trabajaba era Sonorama ahì tomamos una botella de whisky, un saludo a la distancia tambien del dueño de la radio Guido Barreto (quien no olvida aquel anecdota) soy su hijo, saludos y un abrazo.....Javier.

Javier Lishner said...

Estimado Javier,
No sabes la alegría que me da esta comunicación. Recuerdo mucho a Radio Sonorama y a tu papá, Guido Barreto. Si mal no recuerdo nos hospedamos en un hotel que daba a la calle en donde se realizaba la feria del domingo. Me has hecho recordar que la actuación fue en el Colegio Claretiano. Cuántos años han pasado.
También me has hecho recordar que, incluso, nos dimos tiempo para visitar el cementerio en donde estaban los restos del padre de César. Creo que fuimos, justamente, con él y con Sammy.
Gracias por visitar el blog y por favor envíale un afectuoso saludo a Guido, aunque sea a la distancia.
Recibe un fuerte abrazo.

JL

PD: ¿Siguen con Sonorama?

Javier Lishner said...

Javier:
A ver cuéntame la anécdota. Porque el tomar una botella de whisky no creo que haya sido toda la historia, no? En esa época tomaba whisky en vez de agua, así que debo reconocer que hay cosas qué contar. jajaja.
Un abrazo,

JL

Anonymous said...

Hola Javier, ese año que Uds. estuvieron en Huancayo era 1984, la radio estaba ubicada en la calle Real 270 el Tambo, Uds. llegaron aprox. a las 12:00 del mediodìa, era el mes de Abril, llegaron a la radio y presentaron las canciones que ese dìa se iban a proyectar en la pantalla, estuvieron en la radio con Samy y Cesar, yo tenia por entonces 14 años aprox. pero recuerdo claramente cuando celebraban porque Cesar en la decada del 70 habia trabajado en Sonorama, sinceramente fueron buenas epocas las que hicieron en Panamericana, lamentablemente radios de esa calidad no quedan en el Peru, lamentablemente Sonorama cambio de giro y ahora la señal esta concesionada al grupo RPP, sin embargo estoy trabajando en un proyecto radial que se llama radio Ozono, quiza por ahì te animes a regalarnos una grabacion con tu extraordinaria voz, podria ser

OZONO 100.3 FM DONDE VIVES TU MUSICA

si podrìas hacer una deferencia especial te envio por si acaso mi correo

jlimache@viabcp.com

...saludos tambien de mi padre, Guido. Recuerdo cuando decias HOLA LOS SALUDA JAVIER LISHNER...UN AMIGO DE SIEMPRE.......

javier limache

Javier Lishner said...

Estimado Javier:
Con mucho gusto. Puedo utilizar mi voz y mi cerebro para lo que sea necesario.
Gracias por los datos que son siempre importantes para recordar los gratos momentos vividos. Y -con whisky y todo- ese de 1984 fue uno de ellos.
Tiene la Radio algún sitio en Internet en donde se le pueda escuchar?
Seguimos en comunicación.
Un abrazo,

JL