Thursday, November 09, 2006

Testamento de su generación
THE WHO, EL FENÓMENO BRITÁNICO

Anoche, mientras volvía a casa, entendí porqué The Who, el grupo inglés con más de cuarenta años de recorrido, con tan buenas composiciones (la mayoría de ese genio llamado Pete Townshend), está ligado a tanta gente en la historia de la música. Y es que, desde Graham Parker hasta Iron Maiden, ha habido un gran número de artistas y grupos que ejecutaron sus temas y los llevaron al disco.

"I Can't Explain", no solo fue la primera canción que grabaron, en 1965, sino que también sirvió para el inicio del show. En el tema original, Jimmy Page (futuro guitarrista de Led Zeppelin), dejó estampada su huella. La composición de Townshend describe lo difícil que se le hace a este joven, expresar sus sentimientos a la enamorada. Quién sabe si fue el caso del respetado guitarrista, ahora más calvo que hace seis años (cuando lo vimos por última vez), que no tuvo mujer hasta no hace mucho. Y Pete ya pasa los sesenta. David Bowie, Yvonne Elliman, Spin Doctors y, entre otros, Scorpions, realizaron originales versiones de este clásico tema.

Conversaba con Juan Zeña, peruano, y ferviente seguidor del rock -quien ayer mismo me cursó una invitación para el concierto en el HP Pavilion de San Jose-, de cómo, al igual que los Stones, The Who tiene su legión de seguidores. A estas alturas, poco importa si tocan en fin de semana o un día miércoles, como ayer. The Who se da el lujo de cobrar lo que quiere y tiene a esa legión casi a sus pies. La sentida desaparición de John Entwistle, el tranquilo bajista que, de ataque al corazón, murió un día antes del inicio de la gira de 2002, no parece haber cambiado mucho la imagen del grupo. Antes eran tres, ahora, solo dos. Y si alguna vez fueron cuatro (con Keith Moon), lo mismo da. La pluma creadora, Pete Townshend, y el vocalista cuasi perfecto, Roger Daltrey, aun siguen siendo el pulmón de uno de los muy pocos grupos de los sesenta, que aún viven para contarla.

"Behind The Blue Eyes", fue escrita para ser parte de una obra, al estilo Tommy o Quadrophenia, pero Townshend no la terminó. El tema acabó siendo parte del clásico Who's Next, de 1971. Y anoche, para alegría de un coliseo prácticamente repleto, la volvieron a tocar. Sheryl Crow, The Chieftains y Limp Bizkit, cada uno en su momento, hicieron sus propias versiones.

A diferencia del lunes, dio la impresión que hubo más seguidores del rock y no tanto show off. Mientras los Stones juegan al espectáculo visual que a cualquiera atrae, The Who, en cambio, basa su show en la música. No tiene escenario rodante, no utiliza fuegos artificiales y, sus músicos, no se cambian de atuendo cada cuatro o cinco canciones. Ah! Y no tienen a tres extraordinarios coristas como apoyo vocal. En realidad, no tienen ni a uno. Mientras Pete dejó de lado esos sacos, largos y oscuros; Keith, el guitarrista de los Stones, como sucedió hace dos días, los sigue usando, aunque parezca una bruja con eso puesto.

"Substitute", que tocaron ayer casi al principio, fue la primera canción que, en 1966, produjo el propio Townshend. Lo anecdótico es que, en Inglaterra, el disco simple apareció tres veces el mismo año, y, las tres veces, como lado B. La publicaron en álbum, recién, en 1971. Fue como parte de la recopilación Meaty, Beaty, Big and Bouncy. Sex Pistols, Ramones y Great White, fueron tres de los que también pagaron para grabar su propia versión.

El programa impreso de esta gira, con la imagen de Townshend y Daltrey en la portada, costaba $20.00. Un hot dog de lo más simple valía $5.50 y un vaso de cerveza (de la más popular), $7.50. Las camisetas, como de costumbre, no bajan de $35.00. Con ese dinero, en Rock in Rio de 1991, uno podía haber asistido a tres días de festival, pudiendo ver de tres a cinco súper estrellas, como Santana, Prince, George Michael, Judas Priest o Guns N' Roses, por noche. Pero The Who, es otra cosa.

"You Better, You Bet", fue uno de los escasos temas que escuchamos de los ochenta. Fue parte del disco Face Dances, de 1981. El tema dejó espacio para el lucimiento del tecladista John Bundrick, quien se unió al grupo, precisamente, en esa época. Fue una de las últimas canciones de The Who que se transmitió en la radio, antes de su gira de despedida el siguiente año.

Pino Palladino, pareciera que, siguiendo los pasos del maestro Entwistle, a quien reemplaza, no se mueve en el escenario. Cumple efectivamente en la interpretación del bajo pero, desafortunadamente, no canta como "The Ox". El desaparecido bajista ya nos tenía acostumbrados, al igual que lo hace Richards con los Stones, a alguna de sus interpretaciones a mitad de show. "Boris The Spider" o "My Wife", eran siempre bienvenidas, dándole, además, un respiro al vocalista. Muy cerca a Palladino, está Simon Townshend, el hermano menor del guitarrista, quien al igual que Palladino, es músico acompañante del grupo. Simon, que es un prestigioso instrumentista, pertenece al clan desde hace diez años, cuando realizaron la gira de Quadrophenia. Tan calvo como su hermano, grabó su primer disco, "When I'm A Man", a los trece años de edad. Es, además, un destacado compositor y acaba de formar su propia banda llamada The Casbah Club.

"Anyway, Anyhow, Anywhere", es una de esas canciones que casi nunca faltan en las presentaciones de The Who. Fue, a su vez, el segundo disco simple que publicaron y, en él, participó Nicky Hopkins, quien por esas épocas andaba haciendo saltar sus dedos entre los Beatles y los Stones. Es una de las pocas composiciones en las que Pete colaboró con Roger. Todd Rundgren y The Flaming Lips, son algunos de los que, posteriormente, la llevaron al estudio.

Zak Starkey, con el paso del tiempo, se ha consolidado como un miembro más del grupo. Lo que comenzó como una aventura -tras la salida de Kenney Jones y el efímero paso de Simon Phillips-, el hijo de Ringo Starr se la tomó en serio. Lo anecdótico del caso, y que comentaba con Zeña antes de ingresar al local de la calle Montgomery, es que Keith Moon, original baterista del grupo, fue quien le enseñó a tocar batería, muy aparte del apoyo que recibía de su famoso padre. Y es que Moon fue muy amigo de Ringo, y andaba mucho en su casa. El pequeño Zak lo llamaba, Uncle Keith. Y cuando hoy se refiere a él, lo sigue haciendo así. Nunca dejará de ser su tío Keith, aquel quien le enseñó el amor por el instrumento.

"Who Are You", la que pensamos que iban a dejar para la última parte del show, la interpretaron casi al principio. La canción perteneció al disco Who Are You, que no fue, precisamente, uno de sus mejores. Muy por el contrario, la banda comenzaba a perder esa magia que había sido característica en sus producciones anteriores. The Who, hasta ese momento, era el grupo de rock más estable, robusto y firme, del mundo. Pero, muy pronto, empezaría por desmoronarse. En la carátula, aparecieron los cuatro miembros. Keith Moon, al centro, está sentado en una silla que dice textualmente, Not to be taken away (Para no ser llevado). Moon murió a las pocas semanas, dando inicio al desmoronamiento del grupo.

John "Rabbit" Bundrick, se ha ganado el afecto de todo seguidor de The Who. El tecladista tejano que, originalmente, trabajó con Pete en su proyecto de 1977 -a dúo con Ronnie Lane-, llegó a escena a principios de la siguiente década para trabajar en el disco Face Dances. Con excepción de un par de vacíos, Bundrick viene desempeñándose como fiel miembro de la banda. Ayer, aunque un poco asolado, hizo el trabajo correcto. Ha anunciado que dejará momentáneamente el puesto, para acompañar a su esposa Sue, quien se encuentra en delicado estado de salud.

"My Generation", es una de esas canciones que por más de lo que significó para los años sesenta, y de todos los derechos que tienen sobre el tema (por ser los dueños del mismo), los hace patéticos al verlos cantar. Ellos, que anunciaban que se matarían si llegaban a los treinta, como alguna vez dijo Daltrey, están ahora sobre los sesenta y la siguen cantando. ¡Pero qué bien suena! Alice Cooper, The Count Five, Manfred Mann, Gorky Park, Leo Sayer, Patti Smith, Sweet y Oasis, por ejemplo, son algunos que la han grabado.

Aunque nos hubiera gustado estar lejos de la (siempre odiosa) comparación, teniendo durante dos días a The Rolling Stones y The Who en el área, eso hubiera sido casi un imposible. Las amanecidas valieron, de sobra, la pena. Un sinsabor nos dejó la presencia de Lou Reed, el martes, en el Fox Theatre de Redwood City, la que pasó inadvertida por el alud de estos dos monstruos que, el lunes y miércoles, se llevaron la atención de la Bahía de San Francisco y sus alrededores. Sí, como apreciamos la noche de ayer, hubo gente que vino de lejos.

Esta vez, ganó el público. Y me felicito de tener, a cuatro mil quinientas millas de mi país, a tan buenos amigos peruanos (FOTOS: Adam George).

Javier Lishner
San Jose, California
9 de noviembre de 2006

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