Binge Daniels paseaba por la barra del Blue Lagoon, portando esos pelos rubios semi parados y unos pantaloncitos pegados que hacía tiempo no veía. Es de estatura regular pero algún tatuaje en sus brazos, y sus cabellos -algo así como los usaba Rod Stewart cuando era joven-, no lo hacen pasar desapercibido. Y él lo sabe.
Binge Daniels, tan fuerte como el Whiskey de Tennessee. (FOTO: Javier Lishner).
Había en el local aún música ambiental, y ninguno de los dos escenarios estaba listo. Recalamos en ese local luego de ver a Eddie Money y sus canciones ochenteras que, aunque suenen trilladísimas, le gusta a la masa. La KFOX, en esta área, es, por ejemplo, la radioemisora que se encarga de promover eso que algún día, hace casi tres décadas, brilló en la Billboard. Vaya referencia.
Binge resultó ser el vocalista de la banda que iba a tocar esa noche. A cambio de un sello puesto por un grandote en nuestra muñeca derecha, al ingreso hubo que pagar $5.00. En Santa Cruz, nada parece caro. Y espectáculos como el de Eddie Money, son, incluso, gratuitos. El Tren Fantasma cuesta más, y es como ver a Eddie Money.
Al momento que pedíamos nuestra primera ronda de lo que allí más se vende, pasó otro muchacho -parecido al anterior- pero con pelo obscuro. Pudo ser identificado como compañero de Binge, pero, hoy, en esos clubes, se ve cada cosa que, a decir verdad, no se puede hacer conjeturas. El inmenso tatuaje en su brazo izquierdo, nos dio la primera pauta. Y como quiera que iban de aquí para allá, con la misma convicción, descubrimos que era otro miembro de la misma cofradía que, esa noche, había sido programado para alegrar "La laguna triste". Era Tyno Vincent, el bajista. Su maquillaje nos devolvió a finales de los ochenta cuando Mötley Crüe, Skid Row, Poison, no sé. Incluso, más lejos, a Marc Bolan.
Mientras el deejay de la otra pista luchaba por atraer al público con su musiquita de sintetizadores, esa que muchas veces suena sin alma, el combo, al otro lado, daba el pitazo inicial. Y, finalmente, allí estaban, Binge, Tyno, y los otros dos que resultaron ser Jonny Prynce, en guitarra, y, Spanky Savage, en batería. A ciencia cierta, no sé si esos son sus nombres originales, pero qué bien les queda! Si yo hubiera sido su manager, los hubiera llamado igual.
Dirty Penny, como se denominan, es un conjunto que se las trae. Para quienes gustamos del rock, cualquier cosa que suene fuerte es un buen indicio. Pero, cuando lo fuerte es compacto, y, además, tiene pies y cabeza, es aún mejor. En la música, la base rítmica juega un papel importante. Un buen bajo y batería, aseguran un alto porcentaje del éxito de cualquier grupo, aunque eso no vaya, necesariamente, de la mano con la popularidad. Sucedió con Cream en los sesenta, y con Yes en los setenta. Sucedió con Dirty Penny la noche del viernes. Y, aunque la guitarra de Jonny no se escuchó como requiere el metal, su actitud (la de los cuatro), hizo olvidar por momentos el flaqueo en el sonido.
Jonny y Tyno, cuerda para rato. (FOTO: Javier Lishner).
El vocalista, quien merece un comentario aparte, tiene -a leguas-, dos cualidades que se percibe y nos gusta. Cree en lo que hace, y da espacio suficiente para que sus compañeros de grupo se luzcan. Eso, no es muy común en el rock. Solo grandes como Paul Rodgers y Bowie, lo hacen. Lo primero para ser un rock star, es creerse un rock star Luego, interpretar bien. Y Binge, va por ese camino.
Terminado el show, pasada la medianoche, nos enteramos que el metal que interpretan pertenece a su nuevo disco Take It Sleezy. Fue así que tocaron "Midnight Ride", "Hot & Heavy", "Runnin' Wild", "Vendetta", y "Scream And Shout". A la salida, alguien me dijo que eran filipinos. Que sean filipinos, marcianos o gremlins, lo mismo me da. Que sean rockeros y vivan su música, es lo que importa. Y, Dirty Penny, lo hace con creces.
Jonny Prynce, dando los toques. (FOTO: Javier Lishner).
El próximo sábado, mientras en Monterey, bandas viejas estarán celebrando los 40 años del festival Pop del 67 (donde se dieron a conocer Jimi Hendrix y Janis Joplin); en el Whisky A Go Go de Hollywood, Dirty Penny, formará parte del Crüefest, en beneficio de la Skylar Neil Foundation. Y el 9 de agosto vuelve a San Francisco, según he escuchado, para compartir escenario con White Lion, los pelucones que hace dos décadas se hicieron famosos con "When the Children Cry". Y yo los pasé, mientras estuve en la tele.
Javier Lishner
Santa Clara, California
24 de julio de2007
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