LA TOLERANCIA, EL GUSTO Y EL QUÉ DIRÁN

Mi amigo Alejandro es seguidor de los Moody Blues, un grupo inglés que fue trascendente hace cuatro décadas y que, a través de los años, ha ido dejando huella en la música. Como quiera que es un poco mayor que yo -y porque lo veo tan pasado de moda escuchando a los Moodies-, lo llamo "Abuelo", cosa que evidentemente le jode. Pero lo seguiré haciendo hasta el día que deje de burlarse de mí por llevar puesta una camiseta negra de Soundgarden o hablarle de Coldplay y The Killers, a quienes ciertamente no les da importancia. Además, aprovecha eso para comparar mis gustos con los de sus hijas, dos simpáticas jovencitas, que hace rato que están en toda la onda de artistas y grupos... Yo, un desinteresado defensor del gusto de los jóvenes, le presto poca atención, hago un esfuerzo, y trato de comprender su mundo, el de los Moody Blues.


Gerardo Manuel es, sí, un viejo rockero. A sus más de sesenta, sigue inmerso en el mismo atajo en que se metió hace poco menos de medio siglo. Los rockeros en el Perú le debemos mucho, tanto por su larga trayectoria como por la generosidad de compartir sus conocimientos. Lo ha hecho en la radio y la televisión, y, ahora, desde un blog que diariamente publica el "decano de la prensa en el Perú", El Comercio. Allí, hace unos días, el "Jefe" -como lo llaman algunos de sus seguidores-, escribió una nota sobre el Rey del Pop, Michael Jackson.

El significado de tolerancia es "respeto hacia las opiniones o prácticas de los demás". El término tiene como sinónimos, la comprensión, la paciencia, la condescendencia y la flexibilidad. El respeto a los gustos ajenos, también está incluído.

Fausto, uno de los lectores de Disco Club, el blog de Gerardo, comenta en el post sobre Michael Jackson: "De Michael Jackson, Madonna o Jonas Brothers, no me gusta su música como tampoco me gustan los Flying Burrito Brothers o Tangerine Dream, por citar ejemplos. Cuando una obra no te gusta así venga envuelta en seda y decorada con piedras preciosas pasas de ella... Aún noto que mucha gente compra un disco como si estuviera en un súper comprando, por ejemplo, fideos o azúcar, y escucha la música si como los ruidos de la calle se tratara". De acuerdo al comentario de este señor, habríamos de consultar(le) antes de salir a hacer nuestras compras. Es cierto que luego la arregla un poco cuando afirma: "Pero en síntesis cada uno tiene sus propios gustos y escalas, y a mi ya nadie me va a vender la moto con el fenómeno Jackson. Siempre respeto los gustos ajenos y jamás creo he dicho que lo que escucha el vecino es basura". Felizmente. Tal vez fue solo una impresión personal.

Los Moody Blues, creadores de "Night in White Satin", parte de esa obra conceptual llamada Days of Future Passed, se gestaron en 1964, en Birmingham, la capital industrial inglesa, la segunda ciudad más poblada de Inglaterra y cuna de Black Sabbath, Duran Duran y the Electric Light Orchestra. Su núcleo estuvo formado por Ray Thomas y Mike Pinder, antes de que llegaran el baterista Graeme Edge, el bajista Clint Warwick, y Denny Laine, el cantante-guitarrista y cuya voz se escucha en el primer tema popular de la banda, "Go Now", publicada a fines del 64. Recién, dos años después, arribaron, Justin Hayward, para reemplazar a Laine, y, John Lodge, para hacer los propio con Warwick. Con esa formación se mantuvieron por más de una década. La historia de los Moody Blues es larga y merece un gran respeto. Tanto como lo merece Alejandro, mi "abuelito musical", y Fausto, el que se desvive por asegurarse de que nadie crea que a él le gusta Michael Jackson. Porque imagínese usted, qué diría la gente. Pero, es verdad, está en su derecho.

Javier Lishner
Santa Clara, California
9 de julio de 2009