Tuesday, July 06, 2010

En Redwood City
RESTAURANTE ESTAMPAS PERUANAS

Al fin dos palitos de anticuchos con sabor a Perú. Los habíamos estado buscando en el área con escaso éxito. No obstante, comenzando el largo fin de semana por las fiestas de la independencia de los Estados Unidos, fui invitado a consumir ese tan característico platillo en la costa y sierra peruanas. Pasado el mediodía, y escuchando la música de artistas como Lucha Reyes, nos fuimos acomodando en la mesa de mantel blanco y doradas figuras de las líneas de Nazca. Casi en frente de nosotros, erguido y silencioso, posa la imagen de Fray Martín de Porres, el santo moreno de la orden de los dominicos, quien vivió durante el Virreynato del Perú entre los siglos 16 y 17.


Esta vez, teníamos como meta ordenar únicamente una entrada. Appetizers como se les llama en inglés. Y aunque en principio la elección pareció trabajo sencillo, no resultó como tal. Necesitamos de varios minutos para decidirnos, no solo por las delicias que ofrece el local sino también por su variedad. Los precios, aquí y ahora, por el momento, pasan a un segundo plano. Además, casi todas las entradas, a excepción de los ceviches, no superan los nueve dólares. Por ejemplo, el plato de papa a la huancaína cuesta $6.95, el de escabeche de pescado y la causa rellena están a $7.95 cada uno, y los calamares fritos a $8.95.


Finalmente, quedamos listos para ordenar. La orden es relativamente simple. Dos platos de anticucho, uno de chicharrones de pollo y una papa rellena. Preguntamos si la papita incluía aceitunas y pasas. Enrique, quien nos atiende desde la llegada, confirma las pasas y las aceitunas. Para complementar, mayonesa y la clásica salsa tártara. Para beber, entre agua fresca y chicha morada consuman el pedido.


Estampas Peruanas abrió sus puertas hace 16 años. Fue uno de los sueños de Carlos Enrique Shimabukuro cuando llegó a este país. El proyecto terminó haciéndolo realidad en la céntrica avenida El Camino Real, que atraviesa algunas de las ciudades de la Bahía de San Francisco. El mismo Carlos Enrique fue quien, esa tarde, nos tocó atendernos. Todo estuvo bajo su control y bien controlado. Y hasta nos permitió introducirnos por algunos rincones de su local para lograr algunas gráficas extras.


Como hicimos mención líneas arriba, su carta es muy variada. Entre ensaladas, sopas y "platos fuertes", como le llaman a los main course, nos hubiéramos podido quedar comiendo por el resto del fin de semana. Pero, honestamente, únicamente con la entrada ya habíamos saciado al estómago. En el ojo se me quedó el pollo al orégano, el tallarín saltado de carne, el arroz con pollo y, por supuesto, el lomo saltado. Y ese tallarín verde con apanado, que tan rico le sale a mi casi vecina Roxana Caipo, residente en el sur de California, quien lo llama al pesto con milanesa. La sección mariscos también se ve fuerte y apetitosa. Aunque, al menos este comensal, la dejará pasar una y mil veces. En Estampas Peruanas se acaba de agregar al menú clásicos potajes de nuestra tierra; entre otros, el sabroso pollo a la brasa, el suculento menestrón, el nutritivo sancochado y el sustancioso caldo de gallina.


En la parte posterior del local, existe una pequeña área donde reposan un par de juegos de sapo y uno de futbolín, entretenimientos tan populares en el Perú. A su lado, colgando de una pared, posan diversas pinturas y, en otra, cuadros con las camisetas y escudos de algunos de los equipos más tradicionales de nuestro fútbol. Me pareció que faltó uno, pero no pregunté la razón. Con ver incluido al Alianza, me di por bien servido.


No pedimos postre, a pesar de los ofrecimientos. Entre otros, helado de lúcuma. Al momento, estábamos satisfechos. El buen ambiente, la rapidez en el servicio y la atención del propio dueño, era todo lo que hubiéramos podido esperar durante esa tarde calurosa. A la salida nos cruzamos con una fuente de arroz con leche y otra con alfajores. Ya era muy tarde y había cosas qué hacer. Solo hubo tiempo para las fotos finales. El dueño atendía el teléfono mientras sus asistentes cuidaban detalles del popular negocio de Redwood City, veinticinco millas al sur de San Francisco. Con el éxito obtenido en ese local, Enrique acaba de apostar por uno nuevo en Berkeley. Allí, al otro lado de la Bahía, el restaurante tiene otra denominación. Se llama Arriba Perú.


Ahora, si los comentarios de este simple comensal no le abrieron el apetito, entonces, presione aquí para visitar la página de Internet de este placentero y cálido pedacito de Perú en el norte de California. Pero eso sí, se perderá las bendiciones de Fray Martincito, el olor de los anticuchos y el escudo de Alianza Lima.

Javier Lishner
Santa Clara, California
6 de julio de 2010

7 comments:

Javier Moreno-Pollarolo said...

Faltó, como corresponde, nuestros rivales, compadres, de Universitario de Deportes. La omisión es atrevida! Arriba Alianza!

Anonymous said...

Son la 1 de la madrugada y me acaba de entrar un hambre!!!!
Yo no hubiera tenido tu fuerza de voluntad,me hubiera comido por lo menos un cuarto de la carta o lo hubiera intentado...y el helado de lucuma!!!!
además como soy masoquista entraré a mirar la página jajaja
besos
Angela

Anonymous said...

Hoy me fui a ver el partido entre uruguay y holanda al tan acogedor Queirolo de Pueblo Libre mi estimado.

Empezamos con el tan popular caldo de choros que nunca desentona y que combate el frio, seguimos con unas patitas de chancho con cebolla unos choritos a la chalaca y algo de cau cau y dos butifarras pa, llevar ya que como es tipico en invierno el lonche de la tarde es bienvenido.

Conclusion: cuando vine de Atlanta a principios del 2009 mi querido Javier vine con 68 kilos y delgado como siempre me gusto estar, hoy luego de año y medio (dias mas dias menos) con verguenza debo reconocer que no son las balanzas mal calibradas, mis 83 kilos son el resultado de visitar constantemente restaurantes, huariques, chicharronerias, cebicherias, etc. etc. etc.

Y es que sinceramente con tanta buena comida y con tanta variedad en precios y platos... es imposible no caer en la tentacion de la gula

regardss

Luca

Javier Lishner said...

Hola Javier:

A ver si alguno de esto días vamos y le llevas el banderín de la "U"... para que lo cuelguen en la cocina... jajaja. Todo sea por unos anticuchitos y un papa a la huancaína con su huevito duro y su aceituna de botija.

Un abrazo,

JL

Javier Lishner said...

Hola Angela:

No sé qué hora será allá (calculo que las 7 de la mañana) pero aquí son las 10 de la noche y me volvió el hambre. Tengo que apurarme en escribir algo diferente para olvidar estos platillos que están requetebuenos.

Saludos,

JL

Javier Lishner said...

Hola Luca:

Espero que hayas ido al Queirolo con tu Dominical bajo el brazo... jajajaja. Bueno, leo tus pedidos y solo recuerdo mi idea de abrir un local donde pueda vender las famosas butifarras, los triples y otros encantos de la comida peruana. Porque los petipanes con pollo, que son buenísimos, ya vi que los venden en un restaurante de San Francisco. En fin. No te olvides de hacer ejercicio que es lo más sano y fácil para bajar la panza.

Un abrazo,

JL

Anonymous said...

hola si elegiria ir a comer rico sorry no serias el elegido porque tu atencion es PESIMA de mala calidad!!! y la comida mejor no comentar... es preferible comer en casa.