Friday, February 15, 2008

ELVIRA, PARECE MENTIRA

Es cierto que, entre uno más avanza, más conoce, y más experiencias recoge. Esta mañana, la fatalidad vuelve a tocar los corazones de algunos con la partida de otro de esos ángeles que, a mí, un buen día, se me cruzó en el camino para compartir -entre sonrisas y carcajadas-, cariño, apoyo, e inolvidables momentos, mientras trataba de hacerme un lugar en los medios de comunicación del Perú.


"Aquella noche, la renovada sala de la radio volvió a lucir, para esa reunión, los cuadros de Manolo Galván, Palito Ortega, Angela Carrasco, Camilo Sesto, Katunga y Peret (de la época de Albertín Ríos y el Rey Pepino) que, por un tiempo, habían pasado a la historia. Posteriormente, esos legendarios cuadros serían cambiados por algunos de las entrevistas más recientes, haciendo aún más acogedor y moderno todo el ambiente que rodeaba a la señora Elvira Gálvez, en recepción... El maestro Ugaz Otoya era un amable señor quien no solo era el responsable de los artes gráficos de Radio Panamericana sino, también, quien diseñaba los referidos cuadros. La señora Gálvez, secretaria de gerencia, se encargaba de ordenarlos y, a la vez, de dar el visto bueno a cada pedido. Ella, al igual que Lucho Argüelles, Iván Márquez y Johnny López, compartía su trabajo con el vecino canal. Cuando estaba de buen genio era inigualablemente buena, y cuando no, era aún mejor. Sin duda, un símbolo en la historia de la radio y un apoyo muy grande para quienes alguna vez intentamos una carrera en ella (en la historia de la radio, digo)".

- Javier Lishner, 28 de julio de 2003


Elvira Gálvez Zela fue quien mejor que nadie, captó esa ilusión con la que llegué a Panamericana. Fue el martes siguiente a la Semana Santa de 1983. Cómo no recordar tantos inolvidables momentos en su casa de Pueblo Libre, en el Parque El Carmen, adonde llegábamos algunos de sus amigos de la radio y la televisión, y vecinos que siempre nos atendieron. Cómo olvidar que fue ella la que me dio la oportunidad de entrevistarme con la señora Raquel, directora y dueña de la empresa, luego de que había dejado la otra por una acción que no me gustó. Cómo olvidar el apoyo que recibí de ella para mi viaje a Brasil, en enero de 1985, que marcó para siempre mi alianza con el rock. Cómo olvidar su cariño durante los tres años que estuve en Mariano Carranza, que parecieron un siglo. Porque vivimos a mil por hora... Su asolapada vara me hizo estar en primera fila, en casi todos los eventos, periódicos y escenarios. Y la señora Raquel no decía nada. Solo sonreía de vernos felices. Y creo que no defraudé.

Ahora que la recuerdo, solo deseo que descanse en paz. Elvirita, gracias por todo. Aquí, tampoco te olvidaremos.

Javier Lishner
Santa Clara, California
15 de febrero de 2008

4 comments:

Anonymous said...

Un beso querida Elvira donde quiera que estes, aunque estoy seguro que desde alla arriba seguiras tan activa y protectora con todos "tus cachorros" como aquellos dias en Panamericana Radio.
Mi aprecio, respeto y recuerdo de siempre.
Sammy

Anonymous said...

Gran Dama, alegre, cariñosa, siempre presente en todo acontecimiento de la radio, infaltable en toda reunión para cantar el cumpleaños de cada trabajador y atenta a toda la organizacion... la recordare por esa calidez y preocupación con que nos trataba especialmente a los que éramos de provincia, señora de la radio siempre dinámica y sonriente a veces renegona....desde que llegue a Panamericana el 89 hasta el 2007, me trataba de "Edgardito"...descance en paz, sra ELVIRA.
Edgardo Canal

Javier Vasquez L said...

Elvira, Elvira, Elvira...pieza fundamental en la radio. Vecina! (pues yo vivia a 3 cuadras de su casa), super alegre y especial. Que dificil "celebrar" ahora un cumpleaños en el comedor de la radio. Ya no hay torta para Ernestito, ya no se escucha en todo el edificio: "Peeedrooo!", ya no se te ve, despues del almuerzo, con tu inflatable cigarrillo. Hasta ahora tu escritorio nadie lo ocupa. Y dificilmente alguien lo hará.

Javier Lishner said...

Qué lindo comentario, Javier. Gracias por ello.

Mis saludos a Pedro.

Un abrazo,

JL