Thursday, May 28, 2009

EL TORITO DE PUCARÁ

Tuve la fortuna de crecer en el seno de un hogar sano, donde nunca la taumaturgia ni brujería influyeron en las decisiones familiares. Lo más cercano a la superstición fue ir a la iglesia donde por lo general un mono vestido de seda nos hacía escuchar sus largos y aburridos sermones.


Lo digo porque he leído que al Torito de Pucará, esa popular pieza de cerámica, se le atribuye poderes sobrenaturales de protección. Aunque para otros es símbolo de fertilidad en el hogar (y protege contra el hambre y la enfermedad). Por consiguiente, es una imagen religiosa.

Originalmente, el Torito de Pucará constituía una pieza que se utilizaba en la marcación del ganado. El torito, que a su vez es un cántaro, sirvió también de recipiente para la chicha que, mezclada con la sangre del rebaño, era bebida por los celebrantes en una especial ceremonia.

Pucará está localizada en el sur peruano, en tierras pre-colombinas, a unos sesenta kilómetros al norte de Juliaca, en la región Puno. Fue en realidad una cultura que se desarrolló a orillas del Titicaca, entre los años 300 antes y después de Cristo. Entre otras cosas, se caracterizó por su agricultura, ganadería y cerámica. Fue el lugar de la famosa arenga de José Domingo Choquehuanca al libertador Simón Bolívar, en agosto de 1825.

La creencia popular le atribuye al Torito de Pucará el poder de protección, cuando se coloca en los techos de las viviendas, generalmente en pareja (ver foto). Se dice que la escultura proviene de una fiesta llamada Santísima Trinidad y que se originó durante la colonia. Para la realización de esta figura se utilizan técnicas de fabricación, haciéndose el moldeado final en los tradicionales hornos de tierra. Torito de Pucará, líbranos de todo mal. Amén. (FOTO: Javier Lishner).

Javier Lishner
Santa Clara, California
28 de mayo de 2009

3 comments:

No Tengo Nombre said...

ahora me consigo unos 4 para ponerlos en la puerta de mi casa...
junto a mi ekeko, savila, herradura, santa muerte, y gnomos del jardin, ah y su calaverita con su san pedro para que cuiden bien la casa

Javier Lishner said...

No, Canalla. Solo dos. Si pones cuatro de repente terminan peleándose. Por si acaso, la historia dice que ahora han comenzado a ponerlos en parejita, un torito y una vaquita. Aunque no he leído si el hecho ha dado resultado o no.

De la sávila ya te contaré una muy personal. Del ekeko, el cual el padre de una amiga me trajo del Perú, publicaré algo en unas semanas (ya tengo la foto).

Un abrazo y que pases un buen fin de semana.

JL

TatyCa said...

Muy interesante información!