Thursday, December 10, 2009

EL HARD ROCK CAFÉ

Que Taco Bell no hubiera funcionado en una ciudad como Lima, no me sorprendió. Que el Hard Rock Café, sí. En un lugar en el que la comida es una de las principales atracciones y en donde, por ejemplo, los tacos (al más puro estilo limeño) son de sabor nacional, difícilmente una cadena como la californiana podía haber tenido acogida. Por ello, al poco tiempo, a pesar de los gustos y sabores, la marca fundada por el señor Bell tuvo que rehacer sus maletas (y las ilusiones con las que había llegado), y volver a su centro de operaciones en Irvine, en el Condado de Orange.


El Hard Rock Café fue inaugurado en Londres en 1971. Cuentan que después de unos años, uno de sus conspicuos clientes les regaló una de sus guitarras. Era fines de los setenta. El cliente se llamaba Eric Clapton. Al poco tiempo, les llegó otro obsequio parecido al de Clapton. Tenía una tarjeta adjunta que la firmaba un tal Pete Townshend. Ese fue el comienzo de las miles de piezas con las que, un par de décadas más tarde, contaría el Hard Rock Café.

Fundado por dos estadounidenses, el restaurante, que por sus precios cómodos, su filosofía ("Love All, Serve All") y su afición por la música, tuvo buena acogida en la capital inglesa, daría un vuelco en 1982. Ese año, Isaac Tigrett y Peter Morton, sus fundadores, se dedicaron a abrir establecimientos similares en otras ciudades. Fue así como nacieron los Hard Rock Café de Los Angeles, Chicago, Houston y San Francisco. Luego se construyeron los de Nueva York, Dallas, Boston, Orlando, Berlin y Paris.

Con Sid Vicious en el pecho y al lado del pinball con que jugó Roger Daltrey en la obra de The Who.

Lo que vino después fue la venta de la marca, que para entonces (los años noventa), ya había sido muy bien posicionada en casi todos los continentes. El Hard Rock Café no solo había continuado recibiendo donaciones de músicos y empresas ligadas a la industria, sino que también había invertido parte de su capital, ampliando, de esa manera, su ya apetecible colección. Ésta llega a 70,000 artículos en más de 150 establecimientos (incluídos varios hoteles) en cincuenta países. Desafortunadamente, no en el mío. Al Perú llegaron, instalaron sus cocinas, colgaron su memorabilia, atendieron un tiempo en el distrito de Miraflores -frente al mar Pacífico- y se fueron. Caras vemos, corazones no sabemos.


No obstante, allí y en todo el mundo, dejaron su mensaje filántropo y generoso de "Save the Planet". Porque un pocentaje de sus ganancias van para eso. Y, así, sí que vale la pena darles una visita. Aunque sea para comer un taco. Buen provecho. (FOTOS: Javier Lishner).

Javier Lishner
Santa Clara, California
10 de diciembre de 2009

14 comments:

Ernesto said...

En mi viaje a NY pude ir al de Times Square, obvio que previa esperada de poco mas de dos horas, la comida sin ser super no estuvo tan mal, pero lo importante era darse la vuelta viendo todos los recuerdos.... es la clase de cosas que solo se hace una vez, probablemente vuelva a uno... en alguna otra ciudad.

Supongo que sabras que en Lima el experimento no funciono y tuvieron que cerrar, ahora las tazas y polos que se vendieron durante su existencia son sujeto de remates para coleccionistas.

¿Por que habra fracasado? ¿Una relacion costo beneficio no muy conveniente aun para el publico pituco de Lima?

¿Volveran a intentarlo?

Anonymous said...

Hola Javier:
Aqui han abierto uno en Venecia, espero visitarlo pronto ya que Trieste esta cerca. En Madrid y en Roma se debe esperar tanto para ser atendido, imagino que el de Venecia sera igual pero vale la pena la espera, para hacer algo diferente.
Conoci el de Lima pero alguien me dijo que habia uno en el Cusco, hace muchos años que no voy por alla asi que nunca supe si era cierto.
Tanti saluti,
Rossana

Vanesa Sanz said...

Hola Javier!!! Como siempre aprendiendo contigo.Eres todo un Larousse. Cuando vaya a Londres me pasaré por alli y me tomaré algo a tu salud.En Madrid lo hay pero no lo conozco.

"My mother is blue,my father is green and brown,they love me. Why ???I don´t know. I´m the black lamb in this family normal
Today is the day, I make a change
I understand, my mother is blue,like the ocean,my father is green and brown like the earth
Together we can,together we can this Planet to save" Vanesa Sanz,es una improvisación de última hora,pero no se hablar ingles very well fandango(como se dice en España).Espero que te guste lo que quiera que sea lo que acabo de hacer,o que por lo menos se entienda la intención "Salvar el Planeta".
Saludos desde Oviedo,Vane

Javier Lishner said...

Hola Ernesto:

Creo que estamos de acuerdo en que la comida no es nada del otro jueves. Pero el ambiente que se siente cuando tienes a tu lado manuscritos de Lennon, o las "tabas" de una de las hermanitas Wilson (por siaca, las de Heart, ah!), o alguna guitarra de Clapton o Jerry Garcia, entonces, la cosa cambia. Por lo menos, a mí me gusta eso.

En cuanto al fracaso del local de Lima, honestamente, como sugiere la nota, no lo sé. Yo tengo un par de camisetas (sin uso) de ese HRC. Están sin uso no porque me guste guardar cosas nuevas sino que no son X-Large. La blanca de la foto es una de ellas. De repente la vendo a buen precio en el mercado... jajaja.

Jode que en Colombia hayan dos (Bogotá y Cartagena), en Brasil también dos (Rio y Belo Horizonte), en Venezuela dos (Caracas y Margarita) y obviamente 7 en México. Y en el Perú, ni uno. Veremos.

Un abrazo,

JL

Javier Lishner said...

Hola Rossana:

Como podrás haber leído en los comentarios de Ernesto y el mío, la comida es sencilla. Sandwiches, ensaladas, hamburguesas, papas fritas, y sus respectivos licores. Pero lo que llama la atención son los artículos que se exhiben en paredes y pisos. Por eso, para quien no sabe ni le interesa la música, no debe ser gran plan. Para el amante del rock, seguramente que sí. Por lo menos la primera vez. Y ojo que los artículos van rotando durante todo el año, lo que equivale a decir que la próxima vez que vayas (si es que no es al día siguiente), podrías encontrarte con piezas que no viste la última vez.

Contestando a tu pregunta, en el Perú no hay ningún Hard Rock Café. En Argentina hay uno, en la gran capital.

Saluti,

JL

Javier Lishner said...

Hola Vanesa:

Así que te tomarás algo en mi nombre. Por supuesto que lo agradezco. Ese de Londres fue el primero de todos. En España hay varios. Amén del de Madrid que mencionas, hay uno en Barcelona, otro en Mallorca y uno en Marbella.

Tu escrito está bellísimo, teniendo en cuenta que fue una improvisación de último minuto. Cómo serás improvisando música. Genial, seguramente.

Saludos hasta Oviedo.

JL (con L de Larousse... jeje).

yerblues said...

Hola Javier
Yo fui por primera vez a un HRC en Philadelphia hace años, recuerdo que llegamos y yo tenia la camara escondida y asolapado tomaba mis fotos desde mi mesa (sin flash nomas ), despues se me acerca el mozo que ya me habia visto y me dice, usted puede tomar las fotos que quiera con confianza nomas, asi que al final me hice mi propio tour, analizando minuciosamente cada articulo que veia , parecia un niño en tienda de juguetes jaja.
Como dices para muchos es un lugar mas para ir a comer o tomar , pero para los amantes del rock en un lugar especial.

Un Abrazo

Javier Lishner said...

Hola Yerblues:

Esa de la cámara escondida está buenísima... jajaja. Y la del niño y sus juguetes, ese era yo. Y lo seguiré siendo.

El punto más alto a lo que llegó mi curiosidad con estas piezas de museo fue cuando en el Experience Music Project de Seattle, me tocó estar frente a los pantalones que Jimi Hendrix lució en el Festival de Monterey 67. Creo que es lo más cercano que pude estar de Jimi. Allí si que no había cámara que valiera. Aunque en otras áreas sí logré tomar varias fotos.

Un abrazo,

JL

No Tengo Nombre said...

La verd que gran sorpresa verte con un T-shirt de Sid Vicious, ese es un clasico, por donde andara el mio o donde habra terminado...
siempre se aprende algo nuevo, buena nota

Javier Lishner said...

Hola Canalla:

Bueno, cuando me veo la cara en fotos como esa hasta para mí es sorpresa andar con una camiseta de Sid Vicious... jaja. Aunque honestamente sigo creyendo que la actitud va por dentro. Yo nunca fui el rostro del típico rocanrolero.

Ese fue un regalo de una amiga que me obsequió ese y otro más antes de venirme a los Estados Unidos. El otro era verde y tenía estampado el rostro de Robert Smith. Un día, recién llegado, fui a un club nocturno de San Jose. Mientras entraba a los servicios higiénicos alguien me hizo el pare y me ofreció $30.00 o $40.00 por él. Era un fanático de The Cure. Por supuesto que no se lo vendí. Me hubiera quedado desnudo... jaja.

Un abrazo,

JL

Unknown said...

Pues yo sí creo saber algunas de las razones por las que fracasó el Hard Rock Café que estaba en Larcomar:

1. La comida: en un país en el que la comida es buenísima como el Perú, los platos del Hard Rock Café no llamaban la atención de nadie. Los que iban, se pedían una cerveza y se quedaban conversando o mirando los objetos durante horas y luego salían a comerse una Bembos a quince metros en el mismo Larcomar o a cualquiera de los otros restaurantes que hay allí.

2. Los precios: si la comida no es muy buena que digamos los precios deben ser razonables, y el Hard Rock Café cobraba caro (para ser el Perú).

3. La "exclusividad": recuerdo que la primera vez que fui, había quedado con unos patas. Yo entré sin problemas pero a dos de mis patas que llegaron después no los dejaron entrar supuestamente porque había un "evento privado". Ya se imaginarán a que me estoy refiriendo. Menos mal que cada día son menos estas prácticas en Lima. No creo que sea cuestión de la cadena sino del administrador o el encargado de la franquicia.

4. El Hard Rock por lo general es un sitio al cual van turistas o gente que quiere conocer los objetos musiciales. Pero no es un restaurante al cual se vaya muchas veces. Si ya fuiste una vez y conociste las reliquias, es difícil que vuelvas, sobre todo si la comida no es buena y los precios son caros. Y en esa época (fines de los 90s), todavía no había un boom turístico en Lima.

5. La música: si bien pasaban rock, una de las dos veces que fui estaba tocando en vivo una banda de covers bastante comercialona (música tipo Maná). Sin embargo, supe que algunas bandas limeñas sí llegaron a tocar ahí.

Ojalá alguna vez se animen a volver a Lima o mandarse de frente al Cusco que es mucho más cosmopolita. Creo que las condiciones están dadas para que esta vez no fracasen.

Saludos,

Luis said...

Si visite a comienzos del nuevo milenio el local en larcomar,es mas me llevaron unos amigos a celebrar mi cumpleaños,luego fui en otra ocasion con ni esposa y el local si te impresionaba,tengo algunas fotos,pero tambien pienso que otras de las razones por lo que no funciono es que la mayoria de la gente en esa epoca ya no se conectaba con el rock como quiza lo fue en los 80,en ese momento la cumbia ya estaba acaparando el gusto de la gente,asi como los ritmos latinos.En cambio con una idea similar a la de Hard Rock en Lima aparecieron los restaurants deportivos donde esncuentras camisetas de diferentes equipos del mundo,asi com chimpunes de futbolistas famosos,fotos de difrentes deportistas,etc,es mas hoy abundan varios de ese tipo en diferentes puntos de la capital y en donde no solo comes bien,tomas bien,te atienden bien si no que de paso ves los diferntes espectaculos deportivos como basket,box,voley,autos,pero sobre todo el futbol,justo en uno de ellos vi el clasico final(Pucha Javier que piña somos)
Luis de jesus maria

Javier Lishner said...

Hola Alfredo:

Tienen mucho sentido tus razones del fracaso empresarial del Hard Rock Café en Lima.

Lo que cuentas que sucedió en el punto 3, si que me incomoda. Me imagino que tanto como les debe haber incomodado a tí y a tus amigos. Ese tipo de prácticas se deberían hacer saber inmediatamente con la cabeza. Y no de allá sino en Orlando, Florida, donde quedan sus oficinas centrales. En fin.

Como bien dices, ojalá que algún día se les ocurra volver al Perú.

Saludos,

JL

Javier Lishner said...

Hola Luis:

No sabía que en Lima pululaban esos restaurantes con artículos deportivos en las paredes.

Creo que es exactamente la idea del Hard Rock Café. Mostrar piezas de colección a los comensales.

Un abrazo,

JL