ISABELLA'S, SOUTH AMERICAN CUISINE
Nos hubiera gustado saber la razón por la que un restaurante peruano tuviera que colocar South American Cuisine en la presentación de su menú, cuando todo lo que ofrece son platos de la cocina típica del Perú, la tierra de su dueño. Así, a simple vista, se entiende como una cuestión de marketing un poco jalada de los cabellos. Aunque está claro que la decisión es enteramente de ellos.
A diferencia de la última vez que nos presentamos allí, en la Winchester Boulevard de San Jose, esta vez no tuvimos en pantalla a la Juventus y el Palermo sino que a José Feliciano, el exitoso artista portorriqueño. En un ambiente tranquilo, Feliciano cantaba su variado repertorio. Pudimos escuchar algunos de los mejores covers que ha hecho durante su larga carrera. Canciones de los Beatles y los Doors, por ejemplo.
Entonces se nos acercó Carolina, la mesera. Nos ofreció la infaltable canchita como para comenzar la faena que, siendo pasadas las dos de la tarde, parecía que iba a ser interminable. Con la canchita llegó una porción de ají verde, ese que da sabor y no pica tanto como el rocoto. Así, con eso en frente, pedimos la carta. De paso nos ofreció el lunch special. Que yo recuerde, antes no existía esa opción. Preguntamos en qué consistía el lunch special. La mesera respondió que en un plato de fondo y un vaso de refresco. Las opciones de ayer fueron arroz con pollo y adobo [carne de cerdo]. Preguntamos si el adobo traía arroz blanco que, en la cocina peruana, es parte infaltable de la decoración... Dijo que no solo llevaba arroz blanco sino también papa, otro producto peruano casi infaltable en nuestras comidas. Me tocó pedir el adobo.
Pensando que el anunciado lunch special sería ligero, por el precio del mismo, pedimos además una entrada. Esta vez, a diferencia de la anterior, ordené un ceviche de pescado [la otra vez fueron anticuchos]. La gracia estaba casi al comienzo de la carta y el precio era de $13.95, nada menos. Aunque, por otro lado, el precio del lunch special nos pareció módico: $6.95, incluido el vaso de refresco.
A unos metros de nuestra mesa, había otra ocupada por una señora y un niño, y una tercera con dos señoras. Al fondo, una mesa doble con un grupo de unos diez jóvenes que parecían de ascendencia asiática, los que no cesaban de ordenar. Carolina nos ofreció jugo de piña y de maracuyá. Decidimos por este último, que por estos lares es conocido como passion fruit.
Terminado el ceviche -al que le agregamos un poco de aji verde y limón-, comenzamos con el adobo. La papa parecía parte de un pastel, de esos que hacían en casa, en tanto que el adobo se presentaba exquisito. El arroz dejó de ser adorno y formó parte del almuerzo que merecíamos desde hacía tiempo. Fue como el preámbulo al máximo galardón que el peruano Mario Vargas Llosa ganaría unas horas más tarde: el Premio Nobel de Literatura.
Así, casi terminada la velada, no pudimos más con el postre. Habíamos quedamos satisfechos, mientras leíamos que el próximo jueves 14 el local ha organizado una reunión de tango, la que ha llamado Tango Dinner. Es posible entonces que esa noche haya bifes y chimichurri al por mayor. Pero no preguntamos. Solo tomamos las fotos, y el último sorbito del refresco de maracuyá. Estuvo buenazo. Ya era mucho. (FOTOS: Javier Lishner).
Javier Lishner
Santa Clara, California
7 de octubre de 2010
Javier Lishner
Santa Clara, California
7 de octubre de 2010
NOTA RELACIONADA:
- ISABELLA'S RESTAURANT, Fine Cuisine
2 comments:
El gusano tambien ataca a la comida
jajajajaja. Buena Duda! Hasta la próxima.
Saludos,
JL
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