Dicen que la historia oficial de The Tubes se inició en 1973 cuando telonearon a los New York Dolls en el Matrix, a Iggy Pop en el Bimbo's y a Led Zeppelin en el Kezar Stadium, en San Francisco. No obstante, desde finales de los sesenta, la base del grupo había estado haciendo sus pinitos en Phoenix, Arizona. El 69 viajaron al norte de California y allí comenzaron a planificar su primera placa discográfica, la que aparecería recién en 1975. Fue producida por Al Kooper, el genio que ya tenía entre sus créditos a los Blood, Sweat & Tears y Bob Dylan.
Llegamos al evento de esa noche con The Tubes, comenzado el show. Lo que sabíamos del conjunto era que su espectáculo llegaba con escenas de índole teatral y que desde sus inicios fue una de esas bandas muy queridas en el norte de California. Además de su ochentero éxito, "She's A Beauty", claro está. Ahora, The Tubes -que alguna vez fue amplio en cantidad de integrantes- cuenta únicamente con cinco.
Volvíamos a The Catalyst luego de cuatro años, cuando fuimos a ver a Chris Robinson -vocalista de los Black Crowes- en uno de sus proyectos solistas. El espectáculo de The Tubes incluyó sus más populares canciones, las que conocen, primordialmente, quienes son seguidores de la banda. Porque The Tubes, es lo que se conoce como "una banda de culto". Es cierto que entre el 75 y 85 tuvieron su cuarto de hora de fama pero, por alguna extraña razón, nunca llegaron al nivel (de popularidad) de otros contemporáneos. Como Starship, por ejemplo.
Pudimos escuchar, entre otras, "White Punks on Dope", "What Do You Want from Life?", "Don't Touch Me There", "Sushi Girl" y, por supuesto, su radiable, archiconocido y antes mencionado tema de 1983, cuando aún estaba Vince Welnick en los teclados, quien luego pasó a the Grateful Dead, y quien falleció en 2006. Casi cada dos números, su vocalista, Fee Waybill, cambiaba de atuendo para hacer sus parodias y joda, acorde con las letras de sus canciones. Creo no ser injusto si digo que, amén de Peter Gabriel (en su era Genesis) por un lado y, Alice Cooper, por el otro, no debe haber otra puesta en escena -de rock- como la que vimos el sábado último con Waybill y su Corte. Esa noche, el baterista se lució durante cada beat y, Roger Steen, en la viola y coros no dejó espacio para pasar desapercibido. Al otro lado del escenario, Rick Anderson, el bajista original, apareció como antaño, con saco, corbata y sobrero. Durante la segunda mitad del show, Steen produjo un solo de guitarra, de esos que no escuchábamos hacía mucho tiempo. Hubo rock, hubo soul (con una parodia a James Brown y a otros de la Motown), y hasta un poco de glam. Todo muy bien dosificado, que fue una de sus características durante los años maravillosos. Para el final dejaron "Mondo Bondage".
Fee Waybill. El vocalista de la banda nos dejó un recuerdo.
Y, al igual que nos sucedió la última vez con Chris Robinson, nos dimos tiempo para extenderle la mano a algunos integrantes de la banda, entre ellos a Fee Waybill. La accesibilidad, según nos dijeron, fue otra de las características que siempre tuvieron. Buen show, con mucha sátira y participación del público, incluyendo a dos femmes fatales que subieron al escenario para acompañar a Waybill en "Don't Touch Me There". Y, él, las tocó, a cambio de lo que le tocaron a él. Definitivamente, un espectáculo para adultos.
Javier Lishner
Santa Cruz, California
18 de marzo de 2007
2 comments:
Parece algo muy especial, y muy buena foto la de Gabriel ;) saludos.
Dardo:
Fue un show al que acudí por curiosidad. Fue satisfactorio.
En cuanto a la foto de Gabriel (que mañana será cambiada, pues el SNAP SHOT DE LA SEMANA lo rotamos semanalmente), es de un póster central de la extraordinaria revista alemana Pop, de mediados de los setenta.
Un abrazo,
JL
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