COSAS DE LA VIDA: Recordando a Diana García
Sigo convencido de que llegué a la radio debido a que la Frecuencia Fina de América se llevó de Radio Miraflores a la tan prestigiosa Diana García. Era 1980 y, de manos de Diana, también se fueron, el locutor Speedy González y, los operadores técnicos Raúl Rosales y Chepito Ríos; estos dos últimos, nombres con los que, junto al de Diana, yo había crecido escuchando la radio.
Junto a la inolvidable propulsora del rock por excelencia, Diana García de Palacios, el 13 de agosto de 1993, luego de un especial radial de dos horas dedicado al festival de Woodstock 69. (FOTO: Víctor Becerra/Archivo Perú Rock).
Ricardo Palma, no solo era el nombre del tradicionista peruano del siglo 19 sino también era el dueño de Radio Miraflores, popular emisora enquistada en la calle Alcanfores. Fue él, Buby, como muchos lo llamaban, el que le encargó a Enrique Llamosas, uno de sus experimentados locutores, a dirigir un concurso de Nuevas Voces para cubrir los espacios que habían quedado vacíos. La voz promocional de Pedrito Roncallo, otra institución de la radio, fue la que una noche me motivó a inscribirme en aquel evento en el que participamos 492 individuos y del cual fui uno de los felices ganadores. De aquella competencia se recuerdan nombres como los de Dennis Alberto Contreras (a) Randy Calandra, Henry Venegas y Jorge Muñiz, quien actualmente hace cine en Toronto. También estuvieron hasta la fase final, la (tempranamente) desaparecida Vicky Obregón, y el posterior congresista Gustavo Pacheco.
Pero no fue hasta 1983 en que, durante mi primera crisis con Palma, llegué a las instalaciones de la FM de América para conocer personalmente a Diana, a quien había visto solo una vez, en el entierro de la señora Nélida Cancino, madre adorada de Johnny López, mi colega y amigo. Me quejé con Diana de Buby y solo recuerdo una frase que me impactó: "El corazón de la radio no era tan grande como nosotros pensábamos", literalmente me dijo, en directa alusión al popular slogan de "la radio chiquita de corazón grande". De ahí nació una relación. Al poco tiempo yo ingresaba al elenco de Radio Panamericana, instalada a poco más de una cuadra desde donde Diana salía al aire en los 94.1 del dial. Asumí la conducción de Buenos días, día -de lunes a viernes desde las siete de la mañana-, y la responsabilidad en el Departamento de Programación, trabajo que también había desempeñado hasta mi último día en Radio Miraflores.
A fines de 1985 llegó mi salida de la emisora de Mariano Carranza (Radio Panamericana), por la culpa de un chupamedias. Al día siguiente, Sammy Sadovnik, en el mayor acto de lealtad que jamás experimenté, y en claro apoyo a mi integridad, presentó su carta de renuncia. Una semana más tarde, ambos, iniciábamos Instantes (y luego Perú Rock) de vuelta en Radio Miraflores, la estación que nos había visto comenzar nuestras respectivas carreras. Luego, tomaríamos el mando de la programación de manos de David Lemor, a quien no mucho tiempo antes habíamos recomendado en la emisora. En tanto, Diana, seguía en América, radio y TV.
El "paquetazo" del gobierno de Alan García, en septiembre de 1988, me hizo alejar de R.M. por segunda vez. Sammy, para ese entonces, ya había partido para hacer televisión, bajo la dirección del maestro Pablo de Madalengoitia, en un programa llamado Agenda Personal, al que ambos fuimos originalmente invitados. Yo, siguiendo los consejos de mis socios de aquel momento, desistí de esa oportunidad. Eran los tiempos de mis socios de aquel momento, CATS Producciones, y de las giras con los artistas nacionales. Tras dos meses de constantes reuniones con Canal 13 (a través de Sonia Freundt), Branny Zavala, el mandamás de la empresa, me ofreció Mirando la Radio. Después de casi un año de (muy) gratas experiencias en el canal de Pueblo Libre, pero también de (contínuos) cambios en la programación, decidí alejarme de la pantalla chica. Al mes siguiente, una llamada del productor Fernando Guille cambió mis planes, y empecé -como nunca antes- a gritar diariamente (en horario estelar). Sucedía en los sets de Panamericana Televisión. Después de casi un año, el elenco empezó a ir en aumento, y nuestros minutos en pantalla en el sentido contrario. Presenté mi renuncia y me fui a recluir a la casa de la calle Marconi. Un mes después, por gestión de Gastón Medina, me contrató Radio Efextos FM de Ica y, durante seis meses, me fui como Director a la ciudad de las tejas. Esa fue otra grata experiencia. Tuve constantes visitas de artistas nacionales como Julio Andrade, Mónica Gamarra, Rocky Belmonte, Toño Vega, el grupo S.O.S., y otros más.
Con Diana, Hugo Salazar y Alex Guadalupe, en marzo de 1994. (FOTO: Luis Guadalupe).Cumplido el contrato, tras dejar encaminada la radio iqueña, regresé a Lima y, sin si quiera imaginarlo, pasé la peor época de mi carrera. Nadie me recordaba. Solo Chabela, la dueña del puesto de periódicos de la esquina, y, Poma, el chofer del ex-presidente Morales-Bermúdez -vecino de la acera de enfrente-, seguían siendo fieles aliados sin saber que mi procesión iba por dentro.Un buen día de abril de 1992, luego de reunirme con Sammy Sadovnik en América Televisión, me encontré en los pasillos con Diana. Me invitó a tomar un café, y, mientras caminábamos, siempre llamándome Javiercito, me preguntó si quería volver a Radio Miraflores. Le dije que no. En realidad, que no sabía. Sería la tercera vez que regresaría a trabajar con Buby, y, en esta ocasión, también con sus hijos. Ella había regresado a la radio de sus grandes éxitos, y estaba muy ilusionada. Había vuelto con Tú, yo y mis discos, y Memories (de 5 a 7 p.m.). Una semana después, volvió a comunicarse conmigo y me insistió a que volviera. Yo lo necesitaba en todo el sentido de la palabra, pero no quería hacérselo notar a ella y, menos, a su Director-Gerente. Dos días más tarde, recibí la llamada del ingeniero Palma ofreciéndome un espacio. Conversamos y me metí como un tubo en la programación. Diana me había hecho un milagro.Era una nueva década. De inmediato, Johnny López, mi amigo y colega, me ofreció la sociedad en Talentvs, una institución artístico-educativa, la cual también acepté. Trabajé los dos últimos años de mi vida en Perú, entre Talentvs y la radio que me vió crecer, y a la que, a decir de la última grabación, dejé con cuatro auspiciadores. El 20 de abril de 1994 junto a Diana y Armando (su esposo), y a Hugo Salazar, fui a ver al dúo America en El Muelle Uno. Sin saberlo, ese sería mi último concierto en el Perú.La primera semana de junio, cuando me preparaba para venir a Estados Unidos, y antes de despedirme de la audiencia y compañeros de radio a través de El Gusano Eléctrico -nombre del programa que conducía-, en la casa de Diana, con Armando (su esposo), Lucho Guadalupe y su hermano Alex, y el mismo Hugo, se realizó la última de mis despedidas. Terminamos al día siguiente. Allí, oliendo a amanecida, le regalé a Diana el afranelado e inmenso gusano que siempre tuve en mi oficina de la Asociación Talentvs y que, alguna vez, una alumna me había obsequiado. Grande fue mi sorpresa cuando al año siguiente, luego de asistir a la operación de cuatro marcapasos a mi padre, la visité en su casa de Las Amapolas. Era julio de 1995. En una repisa, estaba el gusano. Fue la última vez que lo vi.En dos semanas mi padre cumplirá 81 años y, hoy, Diana se nos fue para siempre. Cosas de la vida.Javier LishnerSan Jose, California8 de junio del 2003NOTAS RELACIONADAS: